Cenizas de Cristal

Capitulo 12

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El amanecer apenas comenzaba a teñir de naranja el horizonte cuando Abril sintió que el mundo a su alrededor se aceleraba sin control. Las noticias sobre la amenaza que se cernía sobre Éloi y su imperio no tardaron en llegar, trayendo consigo una ola de incertidumbre que parecía arrastrar todo a su paso. Esa incertidumbre se filtraba en cada rincón de su mente, haciendo que cada decisión, por pequeña que fuera, adquiriera una carga de responsabilidad insoportable.

El rostro de Abril mostraba la mezcla de fuerza y vulnerabilidad que la caracterizaba. Sabía que el peligro no era solo externo, sino también interno: la lucha constante entre el deseo de proteger lo que amaba y el miedo a perderlo todo. En el fondo, un fuego indomable ardía, alimentado por la necesidad de sobrevivir y ganar.

Mientras tanto, Éloi se encontraba en la sala principal de su mansión, rodeado por sus hombres más confiables. Sus ojos oscuros reflejaban una mezcla de determinación y tensión. Sabía que cualquier paso en falso podría significar la caída definitiva, no solo de su poder, sino también de todo aquello que había construido con sangre y sacrificio. La historia de su vida se había escrito con fuego y cenizas, y esta batalla parecía destinada a repetir ese patrón.

La fragilidad del equilibrio entre la guerra y el amor se hacía cada vez más evidente. Entre las sombras, las piezas del juego se movían con rapidez, y cada movimiento era decisivo. Abril y Éloi estaban atrapados en una red de traiciones y secretos, donde la confianza era un lujo que ninguno podía permitirse.

La reunión se desarrollaba en un ambiente tenso y silencioso. Los hombres de Éloi, acostumbrados a la violencia y al peligro, intercambiaban miradas inquietas mientras esperaban instrucciones claras. Ninguno podía permitirse un error, no cuando el enemigo había mostrado sus cartas de manera tan audaz. Éloi permanecía erguido, la mandíbula apretada y los ojos fijos en un punto invisible, evaluando cada palabra, cada reacción, planeando la respuesta perfecta.

Al otro lado de la ciudad, Abril se encontraba en su oficina revisando documentos y contactos. Sus manos temblaban ligeramente, un reflejo del estrés y la presión que sentía. Cada decisión que tomaba podía poner en riesgo a quienes amaba y a quienes dependían de ella. El peso de esas responsabilidades era abrumador, pero no podía permitirse el lujo de flaquear. El destino de muchos descansaba en su fuerza y determinación.

Los pensamientos de Abril volvieron a Éloi, a ese hombre oscuro y complejo que parecía invencible, pero que escondía heridas profundas. A pesar de las dudas y el miedo, no podía negar la conexión que aún los unía, esa mezcla peligrosa de amor y tormento que definía su relación. A veces, esa conexión era la única luz en medio de la oscuridad que los rodeaba.

Los planes comenzaban a tomar forma, alianzas se fortalecían y nuevas amenazas emergían en las sombras. El fuego que consumía sus vidas se hacía cada vez más intenso, y la línea entre la destrucción y la redención se desvanecía. Cada decisión, cada movimiento, estaba marcado por la urgencia de sobrevivir y proteger lo que ambos valoraban.

Éloi se retiró a su despacho privado, un santuario donde podía permitirse bajar la guardia, aunque solo fuera por unos momentos. Cerró la puerta tras de sí con un clic seco, aislándose del ruido y la presión que lo rodeaban. Allí, en la penumbra, dejó caer la coraza que tanto había trabajado para mantener. Sus manos se entrelazaron mientras sus pensamientos giraban en torno a Abril y a la tormenta que se avecinaba. Su obsesión por ella era un fuego inextinguible, una mezcla de amor y necesidad que lo impulsaba y consumía al mismo tiempo.

Sabía que el peligro no solo amenazaba su imperio, sino también lo más profundo de su corazón. La línea entre su poder y sus sentimientos se volvía borrosa, y cada día era una batalla interna tan feroz como la que enfrentaba fuera de sus muros. En su mente, repasaba una y otra vez los posibles escenarios, tratando de anticipar los movimientos del enemigo y proteger a Abril de cualquier daño.

Mientras tanto, Abril caminaba por un pasillo oscuro de un edificio abandonado, donde se había citado con un informante clave. La clandestinidad era parte de su vida ahora, y cada encuentro representaba un riesgo calculado. Escuchar la verdad oculta tras las sombras podía ser la diferencia entre la supervivencia y la ruina. Sus pasos resonaban con eco en las paredes desgastadas, recordándole que el pasado siempre estaba a la vuelta de la esquina, listo para atraparla.

El informante le entregó un dossier con información crítica sobre un posible traidor dentro del círculo de Éloi. Abril sintió cómo el peso de esa revelación caía sobre sus hombros. La traición era un veneno silencioso que podía destruir todo en cuestión de segundos. Cada nombre, cada relación, abría una herida nueva, una posibilidad más de que la red de seguridad que habían tejido se deshilachara.

El vínculo entre Abril y Éloi se tensaba más, atrapados en una red de engaños, pasiones y poder. Cada paso que daban estaba marcado por la incertidumbre, pero también por la necesidad de protegerse mutuamente, aunque ninguno quisiera admitirlo abiertamente. En ese juego peligroso, donde el amor y la traición se entrelazaban, el futuro era una incógnita envuelta en fuego y cenizas.

Abril regresó a su refugio con el dossier apretado contra el pecho, consciente de que la información que contenía podía cambiarlo todo. Cada paso resonaba en el pasillo vacío, como el eco de una decisión irreversible. Se sentó frente a una pequeña mesa, desplegó los documentos y comenzó a estudiar cada detalle con meticulosidad. Los nombres, las fechas, las conexiones ocultas revelaban un panorama mucho más oscuro y complejo de lo que imaginaba. Cada línea era una pieza de un rompecabezas peligroso, una trampa que podía hacerlos caer a todos.




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