Cenizas de Cristal

Capitulo 7

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El sol apenas comenzaba a asomar cuando Abril despertó con el peso de la batalla aún clavado en sus huesos. La herida de Mikael era un recordatorio palpable de lo que estaban enfrentando, pero también un motivo más para no rendirse. Mientras se preparaba para el día, una llamada inesperada interrumpió la calma momentánea. La voz al otro lado del teléfono era fría y calculadora.

—Abril, tienes que saber que Solène no es la única amenaza que acecha en las sombras. Hay alguien más, alguien mucho más cerca de ti.

Las palabras cayeron como una daga afilada. Abril apretó el teléfono con fuerza, el sudor frío recorriéndole la espalda.

—¿Quién? —preguntó con voz firme, aunque su corazón latía con fuerza.

—No puedo decírtelo ahora. Pero confía en mí, prepárate para todo.

La llamada terminó, dejándola sola con un mar de dudas y un destino que se complicaba cada vez más.

Miró por la ventana cómo la ciudad comenzaba a despertarse. Las calles parecían igual que siempre, ajenas a la guerra silenciosa que se libraba en sus entrañas. Pero Abril sabía que la calma era solo una máscara; el peligro acechaba en cada esquina, y ahora más que nunca, en su entorno inmediato. Su mente se agitaba mientras intentaba ordenar los pensamientos y las posibles traiciones.

Mikael, a quien le costaba mantenerse quieto y callado, entró con paso firme en la habitación donde ella se encontraba. Su rostro aún llevaba la sombra de la reciente herida, y sus ojos mostraban una mezcla de preocupación y determinación.

—¿Qué pasó? —preguntó, sintiendo que algo en el ambiente era distinto.

Abril negó con la cabeza, tratando de controlar el temblor en su voz.

—Me advirtieron que el peligro no viene solo de Solène. Hay alguien dentro de nuestro círculo, alguien en quien confiamos.

Mikael apretó los dientes y asintió lentamente.

—Eso cambia todo. No podemos confiar en nadie sin pruebas concretas. La paranoia puede ser tan peligrosa como el enemigo.

Ella sabía que tenía razón, pero también sentía que la sombra del traidor crecía cada minuto. Juntos comenzaron a revisar nuevamente sus alianzas, contactos y cualquier detalle que pudiera delatar a quien jugaba en su contra.

Mientras repasaban documentos, mensajes y listas de nombres, Abril no pudo evitar sentir que cada palabra, cada gesto, estaba cargado de un significado oculto. La paranoia empezaba a calar hondo en ella, transformando la desconfianza en un veneno silencioso que corroía sus pensamientos.

—Esto no es solo una guerra de poder —murmuró, sin apartar la mirada de la pantalla—. Es una batalla por nuestras almas.

Mikael la observó con seriedad, comprendiendo la profundidad de sus palabras.

—Y en esta guerra, nadie está a salvo. Ni siquiera nosotros.

El silencio se instaló entre ambos, pesado, hasta que un sonido rompió la calma: la puerta se abrió lentamente y un mensajero dejó un sobre sin hacer ruido. No dijo palabra, solo una mirada rápida y desapareció.

Abril tomó el sobre con manos ligeramente temblorosas, consciente de que dentro de ese sobre había más que papel: había respuestas, o quizá más preguntas. Con un gesto firme, lo abrió y sacó una carta con una firma que le heló la sangre: Éloi.

Las palabras escritas sobre el papel parecían irradiar frío, cada frase estaba impregnada de la obsesión y la oscuridad que definían al hombre más poderoso y peligroso que había conocido.

Éloi Sterling se encontraba en la penumbra de su despacho, la luz tenue de una lámpara apenas iluminaba su rostro frío y decidido. Sus dedos tamborileaban sobre el escritorio mientras recitaba en voz baja, casi como un mantra:

"No entienden lo que hago. No entienden por qué hago lo que hago. No es solo poder, no es solo control... es ella."

Su voz resonaba en su mente mientras recordaba cada instante en que Abril había cruzado su vida. No solo como un amor imposible, sino como la única que podía romperlo o completarlo.

"Abril... mi obsesión, mi tormento, mi razón. Ella es la única que puede romperme o completarme. Y no voy a permitir que nada ni nadie la aleje de mí."

Éloi sabía que la venganza era solo la punta del iceberg. Su amor oscuro y obsesivo era un fuego que consumía cada pensamiento, cada acción.

Que tiemblen los que se interpongan. Que sepan que Éloi Sterling no perdona. Y que la guerra que comenzó... solo terminará cuando ella vuelva a estar a mi lado, donde debe estar.

La habitación se llenó de un silencio pesado, solo roto por la firme determinación de un hombre que no conocía límites.

Abril sintió cómo cada palabra la golpeaba en el pecho, como si la voz misma de Éloi atravesara la distancia que los separaba y se clavara en su corazón. La mezcla de miedo y fascinación la envolvió, recordándole la encrucijada en la que estaba: la línea entre el amor y el odio, la libertad y la prisión.

Mikael, que había permanecido en silencio a su lado, rompió el silencio con voz grave.

—Ahora sabemos con qué estamos lidiando. Éloi no solo busca poder, busca control total... y eso incluye a ti.

Abril lo miró a los ojos, sintiendo una fuerza renovada en su interior. La guerra que tenían por delante era mucho más personal y peligrosa de lo que había imaginado.

—Entonces no puedo permitirme caer. No esta vez.

Mientras afuera la ciudad seguía su curso, ajena a la guerra que consumía a unos pocos, Abril se preparaba para enfrentar a la tormenta que venía. Porque en este juego de sombras, solo los que luchan con el corazón y la mente afilada sobreviven.

Sabía que el enemigo no solo se encontraba en las calles, sino en las grietas más profundas de la confianza humana. Cada decisión, cada movimiento, debía ser calculado al milímetro.

Durante las horas siguientes, ambos repasaron planes, anticipando cada posible ataque, cada traición. Cada llamada y mensaje recibidos eran analizados con lupa, porque ahora la prioridad era sobrevivir y proteger lo poco que les quedaba.




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