Cenizas de amor

Capitulo 30

Mire a Zoe con ojos brillosos y emocionada.

—Podrías dejar de mirarme.

Amplíe mi sonrisa e inclina mi cabeza.

—No puedo.

Zoe suspiró y miro a otro lado.

—Y dime, ¿Desde cuándo son tan cercanos?

Noté como sus hombros se tensaron y no pude evitar reírme.

—¡Deja de búrlate de mí!

Exclamo totalmente avergonzado lo cual me hizo reír a carcajadas.

—Que lindo.

El frunció el ceño y miro a otro lado.

Pocos segundos después regresó Ela, quien estaba en su chequeo diario.

—Perdón por hacerlos esperar.

Ela se sentó en el sillón individual quedando frente a nosotros. De alguna manera sentí un poco amargo el ambiente.

¿Qué sucede?

—¿Como has estado Mara?

Alejé mis pensamientos negativos y sonreí a la pregunta de Ela.

—Todo bien, mi bebe y Will se llevan bien y yo estoy muy ocupada con el trabajo.

—Me alegra escucharlo.

—¿Y tú como estas?

—Estoy bien, aquí es muy tranquilo y me tratan bien.

Ela sonrió y note que en ningún momento vio a Zoe, como si no estuviera presente.

—Pensé que te habías olvidado de mi hace casi un mes que no vienes a visitarme.

Sabía que lo decía de broma, pero aun así me apuré en contestar.

—Perdón que no haya venido en un tiempo, pero de verdad estoy muy ocupada con mis pacientes. Digamos que una pareja que intenta rescatar su matrimonio es la causante de tanto trabajo.

—Oh, es así. ¿Y crees que tiene salvación esa relación?

Mire a Ela en silencio algunos segundos, tal vez tenga curiosidad debido al pasado de sus padres. Ambos hermanos me han contado lo amorosos que eran sus padres años atrás y de repente todo se rompió, pero lamentablemente la vida es así y no todo es para siempre.

—No puedo darte muchos detalles, pero sé que ambos están poniendo de su parte.

Ela sonrió y bebió un poco del té de limón que nos trajeron hace rato.

—Por cierto.

Sonreí y miré alternativamente a Ela y Zoe. Ambos se sonrojaron un poco y hable de manera dulce.

—Ustedes dos se llevan muy bien, me alegra haber sido testigo de su cercanía.

Zoe aclaro la garganta y no dejaba de mover su pierna derecha. Ela bebió más te con la mirada abajo.

—Ambos son tan tiernos.

—¡Ya para!

Volvió a protestar Zoe.

—¿Eh? Pero si estoy de verdad feliz, los dos son una hermosa pareja ¿Cuándo se lo dirán a los demás?

—¡Ya te lo dije! Nosotros...

—No estamos saliendo.

Ambos nos quedamos callados antes las palabras de Ela las cuales sonaban muy serias.

—Nosotros solo somos amigos.

Aparte la mirada de Zoe y mire a Ela quien hablo con la cabeza gacha.

—Ela...

—Lo que viste hace rato, yo fui quien lo beso, pero en realidad lo hice solo jugando.

—... ¿Qué?

Pregunto Zoe con un tono lento.

—El ambiente era bueno así que pensé en jugarte una broma, no te lo tomes tan enserio. Además, te lo dije ¿no? Aquí hay enfermeros muy apuestos, desde hace mucho estoy enamorada de tantos que si dejaras de venir no me daría cuenta.

Me quede con la boca abierta y sin palabras que decir. De hecho, no debería de comentar nada ya que todo eso fue dirigido solo para Zoe.

Lo mire de reojo, y note como tenía sus manos echas puño y sus hombros temblaban. Sin duda alguna, está molesto. Furioso.

—Ah, veo. Entonces está será la última vez que vendré a visitarte.

¡¿Como fue que se volvió el ambiente así?!

—Y no se debe a tus palabras, de hecho, estaré muy ocupado ya que comenzaré a preparar mi tesis, por lo que mi tiempo libre solo lo usaré para dormir. Eso es lo que vine a decirte.

Ela levanto la cabeza y sonrió.

—Bien, te deseo éxito con tu tesis.

Ela llevo de nuevo la taza de té a sus labios y bebió con una expresión serena, como si nada estuviera mal.

Zoe la miro fríamente y se fue echando humos.

—Lo siento Mara, por favor olvida lo que viste y no se lo comentes a nadie. Cómo lo dije solo fue una broma, no quiero crear malentendidos.

—Eh... Ah, sí. No le diré a nadie.

Ela sonrió de nuevo y se levantó de su asiento.

—Tengo que irme, se acerca la hora de juegos. Hoy jugaremos bingo.

Me levanté y me acerqué para darle un abrazo.

—Bien, vendré otro día.

—Si, salúdame a mi hermano.

—Lo hare.

—Gracias.

Ela se marchó, pero podía sentir que no se encontraba bien. La escena de hace unos minutos debe de ser la mayor razón, no entiendo el cómo todo termino de esta manera, ¿Qué fue lo que le hizo decir todo eso?

Ela no es así, pero tampoco puedo presionarla para que me lo cuente.

Suspire.

Le daré su tiempo.

Camine por el pasillo y firme mi salida con el guardia de seguridad de la entrada. Le di una última mirada a la clínica de rehabilitación y me fui con un pesado sentimiento de que fue mi culpa.

Aún deprimida me dirigí a la empresa de Will. Los empleados ya me conocen y son amables saludándome y sonriendo.

A excepción de la mayoría de mujeres que prefieren ignorarme.

—¡Bebe!

La expresión de cansancio de Will fue remplazada por una sonrisa. Cómo siempre, apenas me ve y corre a mí.

No pude evitar reírme un poco al recordar que Davet hace lo mismo.

—Fui a ver Mara.

—Ah, ese pequeño monstro.

Rodé los ojos y le di un leve golpe.

—No le digas así a tu hermana.

—Siempre que la visito se sube sobre mí y me hace un desastre.

—Ella te ama.

—Lo sé, por eso es mi pequeño monstro.

Volvimos a abrazarnos y no pude evitar sentirme mal por no contarle lo que sucedió, pero Ela me lo pidió y además es un asunto de Mara y Zoe, aunque de algún modo siento que también estoy involucrada.

—Me dijiste que querías hablar de algo ¿Qué es?



#3494 en Novela romántica

En el texto hay: romance, drama, mama

Editado: 18.09.2021

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