Cerca de ti

Capítulo 21

—Verte así ya me preocupa.

Lex me observa con el ceño fruncido, mientras la expresión de mamá refleja una mezcla de preocupación y expectativa. Ambas me estudian, como si intentaran descifrar algo que ni siquiera yo logro entender.

—No dormí mucho anoche—confieso finalmente.

No es mentira. Anoche fue un caos emocional. Cada vez que cerraba los ojos, las palabras de Christopher regresaban, golpeando mi mente como una tormenta.

"Tú estás enamorada de mí a pesar de que yo no lo estoy de ti."

Esas palabras no solo dolían; se sentían como una daga clavándose una y otra vez.

—Cuando veas a tu novio, seguro te pondrás de buen humor—comenta mamá con una sonrisa que parece demasiado perfecta para ser real—. Es San Valentín, después de todo, y Chris es un encanto.

La frase me atraviesa como un puñal en el pecho, pero me esfuerzo por no mostrarlo. Lex, sin embargo, parece captar algo. Le lanza una mirada a mamá, después a mí. Es como si supiera más de lo que está dispuesta a decir.

Asiento lentamente, obligándome a fingir una sonrisa que no siento. Una máscara perfecta, la misma que llevo cada día, solo que hoy se siente más pesada que nunca.

En el autobús, mientras espero que llegue, practico mi expresión neutral en la pantalla de mi teléfono, como si fuera una actriz preparándose para su escena más desafiante. No puedo permitirme quebrarme, no aquí, no ahora. La vulnerabilidad solo alimentaría las miradas y los rumores.

—¿Discutiste con el presi?—pregunta Lex de repente, rompiendo mi burbuja de silencio.

Su tono es más suave de lo habitual, algo raro en ella. Nuestra relación ha mejorado un poco en los últimos meses, pero no lo suficiente como para que me sienta cómoda compartiendo esto. No respondo, y parece tomar mi silencio como un sí.

—Es que… vi la foto—empieza a decir con cautela, pero el rugido del autobús al llegar corta su frase.

Soy la primera en subir, asegurándome de ocupar un asiento cerca de la ventana. No quiero hablar más del tema, ni siquiera con Lex. Ahora soy yo la que huye, buscando refugio en el paisaje que pasa a toda velocidad.

Cuando entro al instituto, las miradas me pesan más de lo habitual. Camino rápidamente, fingiendo no notar los susurros a mi alrededor. Estoy a punto de doblar un pasillo cuando Cherry y Eli aparecen frente a mí.

—¡Hey, Andrea!—exclama Eli, como si su saludo hubiera sido casual, aunque noto la inquietud en sus ojos.

—Eh… Hola—respondo, intentando forzar una sonrisa.

Cherry cruza los brazos y da un paso más cerca, estudiándome.

—¿Estás bien?—dice Cherry, pero su tono tiene un matiz raro.

Yo asiento, dibujando una gran sonrisa en mi rostro. Sé que son mis amigas, pero no es momento de preocuparlas con mis cosas.

—Ajá—añade Eli, intentando sonar despreocupada mientras juguetea con el tirante de su mochila—. Es que… no sé, pareces cansada.

Sus palabras me toman por sorpresa. No sé si sentirme agradecida o no, porque sé que no es lo que realmente quería preguntar, pero lo hace para no incomodarme.

—No dormí muy bien anoche—murmuro, encogiéndome de hombros para restarle importancia.

Eli asiente lentamente, aunque su expresión sigue siendo dudosa.

—Ah, ya…—murmura, antes de lanzar una mirada a Cherry como buscando apoyo.

Cherry no necesita más para dar un paso al frente.

—¿Pasó algo con Chris?—pregunta al fin, pero su tono es contenido, casi como si temiera ofenderme.

—¡O con alguien más! No tiene que ser él—se apresura a añadir Eli, levantando las manos como si quisiera suavizar el momento—. Es solo que… sabes que puedes contarnos, ¿no?

—Sí, sí—dice Cherry, bajando un poco la voz y mirándome fijamente—. Y si ese idiota te dijo algo estúpido, solo dilo. Sabes que lo busco y lo…

—Cherry—la interrumpe Eli, poniendo una mano en su brazo.

—¿Qué? Solo digo que si hizo algo malo…—murmura Cherry, con una mueca mientras desvía la mirada.

No puedo evitar soltar una risa breve, casi involuntaria. Ellas son así: diferentes, pero siempre buscando cómo apoyarme.

—Chris no hizo nada, bueno, no exactamente…—digo, dudando en si debería explicarles todo o guardármelo para mí.

—¿Tiene que ver con los rumores?—pregunta Eli con cuidado, inclinándose un poco hacia mí.

Frunzo el ceño y miro al suelo. Parece que todos ya se han enterado.

—La gente tiene vidas tan aburridas que lo mejor que pueden hacer es hablar de los demás.—dice Cherry, ahora con el ceño fruncido y los puños apretados.

—No tienes que escucharlos—añade Eli, su tono más suave—. Solo queremos asegurarnos de que estás bien.

El calor en sus palabras y la forma en que ambas intentan acercarse sin presionarme me hacen sentir un nudo en la garganta. Me esfuerzo por devolverles una pequeña sonrisa.

—Estoy bien.

Eli me observa un segundo más antes de asentir, y Cherry suspira, aunque parece no convencida del todo.

—Bueno, solo recuerda que aquí estamos, ¿okay? Y si necesitas un plan para desaparecer a alguien...—Cherry hace un gesto dramático con las manos, lo que hace que Eli suelte una pequeña carcajada y yo sacuda la cabeza, un poco más relajada.

Aunque no digo nada más, su presencia hace que el día se sienta un poco menos difícil.

Mientras los demás estudiantes están en clase, el Consejo Estudiantil y algunos alumnos de último año trabajamos en las actividades del día. Junto con Cherry y Eli, nos dirigimos al stand designado para la venta de rosas. Muchas de ellas, claro, serán entregadas directamente en los salones. Cherry no es parte del Consejo, pero se ofreció a ayudarnos hoy, algo que le agradezco en silencio porque sé que lo hace por mí.

Chris está ahí. Lo noto de inmediato, aunque esté de espaldas. Solo verlo hace que algo en mi pecho se tense, una mezcla de dolor y rabia que apenas consigo tragar. No quiero que me vea, y menos que note cuánto me ha lastimado.




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