Narrado por Estela — Año 2450, Arkoa
El mundo siempre habla.
El problema es que nadie lo escucha.
Excepto yo.
Mientras los agentes del Helix emergen de las sombras del subnivel, algo se activa dentro de mi cabeza. Una presión, como si mis recuerdos —los verdaderos y los inventados— se estiraran tratando de unirse. Parpadeo. Por un instante, el metal oxidado se desvanece y lo reemplaza una habitación blanca, luminosa.
Un monitor.
Unas manos con guantes.
Una voz que repite mi nombre.
Parpadeo otra vez. Las ruinas vuelven.
Erik ya está en posición, medio cuerpo delante de Nova, cuchillo firme pero inútil frente al armamento y la tecnología que Helix guarda desde el viejo mundo. Kai mira cada rincón, buscando rutas de escape. Bella apunta su arma artesanal directo al pecho del agente principal. Stiven se mueve hacia un lado, analizando ángulos. Susan aprieta los labios, midiendo distancias.
Yo solo escucho.
Voces.
Viejas. Secas. Oxidadas, como si fueran huesos frotándose debajo de la tierra.
“Estela…”
“Recordá…”
“Volvé…”
Mis dedos tiemblan.
No sé si son recuerdos o si el mundo me habla otra vez.
Erik se adelanta medio paso.
—La tocan, y los destruyo.
El agente principal ladea la cabeza, como si analizara algo invisible. Su voz es suave, casi demasiado tranquila para la situación.
—No venimos a pelear. Venimos… a corregir un error.
Sus palabras me atraviesan como un eco.
Corregir.
Lo escuché antes. En otra vida. O en otro sueño.
Nova respira temblando a mi lado. Yo estiro una mano y la tomo del antebrazo. Está helada. Sus ojos se mueven rápido, como si buscara algo que no está aquí.
—La voz... —susurra—. Sigue ahí.
Yo cierro los ojos un momento.
Y la escucho también.
Pero no es la misma voz que llama a Nova.
La mía suena… familiar.
“Estela, ¿me escuchás?”
“Tenemos que continuar el experimento…”
“No te duermas.”
Abro los ojos de golpe.
No.
No quiero recordar.
Recordar duele.
Uno de los agentes Helix da un paso adelante. Sus botas no hacen ruido. Ese silencio me da escalofríos, como si estuvieran acostumbrados a moverse en mundos sin sonido.
—Su amiga porta fragmentos del código original RESET —dice, señalando leve hacia mí.
Yo siento que alguien me hunde las uñas en la espalda.
Yo.
¿Código?
Yo solo… recuerdo cosas. A veces borrosas. A veces tan reales que me despiertan sudando. Pero nunca… nunca pensé que fuera parte de algo.
Erik reacciona de inmediato.
—Te equivocaste de persona.
Pero el agente niega con la cabeza.
—No. No lo hice. Hay dos piezas aquí que nos interesan. Nova… y ella.
Mi corazón late tan fuerte que me duele.
Kai aprieta los dientes.
—No se llevan a nadie.
—No pueden protegerlas —responde el agente—. No de lo que viene.
Erik avanza un paso.
—Probá.
El ambiente se tensa.
Un segundo más y el mundo estalla.
Pero entonces… el puente sobre nuestras cabezas vibra violentamente.
Stiven vuelve la cabeza.
—Los Vacíos están bajando.
Y lo dice justo cuando uno cae desde arriba y se quiebra contra una viga, levantándose como si sus huesos fueran de goma.
Otro cae.
Y otro.
Y otro.
Los Helix giran su vista hacia ellos.
Yo escucho el caos antes de que suceda: crujidos, respiraciones rápidas, los gritos huecos de los Vacíos.
El agente principal suspira.
—Esto complica las cosas.
Bella dispara primero. El proyectil artesanal impacta en el hombro del agente… y rebota.
No deja marca.
—Mierda —murmura Bella.
Los Vacíos avanzan como sombras deformes.
Los Helix se mueven con precisión quirúrgica.
Nosotros… nos quedamos atrapados en el medio.
—¡Estela! —grita Susan—. ¡Seguí a Nova! ¡No la sueltes!
Nova está a mi lado, temblando. Sus ojos cambian, como si la voz dentro de ella empujara más fuerte.
—Hay algo… llamándome… —susurra.
La tomo de la mano.
—No vayas hacia eso —le digo, aunque no sé si me escucha—. No vayas, Nova.
Erik golpea a un Vacío con el cuchillo y retrocede, esquivando sus garras.
Kai patea a otro y casi cae.
Stiven lo salva clavando la lanza en el torso del atacante.
Bella recarga.
Susan calcula rutas de escape.
Los Helix…
Se abren paso entre los Vacíos sin dificultad.
No los matan.
No los dañan.
Solo los esquivan.
Como si conocieran cada movimiento antes de que suceda.
Eso me da miedo.
Un Vacío cae sobre mí.
Grita.
Su aliento huele a óxido y carne muerta.
Pero antes de que logre tocarme…
Nova lo empuja.
No con las manos.
Ni con el cuerpo.
Con un pulso.
Un pulso de energía invisible que sacude el aire como si algo vibrara a través de ella.
El Vacío sale disparado varios metros y choca contra una columna.
Erik se queda helado.
Kai abre los ojos de par en par.
Susan da un paso atrás.
Stiven traga saliva.
Bella murmura algo que no escucho.
Y yo…
Yo siento el eco dentro de mí también.
La resonancia de Nova activa algo en mi cabeza.
Un recuerdo que no es recuerdo.
Una imagen.
Una frase.
“Sujeto 07 responde bien. Sujeto 06 necesita más calibración.”
Sujeto 06.
Sujeto 07.
Los números me provocan arcadas.
Nova tiembla.
—Yo… no quise… no sé qué fue eso…
Yo la abrazo.
—No estás sola.
Los Helix se detienen.
El agente principal se endereza.
—Ahora lo entienden. No pueden seguir solos. Ambas llevan dentro algo que no comprenden.
Erik se interpone entre nosotros y ellos.
—Aunque estén hechas de fuego —dice, con una voz que me sorprende hasta a mí—, son nuestras. Y no las van a tocar.
Los Vacíos siguen avanzando.
Los Helix se preparan.
Kai levanta su arma.
Bella apunta.
Stiven fija postura.
Susan analiza.