Cenizas del amanecer

Capítulo 31

Narrado por Kai — Ruinas de Arkoa contaminadas

El silencio después de una tragedia debería ser alivio.

Este no.

Este silencio es…
un aviso.

Una espera.

Como si el aire entero contuviera la respiración para ver qué hacemos ahora.

Stiven desapareció.
La tierra lo cerró, lo tragó como si fuera suyo desde siempre.
Y el nido muerto —esa cosa grotesca que parecía inerte— se deslizó hacia él como agua buscando un cauce.

Y ahora ya no está.

Pero yo sí siento su rastro.

Cada latido.
Cada vibración.
Cada pedazo de sombra que dejó atrás.

No se fue lejos.

Y lo peor:
no está solo.

Me levanto, con la respiración desordenada.
La mitad del terreno sigue oscura, como tinta derramada.
La otra mitad… se está recuperando.
Pero no lo suficientemente rápido.

Nova se mueve a mi lado.
La luz en su pecho parpadea, como una bombilla en un pasillo abandonado.

Erik la sostiene con un brazo.
Parece exhausto.
Más que nunca.

Bella tiene a Louis apoyado en su regazo.
Él está consciente a ratos, pero la sombra dejó marcas como cicatrices internas.

Susan está palidísima.
No físicamente.
Mentalmente.
La energía de la explosión interna la dejó a centímetros del colapso.

Estela…
no sé si está viendo el presente o veinte pasados superpuestos.

Y yo…

Yo soy el que siente todo.

El aire está cargado.

La tierra tiembla cada treinta segundos.
No como un terremoto.

Como un paso.
A lo lejos.

Un paso vivo.

Un paso que no pertenece a nada que haya nacido humano.

Erik me mira.

—Kai… ¿lo sentís?

Asiento.

—No se fue lejos.
Está… a menos de dos kilómetros.

Bella aprieta la mandíbula.

—¿Stiven?
¿O el Eco?

—Los dos —respondo.

Louis abre los ojos un segundo.

—No es… Stiven ya…
el Eco…
lo cambió…
por dentro…

La voz se le quiebra.

Bella lo abraza más fuerte.

Yo cierro los ojos un momento.

La percepción es ruido puro.
Datos.
Pistas.
Susurros.

La tierra sabe algo.
El viento sabe algo.
El aire está marcado con un olor que no había antes:

Sombra caliente.
Piedra húmeda.
Nido.
Nacimiento.

Y un pequeño detalle que nadie más nota:

Stiven dejó un camino.

Una línea casi invisible, hecha de partículas negras que flotan apenas sobre el suelo.

Erik se acerca a mí.

—Kai.
Decilo.

Lo digo.

Aunque sé que a nadie le va a gustar.

—Podemos seguirlo.

Bella se tensa.

—¿Perseguirlo?
¿En este estado?

—Si no lo hacemos —digo—, se va a fortalecer.
Va a usar el cuerpo de Stiven para buscar más fragmentos.
Para llegar a Nova.
Para llegar a Louis.
Para llegar a todos.

Bella ignora el dolor en su brazo corroído y dice:

—Entonces lo seguimos.
Y lo matamos.

Susan niega de inmediato.

—No podemos matarlo.
No ahora.
No tenemos herramienta, ni arma, ni energía.
Ni siquiera sabemos qué forma tiene ahora.

—Pero sí sabemos lo que quiere —digo—.
Nos quiere a nosotros.
Especialmente a Nova.

Nova tiembla suave.

—Yo… no puedo correr…
No sé si puedo caminar.

Erik inmediatamente la levanta en brazos.
No pregunta.
No duda.

—Si vos no podés, yo puedo.

Ella entierra la cabeza en su hombro.

—Erik… él viene por mí.

—Que venga —dice él—.
Yo estoy acá.

Mi pecho se encoge un poco.

No de miedo.
De algo parecido a esperanza.

Pero después miro el terreno.

El rastro negro.

La dirección.

Y todo se me cae encima.

Porque el camino que Stiven tomó…

se dirige al norte.

Y al norte…

Hay ruinas.
Pero no ruinas comunes.

Hay un laboratorio.

Un laboratorio de la Orden de Helix.

Uno de los pocos que nunca se logró destruir.

Un lugar que respira secretos.
Un lugar que contuvo el proyecto RESET.
Un lugar que podría hacer que el Eco deje de ser una criatura…

…y se convierta en un sistema.

Susan también lo nota.
La veo blanquear.

—Kai…
decime que no va hacia donde creo que va.

No respondo.

Erik aprieta los dientes.

—¿Qué es ese lugar?

—El Laboratorio Helix N°3 —digo—.
Uno de los centros principales donde estudiaron las mutaciones cognitivas.
Y donde crearon las primeras interfaces del Eco.

Bella murmura:

—Entonces va a completar lo que empezó.

Kai (yo) asiento.

—Si llega primero…
no lo vamos a poder detener nunca.

Susan se lleva una mano a la frente.

—Tenemos dos opciones:

  1. Perseguirlo ahora, heridos, agotados, con chances mínimas.
  2. Irnos y recuperarnos…
    y perderlo para siempre.

Erik responde sin pensar.

—OPCIÓN UNO.

Bella también.

—UNO.

Yo también.

—Uno.

Susan suspira.

—Sabía que iban a decir eso…

Estela levanta la vista, como si despertara un segundo.

—Hay tres caminos…
pero uno está… roto…
no vayan por el que respira…

Y vuelve a perderse en su mundo.

Kai se acerca al rastro oscuro.
Lo toca con la punta de los dedos.

La sombra se mueve ligeramente.

Como si me reconociera.

Como si me invitara.

—Kai —dice Erik—.
No lo toques.

—No lo estoy tocando —respondo.
Pero él tiene razón.
Se siente caliente.
Vivo.
Observador.

Nova susurra detrás mío:

—Lo estás sintiendo…
¿no?

—Sí.

Respira.

Y digo lo que nadie quiere escuchar:

—No solo lo siento.
Me está llamando.

Erik frunce el ceño.

—¿Qué carajo significa eso?



#220 en Ciencia ficción

En el texto hay: postapocaliptica

Editado: 10.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.