Cementerio de deidades

CAPÍTULO DIECIOCHO

¡Ultimo capítulo! Mañana publico el epílogo <3

El sol comenzaba a salir por el horizonte cuando llegaron al bosque que los recibió contento, no hizo falta verlos para que Marlon y Arlon supieran que Arica había regresado. Las energías que los árboles transmitían cambiaron radicalmente y el ambiente triste que había reinado desde su marcha, se alejó para dejar paso a una profunda tranquilidad.

 

Aunque eso era todo menos lo que se acercaba.

 

Rixton y su ejército de hombres armados que iban a recuperar —lo que ingenuamente— creían era suyo, les pisaban los talones.

 

Los cambiaformas habían llegado cansados con sus extremidades entumecidas de correr durante tantas horas, algunos de ellos estaban heridos de gravedad por impactos de bala que habían sido dirigidos a ellos cuando escapaban por órdenes de Arica, que se había negada a actuar con una violencia innecesaria, mientras que otros solo tenían heridas superficiales.

 

El lugar era un completo caos, muchos gritaban enfadados con Arica.

Un grupo quiso regresar y cobrar venganza por lo que les habían hecho, cada vez que se acercaban a una zona poblada de humanos su deseo de muerte salió a flote y Arica debió controlarlos en varias ocasiones.

Pero ella no estaba dispuesta a permitir que eso ocurriera, sabía que el alma de muchos de los suyos se había oscurecido y que eran un peligro no solo para los humanos sino también  para aquellos que habitaban en ese bosque y estaban bajo a su cuidado.

 

Sabía que el momento había llegado, aquello de lo que tanto había hablado con Diosa en el último tiempo, en encuentros secretos, estaba por suceder. Su misión final estaba por ocurrir.

 

Ferran la encerró entre sus brazos dándole un fuerte abrazo mezclado con lágrimas de felicidad, emocionado de ver a su mejor amiga otra vez.

Ronan se acercó tímidamente a su amada, anhelante también de un abrazo pero su intención se vio interrumpida cuando el mal ingresó al bosque sin problemas.

 

—¡Detrás de mí todos! —la voz de Arica se había escuchado por todo el lugar.

 

Nadie dudó en acatar sus órdenes, el respeto hacia ella en los habitantes del bosque seguía tan intacto como la última vez que los había visto. En el momento en que todos estaban detrás de ella, de entre los árboles emergió ese hombre que tanto mal había causado junto a sus hombres.

 

Arica sintió la situación similar a aquella vez hacía muchos años, donde en el mismo lugar arrebato su primera vida.

Rixton no estaba dispuesto a conversar y mataría al que sea necesario para tener a su preciado tesoro de vuelta. Levantó su arma y apuntó al pecho de la peliblanca siendo seguido por sus hombres, en ese momento sintió que todo iba en cámara lenta, giró  su rostro viendo detrás de ella y fue como si el bosque lo supiera.

 Su momento había llegado.

 

Quizás fue por casualidad, pero todos se encontraban ahí.

Ruh, Pascal, Teodoro, Ferran que sostenía entre sus brazos fuertemente a Heda, todos los pequeños diablillos que vivían escondidos entre los árboles, las guerreras y Ronan, que asustado protegía a Danna con su cuerpo.

Todos estaban ahí, toda esa familia que había construido a lo largo de los años incluyendo a los nuevos integrantes.

Su corazón se aceleró cuando vio por primera vez a su hermano y sintió una inmensa paz cuando no tuvo dudas de que él era el indicado.

 

Un alma libre de maldad y llena de paz.

 

Incluso sintió junto a ella la presencia de Diosa y con una última sonrisa a su amado, dirigió nuevamente su mirada cargada de lágrimas a los hombres que la apuntaban.

Reunió  valor y con una última al cielo manchado  de los colores del amanecer, dejó fluir todo su poder. Nadie en el lugar pudo evitar sentir la oleada de poder que salió despedida de ella ni mucho menos ignorar la luz que emanaba del pequeño cuerpo que en ese momento los protegía.

 

Su misión siempre fue eliminar a toda alma manchada de oscuridad que estuviera en el bosque por lo que cientos de vidas se perdieron, incluso la de algunos cambiaformas que habían permitido ingresar la maldad y se apoderara de ellos. 

 

Cuando la luz se disipó, la confusión  se esparció por el lugar y murmullos se empezaron a oír, pero esto se vio interrumpido y opacado por el grito devastador de un alma en pena que ahora veía el cuerpo de su amor tendido en el suelo.

El lugar estaba lleno de cadáveres pero entre ellos resaltaba el cuerpo de una joven muchacha de cabellos blancos que parecía estar durmiendo. Ronan corrió a su encuentro y la acunó entre sus brazos, las lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras audibles sollozos se oían por parte de la comunidad.

 

—Mi amor...no...—palabras intangibles salían de su boca, su corazón estaba destrozado y no podría jamás ser sanado.

 

Arica había muerto protegiendo a los suyos, cumpliendo su misión exitosamente dejando ahora, a su hermano a cargo. Le dolió no poder conocerlo, ni poder decirle a Ruh cuánto la quería y no poder tener una larga vida junto a Ronan, a pesar de todo esto su rostro reflejaba una sonrisa.




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