Cenizas en el lago

Capítulo 3

Han pasado dos meses desde que Sofía Ramírez llegó a la Universidad de Willow Creek, Pensilvania, y el campus se ha convertido en su mundo. Los edificios de ladrillo rojo, envueltos en enredaderas, están ahora rodeados de arces encendidos en tonos carmesí, dorado y naranja, sus hojas secas alfombrando los senderos de grava con un crujido constante bajo las botas de los estudiantes. El aire de octubre es fresco, con un toque de humedad que huele a tierra mojada, calabazas talladas y el humo lejano de una fogata. El campus vibra con la energía del otoño: estudiantes corren con libros bajo el brazo, el aroma a café flota desde los carritos de la plaza central, y las noches se llenan de risas, música y el eco de fiestas que resuenan desde las fraternidades. Sofía se ha integrado como si siempre hubiera pertenecido aquí. Su grupo de amigos, formado en las primeras semanas entre clases y charlas en el comedor, es su ancla: Riley, su compañera de cuarto, con su energía caótica y su risa contagiosa; Tara, cuyas trenzas largas bailan cuando cuenta historias; Mia, con su cabello azul y su humor mordaz; Ethan, el fanático de los cómics que siempre lleva camisetas frikis; y Jake, el bromista con una gorra de béisbol que nunca se quita. Ethan, que es gay, tiene un talento para imitar a los profesores con un sarcasmo que hace reír a todos, mientras Mia y Tara, que se conocieron en una fiesta y se besaron bajo las luces estroboscópicas, no se han separado desde entonces, sus manos siempre entrelazadas, sus sonrisas cómplices iluminando cualquier habitación.

El grupo ha encontrado un ritmo perfecto: se reúnen en la biblioteca para estudiar, con mesas cubiertas de libros, vasos de café y notas garabateadas; comparten pizzas en el comedor mientras intercambian chismes; y los fines de semana, se lanzan a las fiestas del campus o pasan noches viendo películas de terror en el dormitorio de Sofía y Riley, con palomitas desparramadas por el suelo y risas que resuenan hasta la madrugada. Riley, con su pasión por las fiestas, siempre los arrastra a algún plan loco, como colarse en un bar del pueblo o bailar hasta que amanece.

En estos dos meses, Sofía ha visto a Alex Carter todos los días, como si el destino se empeñara en cruzarlos. Lo ve en los pasillos del edificio de humanidades, con su chaqueta de cuero y una sonrisa torcida que parece desafiar al mundo; en la cafetería, sentado con su grupo en una mesa ruidosa; o en las fiestas, donde siempre llega con la misma chica pelirroja del primer día, su brazo alrededor de sus hombros. Pero Sofía ha notado algo: en muchas fiestas, Alex termina en un rincón oscuro, besando a otra chica —una rubia con tacones altos, una morena con un vestido brillante— mientras la pelirroja no está a la vista. Su grupo de amigos es siempre el mismo: chicos con camisetas de bandas de rock, cadenas colgando de los jeans, y chicas con piercings y actitudes desafiantes, todos moviéndose como si fueran los dueños de la noche. Cada vez que Sofía lo ve, sus ojos verdes la atrapan por un segundo, y aunque recuerda las advertencias de Ethan sobre el caos que Alex lleva consigo, no puede evitar sentir una chispa de curiosidad.

Es la noche de Halloween, y el campus está en ebullición. Farolillos de calabaza iluminan los senderos, telarañas falsas cuelgan de las puertas, y los estudiantes pasean disfrazados: vampiros con capas baratas, brujas con sombreros torcidos, superhéroes con maquillaje corrido. La fraternidad Sigma Chi, donde el hermano de Sofía, Lucas, es miembro, organiza la fiesta más grande de la temporada. La casa de dos pisos está transformada: luces moradas y naranjas parpadean en las ventanas, una máquina de humo llena el aire de neblina, y la música retumba, una mezcla de pop gótico y éxitos de los 2000. El césped está salpicado de vasos rojos y estudiantes riendo, algunos tambaleándose por el alcohol, otros posando para fotos con disfraces extravagantes.

Sofía y su grupo se preparan en el dormitorio, el aire cargado con el olor a laca, perfume y el esmalte de uñas rosa de Riley. Sofía ha elegido un disfraz de vampiresa, pero con un toque atrevido que sus padres desaprobarían: un vestido negro ajustado con escote profundo, medias de encaje que suben por sus muslos, botas altas y colmillos falsos que brillan cuando sonríe. Su cabello castaño cae suelto en ondas salvajes, y sus labios, pintados de rojo sangre, contrastan con el maquillaje oscuro alrededor de sus ojos marrón avellana. Riley, con una pasión evidente por Lucas, ha elegido un disfraz de diablesa sexy para atraparlo: un corsé rojo brillante, shorts negros cortos, cuernos de plástico y una cola que se balancea cuando camina. Su cabello rubio está suelto, con mechones teñidos de rojo temporal, y sus uñas rosa neón relucen bajo las luces del dormitorio. Mia va de bruja moderna, con un corsé negro, una falda larga con una raja alta y un sombrero puntiagudo que lleva ladeado con actitud. Tara, su pareja, es una Cleopatra sensual, con un vestido dorado que abraza sus curvas, una peluca negra lisa y un cinturón de monedas doradas que tintinean con cada movimiento. Ethan, fiel a su estilo, es un Jedi, con una túnica marrón, una capa raída y un sable de luz de juguete que no para de blandir. Jake, siempre relajado, va de zombi rockero, con una camiseta rota de Metallica, jeans desgastados, maquillaje grisáceo y lentillas blancas que le dan un aire espeluznante.

Riley, mientras se aplica brillo labial frente al espejo, no puede contener su entusiasmo. —Lucas va a estar en la fiesta, ¿verdad? —pregunta, girándose hacia Sofía con una sonrisa nerviosa. Su corsé rojo brilla, y la cola de diablesa se engancha en una silla, haciéndola reír. —Quiero que me vea. ¿Crees que le gustará esto?

Sofía sonríe, ajustándose los colmillos falsos. —Estás increíble, Riley. Lucas no va a poder despegar los ojos.

—¡Eso, reina! —exclama Mia, dándole un codazo a Riley mientras se coloca el sombrero de bruja. Tara, a su lado, asiente, sus monedas doradas sonando mientras ajusta su peluca.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.