Cenicienta y los 3 Caballeros

CAPÍTULO 3 -"La Zapatilla"

Les mentiría si les dijera que mi corazón no estaba acelerado. Iba de la mano con un chico que aunque era algo molesto, se veía de buen corazón. Yo andaba un hermoso vestido de color azul, jamás pensé que eso pasaría, pues aunque era una farsa me sentí por primera vez como una princesa, el lugar era muy lindo, había una gran piscina y frente a ella se veía  la vista de toda la ciudad. 

-Cole... ¿qué es aquí? 

-Aquí es la Casa Común, aquí hacemos siempre fiestas, pero siempre está desocupada. ¿Te gusta? 

- ¡Sí!, me encanta la vista y aquí se pueden ver las estrellas. Le apreté la mano sin querer y se la solté. No me había dado cuenta que todo este rato veníamos caminando de la mano.

-Perdona... yo... no recordaba que  te tenía de la mano. Me sonrojé. El se detuvo y sonrió, me extendió la mano

-Ya vamos a entrar así que es mejor que sigamos así. Le salió una sonrisa muy dulce.

Pasamos por un gran parqueo que parecía privado, ya que habían pocos coches, en el centro una fuente tirando agua lo adornaba , de pronto un ruido muy fuerte se escuchaba cada vez más cerca, era un coche a toda velocidad que se aproximaba hacia nosotros. Cole se detuvo, entrecerré los ojos  y entonces recordé aquel día en el semáforo, era el mismo convertible blanco que me había bañado de tierra y agua era ese. No podía creerlo, apreté el puño y abrí los ojos como dos bellotas grandes para ver quién era, entonces pasó, abrió la puerta y se bajó un chico bien alto, de cabello castaño y ojos color miel en un esmoquin blanco, con cara de arrogante y presumido.  Pasó frente a nosotros y me miró de reojo. 

-¡Así que ella es tu coartada!. Le dijo a Cole mientras caminaba hacia la puerta.

-¡Ella es mi novia!.

Mía... ¡les dije que tenía novia Shawn!.   El chico se detuvo sin decir nada y nos dejó pasar ,el me siguió con la mirada, quería decirle que desde que me había bañado en tierra muchas cosas me habían pasado, quería tirarlo contra el suelo y llenarle de tierra ese estúpido esmoquin blanco, por su culpa yo estaba ahí, haciéndome pasar por la novia de un chico, cuando nunca en mi vida he tenido o he... besado.

Pensé de todo, hasta que entramos a un gran salón, había un piano y muchas mesas decoradas con manteles largos y dorados, una mesa larga a un lado con comidas que jamás en la vida había probado, el lugar estaba lleno de gente que lo saludaba y chicas que me miraban. Al fondo una señora muy elegante hablaba con otras mas. El me llevaba hacia ahí y yo sentía mis pies pesados, sentía que me arrastraba hacia ese lugar y él lo había notado, me miró.

-¡Tienes la cara roja, Mía. Tranquila, todo va a salir bien!.

Sé que su intención era tranquilizarme pero yo estaba que me volvía loca, iba directo donde esa mujer de clase alta a decirle que yo, una simple pueblerina era la novia de su hijo, cuando pasó, pasó justo lo peor que me podría haber pasado. Ví a Noah Centineo en la mesa de la par, con unos señores conversando, y me detuve de golpe. Traté de soltarme de su mano.

-¿Qué pasa Mía?

-¿Que qué pasa? ¿ese tipo de ahí quién es? ¿qué hace aquí?

- ¿Noah? él es mi primo y no sé que hace aquí, nadie debería de invitarlo.

- ¿Mi Primo dijiste? me quede paralizada.

Osea él es uno de los 3 caballeros? De pronto el sonido de la música, los pasos de mis sandalias y las risas de la gente dejaron de sonar en mis oídos, Cole estaba viéndome y me hablaba pero yo ya no lo escuchaba, me quedé quieta, no podía ni pensar. Solo podía ver a Noah soltando una carcajada con ellos, cuando de pronto aquella mujer se acercó hacia nosotros, elegante y prepotente, con una mirada de frívola mientras sostenía un vaso largo y puntiagudo de champagne.

-¡Mía!, ¡Mía!...

- ¡MIA! me gritó Cole, aclarando su garganta, ella es mi abuela la señor Goldman. 

Mis oídos volvieron en sí.

- Sí, si disculpe, Si soy yo, mucho gusto. Contesté sin haber puesto atención. La señora me miraba disgustada. 

-¡Así que estás saliendo con mi nieto!, desde hace cuánto?

- ¡Eh... yo... sí... hace tres meses!

-¡Seis meses!, dijo Cole.

-¡Sí, seis, dije!         -Tres meses! replicó Cole

Le apreté la mano. Tres disculpe, es que a Cole se le va el tiempo volando cuando estamos juntos!.  Tonta, tonta, y mil veces tonta me decía a mí misma mientras ella nos miraba confundida

- ¿Estudias jovencita?

- Por el momento no, ya terminé mis estudios y justo hoy apliqué a la Universidad Green State, pienso graduarme en Psicología y tener mi propio consultorio. Ella me sonrió, le alegró mi respuesta, pensé.

- Green State es una Universidad muy cara, dime... ¿de qué familia eres? Nunca te he visto con nadie que conozca.




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