William Pov's
Me sentía tan bien que no quería que esta sensación desapareciera, pero justo en ese momento abrí los ojos por el ruido que viene de mi celular.
—¿Dónde lo deje?
Levante mi cuerpo y la sábana resbalo, la mitad de mi cuerpo desnudo estaba a la vista, y de inmediato recordé todo.
Miré hacia mi lado y sonreí cuando encontré a Mara dormida profundamente.
Me acerque y la mire como si fuera una joya de gran valor, con la yema de mis dedos toque su rostro delicadamente.
Ella hizo algunas expresiones, pero no se despertó. Lleve hacia atrás una parte de su cabello dejando al descubierto su hombro.
Algunas escenas de lo ocurrido pasaron por mi mente y comencé a sentirme avergonzado. Lleve mi mirada hacia mi cuerpo y logre ver algunas marcas, mire su espalda y ella también tenía marcas.
Tapé un momento mi cara con una de mis manos y tuve que resistir el retorcerme de la emoción.
Fue maravilloso.
Nunca pensé que podría volver a sentirme de estás manera. Ya no me queda duda, Mara nació para estar conmigo.
¿Sera demasiado pronto para proponerle matrimonio?
Cuando pensé lo anterior, la cara de Davet apareció en mi mente. Rápidamente entendí que no debo apresurarme.
Aun es un niño y debo de ser paciente.
Hice una mueca y volví a acercarme a Mara, jugué un rato con los mechones de su cabello y disfruté de la vista.
—Mmm.
Mara se giró de lado y sus ojos se abrieron poco a poco, luego los tallo y se estiro haciendo que la sabana revelara un poco de su pecho.
Tragué saliva y miré hacia su cara.
—Buenos días.
Mara me miro unos segundos y termino sonriendo. Era la sonrisa más tierna del mundo.
—Buenos días.
Ah, contrólate Will, debe de estar agotada. Piensa en el trabajo o en las abejas, que se yo.
Mara noto mi extraño comportamiento y como si adivinara me miro de manera perversa y dijo:
—Pervertido.
Rei sarcásticamente y ella levanto su cuerpo sosteniendo la sabana para no dejar a la vista su cuerpo desnudo.
Eso es injusto.
—¿Qué hora es?
Mire por la habitación y mi celular estaba demasiado cerca, solo estire la mano y lo tome.
—Son las 9 de la mañana.
—Oh, mi primer paciente llega a medio día, así que tengo algo de tiempo. Y tú ¿No vas tarde?
—...Un poco.
Mara me miro con una ceja levantada y luego suspiro.
—Bien, quiero darme un baño. ¿Dónde puedo hacerlo?
—Ah, es en la...
—Ni lo piensen.
Sabría que diría eso, aun así, la mire e hice una expresión inocente.
—Por favor.... Mara...
Insistí por un buen rato hasta que ella acepto. Tomé mi ropa interior y me la puse, fui al baño y comencé a llenar la tina.
Regrese con Mara quien estaba por pararse y la tome en mis brazos lo cual le avergonzó.
—¿Esta bien tu cuerpo? ¿No duele?
—Aun tienes el descaro de preguntar.
Tomo mi nariz y la apretó un poco.
—Te dije que fueras gentil.
—Pero lo fui... Al principio.
Mara siguió regañándome de camino al baño, cuando llegamos la coloque dentro de la tina y cuando baje mi ropa interior ella miro a otro lado avergonzada.
—¿Estas avergonzada? Si este fue el cuerpo que comiste anoche.
—Hip... Ca... Cállate...
Entre a la tina y ella se mantuvo firme en la otra esquina evitando mi mirada.
—¿No quieres estar cerca mío?
No contesto.
—¿No... te gusto?
—N...No es eso, solo... Solo estoy avergonzada.
Que tierna.
—Mara.
Ella giro su mirada lentamente, hasta que hizo contacto conmigo.
—Ven.
Tardo unos segundos, pero avergonzada se movió lentamente hasta que su espalda toco mi pecho.
—No hagas nad... ¡Ahh!
Toque su vientre y ella gimió, aún debe de estar sensible.
—Te estoy diciendo que n... ¡Will!
Bese su cuello y todo su cuerpo se estremeció.
—Mara, te amo.
—No soy tan fa.. Hmmm...
Hice un recorrido de besos desde su cuello hasta su hombro. Entonces lleve mis manos lentamente hacia abajo y su cuerpo respondió automáticamente y separo un poco sus piernas.
—No...
—¿No quieres?
—Estoy cansada...
—Solo un poco, ¿Sí?
—Eres un pervertido.
Siguió resistiéndose unos minutos hasta que logre la victoria y fue la misma Mara quien se giró y me ataco.
Oh pero que linda manera de comenzar el día.
***
—El desayuno está listo.
—Gracias.
Angela dejo los platos de comida frente a nosotros, Mara se movió despacio e hizo unas expresiones de malestar.
—¿Le gustaría una pastilla para el dolor?
Mara se sobresaltó por la pregunta de Angela y yo trate de no reír.
—Si, por favor...
Contesto con su voz avergonzada.
Cuando Angela se retiró, Mara me dio un codazo que me hizo sacar todo el aire.
—Es tu culpa, no puedo creer que me hayas asalto en la ducha.
—¡¿Que?! ¿Yo te asalte? Creo aquí aplica el dicho que dicen en las novelas mexicanas "El ladrón resulto estafado"
Mara miro a otro lado y cogió el tenedor con un poco de comida y se lo llevo a la boca.
—Espera, ¿Novelas mexicanas?
—Ah, eso. Cuando Ela y yo éramos más jóvenes, mirábamos novelas mexicanas para reforzar nuestros estudios de español.
—Hmm, ¿Dio resultado?
—Por supuesto, no sabes la gran cantidad de palabras que aprendí, creo que esas novelas enseñaron más que los 4 años en la escuela de idiomas.
—¿Sabes otros idiomas?
—Claro, debido a quién es mi padre, me vi forzada a aprender idiomas. Se español, Italiano, Japones y un poco de Ruso.
—Sorprendente.
—Por su parte, Ela estudio Coreano, Francés y claro, Español.