Los días pasaron rápido y ya tenía de vuelta a Davet a mi lado. Por suerte los paparazzi y medios encontraron un escándalo más grande y dejaron de tomarnos atención.
—Mama, la barriga de la mama de Eythan está creciendo. La toque y algo se movió, fue increíble.
Sonreí a Davet quien me contaba emocionado su día en la escuela.
—Alice recogió a Eythan.
Asentí a la respuesta de Jim.
—Bueno, Alice tiene un bebe ahí dentro cariño. Es normal que se mueva, tu también lo hacías mucho cuando estabas aquí dentro.
Expliqué señalando mi vientre.
—Mara gracias por prestarme tu cargador.
Jim deja mi cargador sobre la mesa y se sentó frente a mí. Davet se fue a su habitación para cambiarse de ropa.
—¿Tan rápido cargo?
—No, me llamaron de la oficina, tengo que ir. Algo salió mal y están en problemas.
—Ah, surte.
Jim espero a que Davet volviera y cuando el bajo, se despidió con un abrazo.
—Davet ponte algo cálido. Está comenzando a hacer frio por la noche.
—Mamá, ¿Que son esos papeles de colores?
—Ah, eso es una sorpresa para Alice.
—¿La mama de Eythan?
—Si, sabes que tiene un bebe en la barriga. Pues ya mero se sabrá si será un niño o una niña.
—¿Mamá sabe?
—Si, lo sé. Pero es un secreto que no le pudo contar a nadie.
Davet entendió y tapo su boca con las dos manos, mi bebé corrió hacia el sillón donde se acomodó y se entretuvo con una película.
Una semana, solo falta una semana para la fiesta de revelación de sexo del bebé. Estoy muy nerviosa y lo peor de todo es que aún no se me ocurre nada.
Recargue mi cabeza en la mesa y suspire, así estuve durante unos minutos hasta que el timbre sonó. Me levanté con una gran flojera y abrí la puerta.
De inmediato fui atrapada por unos cómodos brazos y mis labios poco después se ocuparon evitando saludar al invitado no invitado.
—¿Por qué no llamaste?
—Solo vine unos segundos.
Will suspiro y dejo caer suavemente su frente sobre la mía.
—Hace 22 horas que no sabía nada de ti.
—No se puede evitar, tienes mucho trabajo.
Mire su rostro y note las ojeras que se formaron debajo de sus ojos.
—¿No has dormido bien?
—Bueno, la última siesta que tome fue hace 22 horas.
Abrí en par los ojos y suspire.
—¿Al menos has comido algo?
—Si.
—¿Mamá?
Davet se acercó curioso, Will lo saludo y Davet corrió a abrazar sus piernas.
—¡Will!
—Hola Davet.
Acarició su cabeza y Davet lo miro con una gran sonrisa.
Fue sorprendente, pensé que mi hijo estaría más tiempo con la guardia en alto, pero se creó muy rápido una conexión especial entre ellos dos.
Es posible que se debe a la conexión de ambos cuando Davet aún era un bebé. Mi hijo adora a Will, si no hubieran estado separados durante 5 años, tal vez para los ojos de Davet él ya sería su padre.
—Will vamos al parque.
—Sera otro día, hoy solo viene a saludar y ya tengo que volver al trabajo.
Davet hizo una mueca.
—¿O que tal si vienen conmigo y te muestro el lugar donde trabajo?
Fruncí el ceño y la sonrisa volvió al rostro de Davet.
—¡Si quiero!
—Bueno, eso... Tienes trabajo, creó será mejor otro día.
—¡Ah! Vamos mamá...
Ambos me miraron con ojos de cachorro y no puede seguir negándome.
—Bien, iré por mi bolso.
Ambos se dieron una mirada de ganadores y mejor ignore eso ya que en verdad me siento cansada para discutir.
Davet subió emocionado al auto y en el camino me quedé un momento dormida ya que los asientos de verdad son muy cómodos, pero por surte me desperté poco antes de llegar a nuestro destino.
Will y yo bajamos y después Davet quien casi se rompe el cuello al quedarse viendo asombrado por mucho tiempo la altura del edificio frente a sus ojos.
Sinceramente también casi me lastimo el cuello, no importa cuántas veces venga, siempre me sorprendo.
—Vamos.
Tome de la mano a Davet y seguimos a Will dos pasos detrás, pero él se detuvo y cuando llegamos a su lado me tomo de la mano y sonrió.
Entramos al edificio, no había muchas personas, pero las que había nos miraban discretamente.
Caminamos directo al elevador y subimos cuando se abrió.
—Es muy alto.
—Si, lo es.
Cuando llegamos al piso indicado salimos y luego de caminar un poco entramos a su oficina.
—¡Ahhh!
Davet corrió emocionado por todo el lugar y cuando miro hacia el frente sus ojos brillaron intensamente.
—Es igual de curioso que tú.
Miré a Will con una sonrisa y después volví mi mirada a Davet quien ya estaba admirando la vista desde lo más alto del edificio.
—Siento como si volara.
Me acerque y acaricié su cabeza, entonces también mire hacia el frente y me perdí en mis pensamientos un momento.
La puerta se abrió y entro el secretario de Will.
—Davet quieres ir a dar una vuelta por la empresa.
—¿Puedo?
—Si, él es Ernesto, mi secretario. Él te acompañará y explicará todo. También puede llevarte a comer paste de chocolates cuando terminen.
—¡Si quiero!
Davet me miro y asentí. Davet camino y di unos pasos detrás de él, pero me detuvo.
—No mama, iré solo. Esta es mi aventura.
Me sorprendió mucho, pero termine suspirando con una sonrisa.
—Por favor cuídalo mucho.
Le pedí a Ernesto.
—Claro que sí.
Le extendió la mano a Davet y él le tomo la mano después de darle permiso.
—No te separes de él, se un buen niño.
—Si mami.
Salieron de la oficina y me quede mirando un rato la puerta antes de sentir los brazos de Will abrazar mi cintura.
—Estarán bien, uno de mis chicos los seguirá e intervendrá si es necesario.
—Sin ofender, pero tus hombres dan miedo.