Cenicienta y los 3 Caballeros

CAPÍTULO 4 -"Sin Casa, Sin Futuro y La Propuesta "

No debí de haber ido a ese lugar, no debí de haber aceptado la propuesta de Cole, necesito llegar a mi casa y pronto, antes de que mi tía me vea con esta ropa. Me quité la única zapatilla que tenía, ironía, esto es todo menos un cuento de hadas. Abrí la puerta despacio sin hacer ruido, y caminé de puntillas hacia el ático.

- ¡Así que andabas en una fiesta!- Me dijo mi tía quien estaba sentada en mi cama, envuelta en una sábana de seda que mi padre le había regalado.- ¿ A quién le robaste esa ropa que andas?- Se puso de pie y se acercó a examinarla.

- ¡Quítatela!, y se lo das a Ely, esa ropa no va contigo, niña fea! Me jaló el vestido con fuerza para quitármelo.

-¡Quita tus manos de encima mío, ya no voy a tolerar más tus humillaciones! Le grité mientras la ira le crecía en sus ojos.

- ¿Cómo dijiste? ¡Como se te ocurre hablarme así!, si yo te he criado y te he dado un techo donde vivir.

- ¿Un techo? Me sacaste de mi habitación para dársela a mi hermanastra y me mandaste a vivir aquí, al ático, como cual rata de caño.

-¡Malagradecida!- Me levantó la mano en el aire y me quité.

-¡Ni siquiera eres hija de tu padre!, él te recogió por lástima y pena, EL NO ES TU PADRE.

- ¿De qué estás hablando? el es mi padre y me ama.

- ¿A sí? y ¿porque nunca te llama para ver cómo estas? jajaja! es obvio que no le interesas en lo más mínimo porque él sabe que no es tu padre. - Me dijo mientras me tiraba la puerta y me dejaba con la palabra en la boca. Aquellas palabras habían sonado en mi cabeza por varias horas, y si ¿no es mi padre? y si ¿no me ama? Ella tenía razón, el siempre que llamaba no quería hablar conmigo.

-No quiero estar aquí ni un minuto más, me he decidido. Tomé mi maleta y empecé a empacar para irme. Saqué lo más importante y salí de ahí. Tomé dirección hacia la casa de Caroline, intenté llamarla varias veces pero el teléfono sonaba ocupado.

-Es tarde ya! son más de las 2 a.m... Me fui al parque y me quedé ahí.

-Ring ring!... Suena mi teléfono el cual contesto rápidamente.

Caroline...

- ¿Mía que pasa? ¿estás bien?

- Me fui de casa, estoy en el parque cerca de tu apartamento pero no contestabas.

-Oh Mía, ven entra, yo te abro el portón.

Al llegar a su casa ahí estaba Caroline, ella siempre ha sido mi amiga de toda la vida, con la que he compartido muchas cosas desde pequeñas, la abracé fuertemente y ella me abrazó también.

-Entra Mia, o te vas a resfriar.

A la mañana siguiente, la luz del sol entraba por la ventana, abrí los ojos y vi que estaba en otra casa, recordé mi mala noche, Caroline entró.

- ¡Ya despertaste!, toma un poco de café para que te levante el ánimo.

Desayunamos mientras entre lágrimas le contaba todo lo que me había pasado.

-Tranquila Mia, ya resolveremos esto, puedes quedarte todo lo que necesites aquí.

Pasaron dos semanas desde aquel día, donde me levantaba, limpiaba la casa y ayudaba a Caroline en lo que podía.

- Salí a comprar la comida con mis ahorros, después de todo tenía que aportar mientras pudiera.

* *

¡Hola señor!, disculpe que lo moleste, necesito la dirección de una de sus empleadas.

- Hola caballero, ¿de quién sería?

- Si no me equivoco ... ¿se llama Mía?

¡Mía dejó de trabajar conmigo desde hace un tiempo, disculpe no tengo ningún dato de ella!.

-¡Hola!, disculpe, usted está buscando a Mía?

¡Si!, ¿tu la conoces?

¡Sí!, me llamo Caroline, Mía es mi mejor amiga, ¿de donde la conoce usted?

- Soy empleado de la señora Goldman, me ha enviado para ofrecerle un empleo a la señorita Mía, me parece que le ha dado una buena impresión el día de la fiesta y desea hablar con ella.

-Mhmm, la fiesta, sí, Mía me contó, bueno no sé si ella desee pero le voy a dar la dirección de mi apartamento, y que ella decida.

* *

-Que triste es mi vida, no tengo casa, ni futuro, necesito encontrar empleo y pronto. Murmuré mientras tomaba un periódico en el mercado y me puse a revisar los anuncios de regreso al apartamento. - Empleos de medio tiempo para personas con experiencia.

-¡Y yo no la tengo!.

-Disculpe, ¿es usted Mía?. De pronto un hombre alto y delgado, con unos años de mas se me puso al frente.

-¡Hola!, sí, soy Mia, ¿quién es usted?

- Mucho gusto, me llamo Gustaf, soy el mayordomo de la casa de la señora Goldman. Tu amiga Caroline me dio la dirección.

- ¡Ah!, Goldman, bueno no sé que quiere pero no me interesa, se puede ir.




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