Narrado por Stiven — Plano del Eco
Entrar a la grieta es como caerse por dentro de uno mismo.
No hay arriba.
No hay abajo.
No hay izquierda ni derecha.
Solo una caída infinita, como si el espacio fuera un músculo que se contrae y te aplasta los huesos desde afuera y desde adentro.
Pero no grito.
Porque lo que escucho…
me deja sin aire.
Voces.
Miles.
No humanas.
No completas.
No enteras.
Pedazos de voces.
Como cristal roto.
—Unidad 7… raíz incompleta…
—Fragmento 3… falta…
—Regresen… regresen… regresen…
Siento algo rozándome los tobillos.
Como dedos fríos hechos de humo.
Bella grita mi nombre.
Kai insulta a la nada.
Erik aprieta a Nova contra su torso.
Y yo…
Yo veo algo que ninguno de ellos ve.
Un suelo.
O lo que intenta ser un suelo.
Un mar de espejos rotos extendiéndose en todas direcciones.
Infinitos.
Cada pedazo refleja un fragmento de luz azul, negra o blanca… dependiendo de qué voz domine en ese instante.
—¡STIVEN! —grita Bella— ¡NO TE ALEJES!
Pero yo no me moví.
El mundo se movió alrededor de mí.
La caída termina.
El impacto no duele.
Es como caer sobre humo sólido.
Los demás llegan un segundo después, unos sobre otros, maldiciendo, jadeando.
Kai escupe.
—Qué es este lugar…
Susan mira alrededor con los ojos muy abiertos.
—Es el plano del Eco.
Un espacio creado por memoria corrupta.
Un reflejo… de lo que el sistema no pudo borrar.
Erik sostiene a Nova. Ella tiembla, como si cada espejo reflejara algo dentro de ella.
Estela sigue inconsciente, pero en este lugar… incluso su respiración suena distorsionada.
Yo veo algo más.
Veo siluetas dentro de los espejos.
Sombras humanas sin rostro.
Algunas son grandes.
Otras pequeñas.
Unas caminan.
Otras se arrastran.
Otras simplemente observan.
Kai lo nota por mi cara.
—¿Qué ves?
Trago saliva.
—Personas.
O… cosas que antes fueron personas.
Bella aprieta el arma.
—¿Y están vivas?
—No —digo—.
Pero tampoco están muertas.
Erik murmura:
—Pueden ser… restos del sistema.
Susan niega.
—No.
El Eco absorbe.
Puede haber absorbido gente real.
Un silencio duro nos corta.
Kai mira alrededor.
—¿Louis?
¿Dónde carajo estás?
El Eco responde.
No con una voz.
Con un coro.
—Louis está aquí.
Louis está aquí.
Louis está aquí.
La voz se espeja.
Se duplica.
Se multiplica.
Me agacho instintivamente.
Algo se mueve a nuestra derecha.
Algo grande.
Un espejismo que camina, pero sus pasos no tienen sonido.
Es como ver un recuerdo olvidado tratando de recordar su forma.
La figura se acerca.
Erik se adelanta con Nova en brazos.
Kai prepara la lanza.
Bella apunta.
Susan respira rápido.
Y yo…
yo veo claro.
—No es Louis —susurro.
La figura se detiene frente a nosotros.
Es alta.
Delgada.
Tiene brazos largos como cables.
La cabeza inclinada hacia un lado.
No tiene rostro.
Pero en el pecho…
En el pecho tiene un agujero negro.
Un hueco.
Un vacío.
El Eco habla a través de esa figura:
—No busquen al fragmento 3 afuera…
…porque él ya es parte de mí.
Kai ruge:
—¡ESTÁS MINTIENDO!
—Véanlo.
Los espejos se iluminan.
Uno por uno.
Y ahí lo veo.
A Louis.
O lo que queda de él.
Su figura aparece en los reflejos.
Desnudo.
De espaldas.
Encogido.
Temblando.
Y alrededor suyo…
sombras negras lo sostienen, como manos grandes hechas de vacío.
Nova grita:
—¡LOUIS! ¡LOUIS NO!
La voz del Eco responde:
—Sí.
El fragmento 3 es mío.
Entró a este plano…
y se rompió.
Erik grita:
—¡Devolvele lo que es suyo, hijo de puta!
El Eco no se altera.
—Lo necesito.
Sin el fragmento 3, la raíz no puede completarse.
Y sin completarse… no puede renacer.
Kai escupe.
—El que no va a renacer sos vos.
Pero algo pasa.
Algo que no puedo ignorar.
El suelo empieza a inclinarse.
Los espejos se curvan.
Como si estuvieran derretidos.
Las sombras dentro de ellos empiezan a moverse…
y esta vez
sí nos miran.
Directo a nosotros.
Yo les veo las cuencas vacías.
Los rostros distorsionados.
La piel hecha de grietas.
—Kai —susurro—.
Nos rodean.
Bella gira en todas direcciones.
—Son cientos…
Susan retrocede.
—Son errores… manifestaciones del Eco…
Erik murmura:
—No…
No son errores.
Son víctimas.
Nova deja escapar un sollozo.
—Louis…
Por favor…
No te vayas…
Y entonces pasa algo que hace que se me hiele la sangre:
Una de las siluetas de los espejos sale del cristal.
Como si atravesara una superficie líquida.
Y otra.
Y otra.
Y otra.
Susan grita:
—¡RETROCEDAN!
Kai lanza la lanza.
Pero atraviesa a la sombra…
y ésta se recompone.
Bella dispara.
Las balas atraviesan.
Nada.
—NO SON FÍSICAS —grita Susan—.
¡SON PROYECCIONES!
¡NO PODÉS MATAR LO QUE ES UN ERROR!
El Eco susurra por todas partes:
—Solo devuélvanme lo que es mío.
Al fragmento roto.
Al resto.
A la raíz.
Los espejos comienzan a quebrarse desde dentro.
No hacia afuera.
Desde el centro.
Como si algo golpeara intentando salir.