Cenizas del amanecer

Capítulo 25

Narrado por Susan

Todo número tiene un límite.

Incluso los números imposibles.

Incluso los que forman a un plano entero, como este.

Cuando Nova explotó en luz, cuando su resonancia abrió un hueco en la oscuridad, yo no vi magia.

Yo vi ecuaciones rompiéndose.

Vi las líneas del Eco distorsionarse, como si cada sombra fuera un cálculo fallido, una fórmula escrita con rabia.
Vi el plano desmoronarse como un algoritmo sobrecargado.

Y entendí que no teníamos tiempo.

Exactamente diecisiete segundos antes de que el Eco colapsara sobre nosotros.

—¡CORRAN! —grité—. ¡YA!

Y corren.
Los amo, pero corren MAL.
Erik va tambaleando.
Bella medio cargando, medio arrastrando a Louis.
Stiven con la mirada clavada en lo invisible.
Kai buscando amenazas que ya no tienen forma.
Estela desorientada, repitiendo frases del pasado.
Nova brillante, temblando, pero viva.

Y yo, detrás, calculando.

Siempre calculando.

El piso del plano se quiebra bajo nuestros pies.
No es piedra.
Ni vidrio.
Ni sombra.

Es… datos.

Información.

Pedazos del Eco reescribiéndose.

—¡Cuidado! —grito— ¡No pisen las fracturas! ¡Son barridos de memoria!

Kai levanta a Erik justo a tiempo.
Una grieta pasa por donde estaba su pierna.
Si lo tocaba, le arrancaba un recuerdo.

O la mitad del alma.

—Susan —dice Erik, respirando con dificultad—.
¿Cuánto tiempo tenemos?

—Doce segundos.

Bella maldice.

—¿DOCE?

—Once.

Nova me mira, sudando, su luz parpadeando.

—¿Podés frenar el colapso?

—¿Yo? —respiro hondo—.
Nova, ni aunque me conectara al Núcleo entero.

Louis, temblando en brazos de Bella, abre los ojos negros.

—No… van a salir…
El Eco… no los va a dejar…

Erik gruñe:

—Louis, callate. Resistí. Estamos Saliendo.

Pero Louis sacude la cabeza, como un niño atrapado en una pesadilla.

—No… no soy yo…
Él… Él sigue acá…

Kai acelera:

—¡NO LO ESCUCHEN! ¡SIGAN!

La grieta de salida aparece a lo lejos.

Una luz blanca.
Pura.
Real.

La única cosa real en este plano.

Pero está pequeña.
Muy pequeña.

—No va a aguantar —susurro—.
No si el Eco aumenta la presión.

Erik me escucha.

—¿Qué querés decir?

—Que si no llegamos a tiempo…
o si el Eco logra cerrar la grieta…
nos quedamos atrapados acá para siempre.

Bella aprieta a Louis.

—Entonces apurate, Susan.
Decime qué hacer.

—Seguir corriendo —respondo—.
Porque ya no hay estrategias.
Ya no hay cálculos.

El plano ruge.

La voz del Eco suena desde el cielo, desde el suelo, desde Louis:

—NO SALDRÁN.
USTEDES ME PERTENECEN.

Nova respira hondo y grita hacia la luz:

—¡¡NO TE CREO!!

Su luz vuelve a encenderse, más fuerte.

Y el plano entero se retuerce.

Las sombras vuelven.
No completas.
Fragmentadas.
Como errores gráficos.
Brazos sin torso.
Cabezas flotando.
Piernas que caminan sin cuerpo.

Pero vienen.

—¡SIGAN! —grito—.
¡QUEDAN SEIS SEGUNDOS!

Stiven, por primera vez, levanta la voz:

—Detrás…

Veo lo que él ve.

Algo grande.
Algo que no debería tener forma.
Una sombra mayor, giratoria, como un huracán de datos corruptos, está formándose detrás de nosotros.

Una boca.
Un ojo.
Una espiral.

El Eco completo intentando materializarse.

—No… —susurro—.
No es posible…

Kai lo ve, palidece.

—¿QUÉ MIERDA ES ESO?

Erik aprieta los dientes.

—Problemas.

Bella grita:

—¡ES UNA MALDITA BOCA GIGANTE, SUSAN! ¡DAME DATOS ÚTILES!

—No es una boca —respondo, acelerando—.
Es un colector de fragmentos.
Un vacío de anclaje.
Un mecanismo del Eco para absorberlos a todos de una vez.

—Pues yo lo veo como una boca GIGANTE —ruge Erik.

—Para efectos prácticos, SÍ —grito.

Nos persigue.
Se acerca.

Cuatro segundos.

La grieta de salida está ahí.

Bella entra.
Stiven justo detrás.
Kai empuja a Estela.
Nova me agarra el antebrazo.
Erik entra cargando a Louis.

Yo soy la última.

Tres segundos.

La grieta vibra.

El Eco grita con mil voces:

—NO.
NO.
NO.
SON MÍOS.

Dos segundos.

El plano entero se vuelve negro.

La luz se contrae.

El colector de sombras se acerca hacia mí.

—¡SUSAN! —grita Nova.

—¡NO TE QUEDES! —ruge Erik.

Yo salto.

Un segundo.

La oscuridad me roza los pies.

Salgo.

El aire del mundo real me golpea la cara como un puñetazo.

Mi cuerpo se estrella de rodillas contra tierra fría.

Detrás de mí, la grieta explota en luz.
El coletazo del Eco la sacude.
Quiere salir.
Quiere arrastrarnos de vuelta.

Pero se cierra.

De golpe.

Como un cuchillo cortando el mundo.

Todo queda en silencio.

Me dejo caer boca arriba.
Mis manos tiemblan.

—Estamos… afuera… —susurro.

Erik cae sentado.
Kai se desploma.
Bella sostiene a Louis.
Estela se cubre las orejas, respirando rápido.
Stiven mira alrededor, como si todavía escuchara ecos del otro plano.

Y Nova…
Nova cae de rodillas, su luz apagándose lentamente.

Yo ruedo hacia ella.

—Nova… ¿estás bien?

Ella me mira, con lágrimas en los ojos.

—No sé…
Siento que algo…
algo del Eco…
todavía está conmigo…

Louis abre los ojos.

Negros.

—Con… conmigo también…
El Eco…
no se fue…

Bella lo abraza.

—Estamos acá. No te vamos a dejar.

Pero yo siento algo.



#171 en Ciencia ficción

En el texto hay: postapocaliptica

Editado: 17.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.