Cerca de ti

Capítulo 06

—¿Necesitas que te lleve? —pregunta mamá desde el otro lado de la cocina.

Miro por la ventana. Afuera, el cielo está completamente despejado y el sol brilla con tanta intensidad que parece quemar cualquier cosa en su camino. Generalmente voy caminando al trabajo, pero hoy el calor es casi insoportable. Ah, ya estoy deseando el aire acondicionado de El Edén.

Además, hoy no es un día cualquiera. No. En uno de esos simplemente iría a la floristería y atendería a los clientes junto a mi tía Lou. Pero hoy ella no estará. En cambio, un chico nuevo comenzará a trabajar ahí. Por eso tengo que llegar temprano y verme decente, no acalorada y sudorosa. Una buena primera impresión es clave para asegurar una relación laboral estable.

Durante la semana, mi tía me comentó un poco sobre cómo trabajaremos los sábados, así que confío en que las cosas no sean complicadas. Me dejó a cargo y tengo que manejar el dinero hoy, lo que me pone un poco de presión, para ser sincera. Me dijo que el chico nuevo estuvo con ella estos días aprendiendo algunas cosas, aunque eso básicamente significaba que lo estuvo poniendo a prueba. Al parecer, él se ganó su confianza y la sorprendió con lo rápido que aprende.

"Espero que se lleven bien. Suerte." Ese fue su último mensaje esta mañana.

—Ay, por favor, mamá. Si tienes que salir, llévame o voy a llegar derretida.

—Bueno, apura, apura —me apresura mientras acomoda su bolso de mano.

Miro a papá y él sonríe divertido. Lo imito.

—¿Qué es tan divertido? —pregunta mamá, frunciendo el ceño—. Se nos hace tarde y no puedo llegar tarde a mi cita en la peluquería. Y tú tienes trabajo, Andrea. —Me señala con el dedo.

—¡Por Dios, Megan! Aún es temprano.

—Claro que no, Matthew. Hay que considerar el tráfico y si llegas a la hora exacta, llegas tarde.

Papá rueda los ojos y le da un sorbo a su café. Yo retengo una risa por su gesto y termino mi desayuno lo más rápido posible.

Minutos después, ya estoy en el auto de mamá. Ella va concentrada en la carretera, sin prestarle atención a nada más. Yo, por mi parte, no dejo de pensar en todo lo que ha ocurrido estos últimos días.

Por primera vez en mi vida, estoy envuelta en un rumor. Los estudiantes hablan de mí a mis espaldas. Sí, todavía me sorprende, especialmente porque siempre he intentado llevarme bien con todos. Odio las peleas. Son demasiado agotadoras.

Pero si hay una persona a la que no puedo sacarme de la cabeza, es Christopher Williams. Bueno, en realidad, dos. Porque las palabras de Kristen siguen rondando en mi mente, incapaz de pensar en otra cosa.

"Chris no es el príncipe azul que tú crees que es."

Sus palabras me dejaron con un sinfín de preguntas que me carcomen por dentro. No entiendo a qué se refiere. Me hace cuestionar qué Chris es el que ella conoce. Porque el que yo conozco es amable, caballeroso, gentil, carismático. El único chico decente en todo el instituto. Y está saliendo conmigo.

"Christopher se merece a alguien mucho mejor."

"A mí me parece que solamente te está usando."

¿En serio así nos ven todos?

—Andrea —escucho que me llaman.

Mamá me voltea a ver con el ceño fruncido.

—¿En qué tanto piensas? ¿En tu novio?

Precisamente. Pero no en la forma color de rosas que ella se imagina. No es un sentimiento bonito el que empieza a instalarse en mi pecho.

—Por cierto, ¿cuándo lo traerás a cenar?

Me quedo pensativa por un momento. No estoy segura de si mis padres alguna vez han conocido a Chris, pero no dudo que lo reconozcan de las reuniones de padres o las ceremonias de bienvenida de la escuela. Siempre participa o da algunas palabras como representante del salón o por sus excelentes notas.

Alguien como Christopher Williams sería el yerno de ensueño de cualquier padre. Quiero que lo conozcan, pero no sé si él quiera hacerlo. Después de todo, lo nuestro es solo una mentira para él.

—Un día de estos lo invito —le sonrío—. Pero no sé cuándo tendrá tiempo. Pasa muy ocupado porque es el presidente del instituto y también el capitán del equipo de fútbol.

Mamá parece completamente maravillada por lo que acaba de escuchar.

Después de unos minutos, estaciona el auto frente a la floristería de Lou y, antes de que baje, dice:

—Ten cuidado con ese nuevo compañero. Quién sabe qué tipo de persona habrá contratado Louisa. Nunca confié en ella para tomar decisiones. Es muy… espontánea. En fin, suerte y cuídate. Llámame si necesitas que te recoja.

—Gracias por traerme. Adiós.

Bajo del auto, pero antes de que cierre la puerta, mamá vuelve a hablar.

—Ah, y demuéstrale que Andrea Lindsey Holland es la que manda aquí.

Sonrío de lado mientras veo el auto alejarse. Aún no ha llegado nadie, ni rastro de mi compañero. Suspiro y saco las llaves del bolso, apresurándome a abrir la puerta. Reviso la hora: 7:51. Faltan nueve minutos para que la tienda abra, y él sigue sin aparecer. Solo espero que no llegue demasiado tarde... o peor aún, que ni siquiera se presente. Oh, pero si eso sucede, Lou me las pagará.

—Oh… Este… Hola.

Abro la puerta justo cuando una voz me interrumpe. Me giro y me encuentro con un chico alto que me resulta extrañamente familiar. Frunzo el ceño, intentando recordar, hasta que una especie de déjà vu me golpea. Esos ojos cálidos color miel, los rulos castaños rebeldes, las mejillas pálidas y pecosas… Sí, es él. Mi salvador de aquel día lluvioso, quien me sostuvo en sus brazos antes de que me resbalara y cayera al suelo.

—Tú…—murmuro, todavía incrédula—. ¿Qué haces aquí?

Él guarda silencio un momento, desviando la mirada hacia la tienda antes de responder, con un tono tan bajo que apenas lo escucho:

—Bueno, es que voy a trabajar aquí.

Lo observo en silencio, asimilando sus palabras. Definitivamente no tiene pinta de delincuente, no parece alguien con malas intenciones. De hecho, se ve tierno con su cabello desordenado y su suéter color crema. Además, me salvó aquel día. Y si mi tía confió en él para trabajar en la tienda, quizá yo también debería darle una oportunidad.




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