Narrado por Nova — Año 2450, Arkoa
El viento siempre trae cenizas. A veces finas como polvo, otras gruesas como escamas quemadas que caen del cielo gris. Hoy caen lentas, como si el mundo estuviera deshaciéndose otra vez. Me quedo quieta, observando cómo se posan sobre mis botas gastadas y sobre los escombros retorcidos que rodean el viejo puente de acero. Arkoa siempre huele a metal quemado y memoria rota.
Cierro los ojos un segundo. La resonancia en mi cabeza vibra suave, como un zumbido eléctrico que se mezcla con mi respiración. No es dolor… no del todo. Es como si algo dentro de mí tratara de recordar lo que nunca viví.
—Nova —susurra Erik desde atrás—. No te alejes tanto.
Su voz me arrastra de vuelta. Me giro y lo encuentro apoyado contra la baranda oxidada, con esa mirada tensa que usa cuando intenta parecer tranquilo. Erik siempre parece cargar el mundo en los hombros, aunque nunca lo diga. Con sus diecinueve años, es el mayor del grupo, pero a veces parece mucho más cansado que eso.
—Estoy bien —respondo, aunque no estoy segura de si él me cree.
Kai aparece unos pasos más atrás, subiendo por la rampa derrumbada. Su postura es firme, como siempre. Su percepción aumentada lo hace ver detalles que los demás no notaríamos ni aunque los tuviéramos frente a la cara. Stiven le sigue, silencioso, moviéndose con la precisión de un rastreador nato. Luego Bella, Susan y finalmente Estela, que camina con una mano en la sien, como si intentara ordenar los fragmentos de memoria que nunca terminan de encajar.
Somos siete. Siete jóvenes viviendo en un mundo que se quebró mucho antes de que naciéramos.
Erik se adelanta.
—Tenemos que seguir antes de que oscurezca. Los Vacíos rondan más al sur últimamente.
Los Vacíos… personas que perdieron no solo recuerdos, sino también la capacidad de distinguir lo real de lo que su mente inventa. Víctimas del proyecto RESET. Víctimas del Helix. Víctimas del pasado que no nos pertenece, pero que nos define.
Bajo la mirada.
—¿Qué estamos buscando exactamente? —pregunto.
Bella responde antes que Erik.
—Cualquier registro que nos diga qué pasó realmente en 2025. No esas historias que cuentan las facciones, sino algo verdadero.
Algo verdadero. Esa frase se clava en mí. Porque yo, a veces, escucho cosas… ecos. Ruido. Resonancias. Como si alguien hablara dentro del silencio.
Estela se acerca a mi lado, rozando mi hombro.
—¿Sientes algo? —susurra, apenas audible.
Ella sabe cuando mi resonancia se altera. Lo nota sin que yo diga nada.
—No sé… es como… —pero no termino la frase.
El puente entero vibra.
Stiven reacciona primero.
—¡Movimiento! ¡Noreste!
Kai ya está observando hacia las ruinas que bordean la carretera.
—Cuatro figuras… no, cinco. Caminan errático. Vacíos.
Mi pecho se aprieta. Los Vacíos no siempre atacan, pero cuando lo hacen… no son humanos en la forma que nosotros entendemos la palabra. RESET se encargó de eso.
Erik levanta la mano.
—No peleamos si no es necesario. Cruzamos rápido.
Caminamos unidos, las botas chocando contra fragmentos de cemento y placas oxidadas. El aire se vuelve más denso, más pesado. Siento la vibración en mi cabeza subiendo, como si el mundo a mi alrededor emitiera un sonido que solo yo puedo oír.
Susan, siempre analítica, murmura:
—No es normal que los Vacíos lleguen tan al norte. Algo los impulsa.
—O alguien —corrige Bella.
El viento cambia. Y entonces lo escucho.
Un susurro.
No del viento.
No de Erik o Estela.
No de mi imaginación.
Un susurro dentro de mi mente.
“Nova…”
Mi respiración se corta.
Retrocedo un paso.
—¿Qué pasa? —pregunta Erik, acercándose.
—Hay… alguien —murmuro, temblando—. Me está llamando.
Estela abre los ojos, muy abiertos.
—Lo escuché. Esta vez yo también lo escuché.
Susan se queda inmóvil.
—Eso significa que no es tu resonancia. No viene de tu mente. Viene de afuera.
—Núcleo Helix —dice Kai en voz baja.
Todos lo miramos.
—A veces pasan señales antiguas —explica—. Ecos de lo que quedó del Proyecto RESET. Podría ser una transmisión residual.
Pero yo sé que no es eso.
La voz no era vieja.
No era una grabación.
Era… consciente.
La vibración sube más, como si el aire mismo se apretara contra mi cráneo.
“Nova, vuelve…”
Me llevo ambas manos a la cabeza, tambaleándome. Erik me sostiene de inmediato.
—Nova, mírame. Respirá. ¿Qué escuchaste?
No puedo hablar. No puedo pensar. Solo puedo sentir cómo la voz se repite, más insistente, más humana.
“Vuelve… al origen.”
Kai mira a Stiven.
—Tenemos que movernos YA.
Pero antes de que podamos hacerlo, un grito atraviesa el puente.
Uno de los Vacíos nos vio.
Erik aprieta los dientes.
—¡Corran!
Y corremos.
Mis piernas se mueven solas, pero mi mente… mi mente sigue atrapada en la voz.
En esa palabra.
Origen.
¿Origen de qué?
¿De mí?
¿De RESET?
¿De Arkoa?
¿De lo que somos ahora?
Estela tropieza y Bella la sostiene. Stiven avanza como si tuviera fuego en los pies. Kai observa el entorno, buscando rutas, salidas, trampas.
Erik no me suelta.
—Vos podés, Nova. Te tengo.
Pero entonces la voz vuelve, tan fuerte que parece explotar dentro de mi cráneo.
“No huyas de lo que sos.”
Y el mundo alrededor mío, por un segundo, deja de ser ruinas…
y se convierte en blanco.
Luz pura.
Un laboratorio.
Una sombra inclinándose sobre mí.
Un símbolo azul, girando.
Helix.
Parpadeo.
La visión desaparece.
—Nova —dice Erik, agitado—. ¿Qué viste?
Yo solo alcanzo a responder con un hilo de voz:
—Creo… que alguien nos ha estado esperando.
Las cenizas vuelven a caer.
Y por primera vez, tengo miedo de que este camino no solo revele el pasado…
sino que lo despierte.