Cenizas del amanecer

Capítulo 29

Narrado por Bella — Ruinas de Arkoa contaminadas

Cuando vuelvo a abrir los ojos, lo primero que siento es olor a quemado.

No humo.
No fuego.

Carne.
Metal.
Piedra.
Memoria.

Todo mezclado como si el mundo hubiera sido horneado y quebrado.

Parpadeo.

Mi cabeza late.
Mi boca sabe a sangre.
Mi cuerpo no se mueve al principio.

Y después, de golpe, recuerdo.

—NOVA.

Mi voz sale rota.
Me arrastro sobre las manos.
Mis rodillas se hunden en cenizas calientes.
No me importa.
Sigo.

La explosión dejó un cráter negro alrededor.
El suelo está cubierto de polvo brillante que flota en el aire como nieve enferma.

El terreno… está vivo.
Respira.

Kai está tirado a mi derecha.
Susan está de rodillas, temblando.
Estela mira el vacío, susurrando palabras en bucle.
Louis…
Louis está en el suelo, con los ojos cerrados, pero su pecho sube y baja rápido, como si su corazón corriera una carrera que no puede ganar.

Stiven no está.
O está, pero no como debería.

Y en el centro del cráter…

Los veo.

Erik y Nova.

Los dos en el piso.
Los dos inmóviles.
Los dos respirando débilmente.

Y entre ellos…
una línea negra.

Como una fisura en el aire.

Como si el Eco hubiera dejado una firma.

Me acerco corriendo.
Mis piernas no responden bien, pero no las necesito.
El miedo me empuja.

—Erik… Nova… por favor…

Kai despierta de golpe y se arrastra hacia mí.

—¿Están…?

—Vivos —digo, tocándoles la cara—.
Pero mal.
Muy mal.

Susan llega, tambaleando.

—La explosión… fue una colisión entre fragmentos.
La luz de Nova se fracturó.
El Eco intentó reescribirlos a los dos.

Kai me mira, desesperado.

—¿Están contaminados?

Susan se muerde el labio tan fuerte que sangra.

—Si no hacemos algo pronto… sí.

Algo tiembla detrás de nosotros.

Volteo y veo la cápsula rota, el nido del Eco, convertido en un charco negro que se mueve por sí solo.
Se arrastra hacia las raíces de los árboles.
Los infecta.

Las plantas mutadas empiezan a teñirse de negro.
La textura cambia, volviéndose líquida.
Blanda.
Podrida.

El suelo se hunde en algunos lugares, como si algo respirara debajo.

Kai se levanta de un salto.

—¡El terreno está corrupto!
¡NO PODEMOS QUEDARNOS ACÁ!

Tiene razón.
Pero no puedo moverme.

No mientras Erik no abra los ojos.
No mientras Nova no responda.
No mientras ellos dos parezcan estar entre la vida y la sombra.

Los sacudo un poco.

—Chicos… por favor… despierten…

Nova tiene los párpados moviéndose.
Como si soñara con algo horrible.

Erik está pálido.
Demasiado.

Lo agarro de la cara.

—Erik.
Dale.
Volvé.
Necesito que vuelvas.

Él no responde.

Y algo dentro de mí se rompe.
De nuevo.

Louis empieza a gritar.
Un grito seco, como si algo adentro suyo se quebrara.

Kai corre hacia él.

—¡Louis, Louis, respirá! ¡Respirá!

Louis abre los ojos.

Negros.

Completamente negros.

Y algo dentro del polvo negro reacciona a él.

Toda la tierra vibrando alrededor…

responde a su respiración.

Me congelo.

—Susan… ¿qué es eso?

Ella traga saliva.

—Louis…
está actuando como un receptor.
El Eco lo usa como puente.

El charco negro se acerca más rápido, como si la tierra oliera a sangre.

Estela retrocede.

—Se acerca… se acerca… se acerca…

Stiven aparece detrás del humo.

No caminando.

Deslizándose.

Mis manos tiemblan.

—Stiven… ¿qué hiciste?

Él inclina la cabeza.

Sus ojos ya no tienen el color miel.
Tienen… algo más.

Vacío.
Profundidad.
Oscuridad.

—No hice nada —dice—.
Solo desperté.

Kai se pone delante mío.

—No te acerques.

—Kai —dice Stiven, tranquilo—.
No te voy a lastimar.

—No te creo.

Stiven sonríe suavemente.
Demasiado suavemente.

—Erik y Nova no van a morir.
El Eco no quiere eso.
Los necesita.
Igual que a Louis.
Igual que a vos.
Igual que a todos.

Doy un paso adelante.

—¿Y a vos qué te necesita?

Stiven se toca el pecho.

—Yo soy el canal.
El puente.
El octavo fragmento…
que nunca debió existir.

La tierra literalmente tiembla.

Y Susan casi cae.

—Bella… —dice ella, con miedo real—.
Esto no es terreno.
Esto es el Eco replicándose.
Está creando una zona de nacimiento.
Un campo de incubación.

Kai jadea.

—¿Cuánto tiempo tenemos?

Susan cierra los ojos.
Calcula.
O intenta.

Los abre, llenos de terror.

—Minutos.

Erik mueve los dedos.

Un milímetro.

Pero yo lo veo.

—¡ERIK!

Me lanzo a su lado.

Su pecho sube y baja con esfuerzo.
Como si respirara en agua.

Su voz es un susurro, pero es él.

—B… Bella…
¿Nova…?

—Acá —digo—.
Los dos estamos acá.

Nova también se mueve.

Apenas.

Abre los ojos…

Y están llenos de luz fracturada.
Luz rota.

—Kai… —susurra—.
Me está llamando…

Kai la sostiene.

—Yo estoy acá.
¿Me escuchás?
Estoy acá.
NO MIRES AL NIDO.
NO ESCUCHES LA VOZ.

Ella llora.

—No puedo…
Es muy fuerte…
El Eco… me quiere…

Erik intenta levantarse.
Le tiembla todo el cuerpo.

—Nova…
yo… no te voy a dejar…

Y entonces lo vemos.

El charco negro empieza a estirarse.

Como una mano.
Como tentáculos.
Como raíces oscuras.

Avanzando hacia nosotros.

Susan grita:

—¡¡NO LOS TOQUEN!!
¡SI LOS TOCA, LOS TERMINA DE FUSIONAR!



#220 en Ciencia ficción

En el texto hay: postapocaliptica

Editado: 10.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.