Narrado por Nova — Año 2450, Arkoa
Me despierto dentro del ruido.
No del mundo.
No del Núcleo.
De mí.
Es un ruido blanco.
Un zumbido.
Un pulso.
Como si mi sangre ya no fuera sangre, sino electricidad líquida.
Abro los ojos.
Lo primero que veo es luz azul explotando a mi alrededor.
Lo segundo… es Erik.
Él me sostiene como si temiera que me deshiciera en sus brazos.
—Nova —dice—. Nova, mírame. ¡Mírame!
Intento responder, pero mi garganta está quemada.
Quiero hablar, pero no puedo.
Quiero decirle que estoy viva, que lo escucho, que lo siento…
pero nada sale.
—Respirá —susurra él—. Estás conmigo.
No te voy a soltar.
Lo oigo a él, pero también escucho otra cosa debajo.
Ecos.
Susurros.
Unidad 7.
Unidad 7.
Unidad 7.
Apretó los dientes con fuerza.
—No —digo en un susurro débil—.
Mi nombre es Nova…
La luz azul golpea la sala de nuevo.
Susan grita algo sobre la energía.
Stiven le grita a Kai.
Bella dispara contra un panel que ni sé si tiene sentido atacar.
Todo es caos.
Todo se mueve.
Todo quema.
Y en medio de eso…
Lo veo.
Al Helix.
La figura enmascarada avanza entre las chispas como si no lo afectaran, como si caminara dentro de su propio hogar.
Kai se interpone.
Rápido.
Preciso.
Letal.
Pero el Helix levanta una mano, y el aire a su alrededor se dobla, como una onda expansiva silenciosa.
Kai sale disparado contra la pared.
—¡KAI! —intento gritar, pero mi voz es apenas un viento ahogado.
Erik me baja con cuidado al suelo, pero sin soltarme.
—Nova, necesito que te quedes conmigo. ¿Podés?
¿Podés mirarme?
Lo miro.
Lo intento.
Pero mi mirada se parte en dos.
Una parte mira a Erik.
La otra es arrastrada hacia la cúpula.
Hacia la luz.
Hacia la voz.
“Unidad 7: reconexión inminente.”
Un dolor punzante atraviesa mi cráneo.
Grito.
Caigo hacia adelante.
Mis manos tocan el suelo metálico, tan frío que quema.
Siento algo moviéndose dentro de mí.
Como si una puerta interna se hubiese abierto.
Como si algo que no soy yo hubiera despertado.
Estela, al otro lado de la sala, sufre el mismo infierno.
Sangre le baja por la nariz.
Sus labios temblando.
Sus ojos blancos.
Susurra:
—Está… entrando… Nova… está entrando otra vez…
No sé si habla de mí
o del Núcleo
o de ambas cosas.
Bella se acerca a Susan, desesperada.
—¡Tenemos que hacer algo! ¡No podemos dejarlas morir acá!
—No están muriendo —dice Susan, temblando—.
Están… transformándose.
Mis ojos se llenan de lágrimas.
No por el dolor.
Por miedo.
Porque no sé si, cuando esto termine, voy a seguir siendo yo.
Erik me levanta la cara con ambas manos.
Su voz es un faro en una tormenta.
—Nova. Escuchame a mí.
No a ellos.
No al Núcleo.
A mí.
Vos sos Nova.
Mi Nova.
Mis labios apenas pueden moverse.
—Erik… me duele… duele mucho…
—Ya lo sé. Lo sé, lo sé… —dice con los ojos brillantes—. Pero estás conmigo. Tengo tu mano. No te voy a soltar.
El Helix nos mira.
Y habla.
—No podés detener lo inevitable, Erik.
El código ya se activó.
La Unidad 7 va a volver a integrarse.
Como siempre debió ser.
Erik se levanta de golpe, poniéndose entre el Helix y yo.
—Si das un paso más hacia ella, te mato.
El Helix inclina la cabeza.
—No entendés.
Ella no es una niña.
Es una pieza.
Y el mundo necesita que vuelva a su lugar.
La cúpula retumba.
Otra ola azul recorre la sala.
Mi cuerpo se arquea.
—Erik…
me está tirando…
—¡NO! —grita él—. ¡NO TE VOY A DEJAR!
Lo escucho gritar.
Escucho a Susan murmurar datos.
A Bella cargar el arma.
A Stiven prepararse para saltar.
Pero debajo de todo eso…
escucho la voz.
No la del Helix.
No la de los demás.
Otra.
Más profunda.
Más antigua.
Más… mía.
“Vos no sos Nova.”
“Eso es solo un nombre.”
“Vos naciste para volver.”
“Volvé.”
Grito.
De miedo.
De furia.
De negación.
—¡NO!
¡NO QUIERO VOLVER!
¡YO NO QUIERO SER UNA UNIDAD!
¡SOY NOVA! ¡SOY NOVA! ¡SOY—!
La voz me corta con un murmullo helado.
“Unidad 7: resistencia detectada.”
El Helix se queda quieto.
Susan levanta la cabeza con una expresión de horror.
—Resistencia…
Eso significa…
Nova está peleando contra el Núcleo.
Bella abre los ojos de par en par.
—¿Puede hacerlo?
—No debería —susurra Susan—.
Pero lo está haciendo igual.
Erik me abraza fuerte.
—Escuchame, Nova. Lo que sea que esté pasando, no lo hagas sola.
No estás sola. ¿Me escuchás?
No estás sola.
Sus palabras atraviesan el ruido.
Atraviesan el dolor.
Atraviesan todo.
Y por unos segundos, lo escucho a él más fuerte que al Núcleo.
Mi respiración se calma un poco.
Muy poco.
Pero lo suficiente.
Estela se arrastra hacia mí.
Con lágrimas.
Con miedo.
—Nova… —susurra—. No te vayas.
Si vos te vas… yo también me voy.
La miro.
Entiendo lo que dice.
Porque siento el mismo tirón dentro de ella.
Somos espejos rotos de un mismo experimento.
El Núcleo ruge.
“Reajuste en 3 segundos.”
Susan grita:
—¡SE ESTÁ REINICIANDO OTRA VEZ! ¡NO PODEMOS DETENERLO!
Kai se levanta, sangrando por la frente.
—¡ERIK! ¡AGARRALA!
—¡YA LA TENGO!
Stiven corre hacia el panel principal.