Cenizas del amanecer

Capítulo 12

Narrado por Susan — Año 2450, Arkoa

La mayoría de las personas piensa que el silencio es una bendición.
A mí me aterra.

Cuando el puente cayó y el eco se perdió en el abismo, algo dentro de mí quedó suspendido, como si el mundo estuviera conteniendo la respiración. Y ahora, mientras caminamos por la planicie metálica del norte, sé por qué:

Este lugar no hace ruido.

Ni el viento.
Ni la arena.
Ni las estructuras oxidadas.

Nada.

Como si el terreno entero estuviera escuchándonos.

Estela se aferra a mi brazo.
Sigue temblando.
La vibración que siente es tan fuerte que no puede caminar sola.

Erik lleva a Nova, que apenas abre los ojos.
Kai avanza adelante, analizando cada sombra.
Bella cierra la formación, aún agitada después de casi caer del puente.
Stiven va a mi derecha, atento a cualquier movimiento.

Yo trato de calcular rutas, patrones, distancias…
pero mis pensamientos chocan entre sí.

—¿Susan? —pregunta Bella, acercándose—. ¿Qué pasa con el terreno? ¿Por qué está tan… callado?

—Porque está muerto —respondo.

—No —murmura Kai desde adelante—. Esto no está muerto.
Solo está esperando.

Mis dedos se tensan alrededor del mapa mental que llevo repitiendo desde que tengo memoria.
El territorio norte es un lugar del que nadie vuelve.

Porque acá empieza la zona del Núcleo.

Lo prohibido.
Lo alterado.
Lo que RESET dejó atrás.

Y ahora… estamos caminando directo hacia adentro.

---

El cielo se vuelve gris metálico.
Más frío.
Más pesado.

Aparecen estructuras antiguas: torres caídas, cápsulas rotas, antenas gigantes con cables colgando como venas secas.
Los restos de un centro tecnológico.
Un laboratorio abierto al mundo.

Kai levanta la mano para detenernos.
—Quédense detrás mío.

Me acerco.

—¿Qué viste?

Kai no responde.
Se inclina, toca el suelo.

—El metal está caliente —dice.

Stiven frunce el ceño. —No hay sol. No hay fuego. ¿Por qué estaría caliente?

Yo trago saliva.

—Porque hace siglos que está recibiendo energía residual.
Energía… del Núcleo.

Erik aprieta más fuerte a Nova.
Ella se agita.

—Siento… algo —susurra—. Como si alguien estuviera respirando debajo del suelo.

Todos la miramos.

Y al mismo tiempo, el suelo vibra.
Apenas un segundo.
Un murmullo.

Pero lo suficiente para que todos nos tensáramos.

Estela se tapa los oídos.

—Ahí… ahí está otra vez…

—¿Qué escuchás? —pregunto.

Ella respira acelerado.

—Una voz… dos… muchas… —susurra—. No sé qué dicen… pero están cerca.

Bella me mira con una mezcla de miedo y rabia.

—Susan, ¿qué hay acá? ¿Qué es exactamente el Núcleo?

Respiro hondo.

Ya no puedo seguir ocultándolo.
Ya no.

—RESET tenía un centro energético principal —explico—. Un lugar donde se almacenó la información original de la humanidad antes de que el proyecto colapsara.

—¿Información? —pregunta Erik.

—Memoria —corrijo—. Tecnología, código genético, impulsos neuronales.
Era como un corazón artificial que latía debajo de Arkoa.

Kai levanta una ceja.

—¿Y eso sigue encendido?

—No debería —digo.
Pero lo digo sabiendo que sí debería.
Y que siempre lo estuvo.

—El Núcleo era el centro del experimento —continúo—. RESET intentó reescribir la mente humana desde adentro… conectando todo a ese corazón.

Bella me mira con los ojos muy abiertos.

—¿Estás diciendo que Nova y Estela…?

Trago saliva.

—Sí.
Sus capacidades… responden a ese corazón.
A ese Núcleo.
No son accidentes. Son… ecos activos.

Estela empieza a llorar en silencio.
Nova apenas respira.

Erik se acerca a mí.
Su voz es grave.
Peligrosa.

—¿Sabías todo esto?

—Sabía partes —respondo, firme—. Sabía que el sur estaba contaminado por señales antiguas. Sabía que RESET dejó cosas sin destruir. Pero no sabía que ellas estaban conectadas de esta forma.

—Estás segura —dice Kai—. Vos sabés más.

Lo miro fijo.

—Sé lo suficiente para decirte que si seguimos avanzando…
cruzamos la línea de no retorno.

El viento sopla.
Pero no suena.

Stiven se agacha y levanta algo del suelo.

Un fragmento de vidrio grueso.
Un visor.
Viejo, pero no roto.

—Esto es tecnología Helix —dice—. Reciente.

Mis manos tiemblan levemente.

—Entonces ya están acá —digo en un susurro.

Bella chasquea la lengua.

—Perfecto. Lo único que nos faltaba: Helix y Vacíos en el mismo territorio.

Kai mira a la distancia.

—No. Los Vacíos no cruzarían la frontera del Núcleo.
Ni siquiera ellos.

Erik mira hacia el horizonte.

—Entonces estamos solos.

Ojalá estuviera diciendo la verdad.

---

Caminamos otros diez minutos hasta llegar a algo que me deja sin aire.

Una estructura inmensa, semienterrada.
Circular.
De metal negro.
A medio colapsar.
Como una cúpula gigante.

La superficie vibra.
Leve.
Constante.

El corazón del mundo.

El Núcleo.

Nova abre los ojos de golpe.
Sus pupilas se dilatan.

Estela cae al suelo, gritando sin sonido.

Yo siento un escalofrío eléctrico que atraviesa todo mi cuerpo.

Bella retrocede.

—No… no deberíamos estar acá…

Erik se acerca a Nova, desesperado.

—¿Qué te pasa? ¡Decime qué te pasa!

Nova respira como si algo la estuviera quemando por dentro.

—Me… me está llamando…

Kai aprieta los dientes.

—El Núcleo la reconoce.

—No solo a ella —digo, señalando a Estela, que tiembla en convulsiones leves—.
Las dos están conectadas.

Y entonces una luz azulada empieza a encenderse desde las grietas del metal.

Un zumbido profundo.
Hipnótico.
Antiguo.



#171 en Ciencia ficción

En el texto hay: postapocaliptica

Editado: 17.11.2025

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