Cerca de ti

Capítulo 01

El chico frente a mí mueve los labios suavemente, parece que está tratando de decir algo, pero todo parece que se mueve en cámara lenta y yo no consigo descifrar de qué se trata. Tiene los ojos tan oscuros que cuando me mira parece que puede ver a través de mí. Y cuando se mueve ligeramente para agarrar unas hojas de papel de su escritorio, su cabello baila con él y un pequeño mechón se posa rebelde sobre su frente, el cual logra apartar con un movimiento de mano, sin darle mucha importancia. Pero para mí ese movimiento me parece de lo más atractivo.

Todo lo que hace Christopher Williams me parece atractivo. Punto.

Cuando habla parece que sus palabras hipnotizan o que lanzan una especie de hechizo, ya que te pierdes en el movimiento que hacen sus labios al pronunciarlas. Su mandíbula marcada se mueve con cada sílaba que sale de su boca y cuando te habla te mira fijamente, para que tengas la seguridad de que sus palabras van dirigidas a ti, que lo demás en el mundo no es relevante, sólo él. Cuando estamos juntos, no me importa lo demás, sólo somos él y yo. Siento que me derrito por dentro con cada mirada y mi corazón parece que está corriendo una maratón.

Justo como lo hace en este momento, porque Chris no ha dejado de mirarme. De hecho, lleva rato poniendo su mirada sobre mí, articulando algo con sus hermosos labios. Aunque no logro descifrar de qué se trata.

—¿Andrea? —Escucho que me dice, pero yo todavía estoy regresando de la luna.

Danielle Jones, nuestra Tesorera y quien está sentada a mi derecha, me da un pequeño golpecito en el hombro que me hace volver al presente, sus cejas levemente fruncidas.

De repente lo recuerdo, estoy en una reunión del Consejo Estudiantil de la que, por cierto, yo soy la vicepresidenta.

—¿Ah? ¿Qué? Perdón, estaba pensando en la tarea de Matemáticas —me excuso.

Christopher Williams me mira fijamente y yo me estremezco en mi lugar. Es el único de todo el grupo que se encuentra de pie frente a la pizarra, con un marcador en manos haciendo algunos apuntes. Siempre hace lo mismo porque, claro, se trata del presidente del instituto. El presi, como le decimos a veces, como le digo en mi mente. O Chris, cuando mis fantasías me ganan. No sólo es el chico más popular del instituto, sino que también el favorito de los profesores, el promedio más alto de las calificaciones generales, jugador estrella del equipo de fútbol, de familia bien acomodada, una novia guapa y con un rostro esculpido por los mismos ángeles. Él es simplemente perfecto.

Y claro que no hace falta decir que esa novia no soy yo. A mí a duras penas me habla para asuntos meramente del Consejo, como ahora.

Mi pobre excusa parece hacerle gracia a los presentes, ya que Elizabeth Gómez, una de mis mejores amigas y secretaria del Consejo Estudiantil, me mira divertida y vociferando una risilla sarcástica.

—Ay, Andrea, eres el segundo mejor promedio del instituto, seguro que la podrás hacer… —dice, refiriéndose a la tarea de Matemáticas que debemos presentar pronto—. La que está en problemas soy yo…

Las palabras de Eli se ven cortadas, cuando una mirada oscura y fría se posa sobre nosotras, lo que hace callar a la castaña de inmediato. A pesar de lo que dicen sus ojos, el presidente nos sonríe, con esa sonrisa que yo tengo tan estudiada como la materia de los exámenes. Vuelve a preguntar lo que dijo anteriormente, cuando yo estaba en mi mundo de fantasía.

—¿Nos puedes conseguir rosas para el puesto de ventas? Por favor.

Otra vez esa sonrisa.

—Claro —Asiento de forma inmediata, después de todo para mí esa tarea es muy sencilla debido a mi trabajo de medio tiempo.

Justo ahora estamos planeando las actividades a hacer en el día de San Valentín, el instituto nos dio permiso de hacer ventas de rosas y alguna otra cosas si queríamos. Todo gracias a Chris, quien fue el que convenció a la directora de que nos dejara recaudar fondos de esa manera. Y, sinceramente, ocupamos el dinero para cumplir todo lo que se prometió en nuestra campaña durante las elecciones estudiantiles.

Pero ahora mi mente está en otro lugar, ya que, a pesar de que he estudiado cada una de las facciones, expresiones y miradas del chico castaño que me mira sonriente, debo admitir que hoy se ve diferente. La expresión en su rostro se ve diferente.

Hoy su sonrisa luce mucho más amplia, casi forzada, como si no quisiera hacerlo en realidad o como si algo lo estuviera molestando. Parece como si solo estuviera siendo amable por obligación. Ese simple hecho me hace pensar que tal vez le ha sucedido algo y por eso hoy no está siendo el mismo Chris de siempre. Si tuviera más confianza le preguntaría si se encuentra bien, pero nuestra relación sólo es de compañeros de clase y del Consejo Estudiantil, por lo que nuestras conversaciones siempre han sido relacionadas a esto.

Hablamos de un par de cosas más acerca de la actividad y nos dividimos nuestros trabajos, por mi parte yo debo de conseguir las flores que se venderán en el puesto de ventas, después debo de enviar un reporte acerca de los costes. Nos vemos obligados a verificar cuál es el presupuesto con el que contamos, que no es mucho, así que Christopher se ofrece a ayudarnos con eso. Y todo es documentado por nuestra secretaria, Elizabeth, para que no se nos olvide nada después. Nuestro fiscal solo asiente a todo lo que decimos, pero nos asegura que está dispuesto a ayudarnos en lo que sea necesario.

Oficialmente, la reunión se da por concluída.

Doy una última mirada al presidente, quien se ha quedado atrás recogiendo sus cosas. Parece cabizbajo y pensativo. Aunque no me quedo mucho tiempo, ya que soy arrastrada por el huracán revoltoso que es mi amiga Elizabeth, quien no para de cantar una canción en lo que parece ser coreano. Aunque más que cantar, parece como si estuviera invocando algo. Inventa palabras al ritmo de una melodía que desconozco, mientras da pequeños saltitos de alegría por algún motivo aparente…




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