Cerca de ti

Capítulo 22

—No me gusta para nada. Andrea, dinos qué está pasando.

Mis amigas me miran de forma intensa e inquisitiva, expectantes a mi respuesta. Debo admitirlo, me he estado comportando extraña todo el día. Después de un día agotador, la lluvia se ha adueñado del lugar y afuera los estudiantes corren hasta los autobuses para evitar mojarse mucho. Mientras nos dirigimos a la salida, nos detenemos un momento a esperar el momento adecuado para salir.

—Nada, en serio. Solo es el tema de la foto.

Ellas me miran con esa misma expresión que me han dedicado todo el día, desde que me preguntaron lo mismo en la mañana. Esa que dice “no te creemos nada”. Aunque lo que dije no es del todo mentira, en realidad la foto fue lo que inició mi discusión con Christopher. Aunque esa no es la razón por la que me ha dolido el pecho desde el día anterior. Me debato en si decirles la verdad, aunque confesar que les he estado mintiendo todo este tiempo no me parece la mejor opción.

En realidad, me da miedo lo que puedan opinar de mí.

Cherry me mira con el ceño fruncido, molesta, casi lastimada. Está apunto de decir algo cuando Eli la corta.

—Ya, si tú lo dices, entonces te creemos. Aunque… me preocupa si él sigue molesto por eso. ¿Acaso no confía en tí?

Creo que más bien ni siquiera le importo.

—Claro que lo hace, es solo que…

Ha estado jugando con mis sentimientos todo este tiempo.

Aunque debería dejar de ser tan hipócrita y aceptar de una vez que yo también lo he estado haciendo. De hecho, acepté este trato para poder acercarme a él y que se enamorase de mí, incluso le mentí una vez.

Entonces… ¿Quién es peor?

Aunque, si no tengo ni una pequeña oportunidad con él. ¿De qué sirve seguir fingiendo que somos algo? Cada acción que él hace para llamar la atención de los demás solo me lastima, el ramo de rosas que me dio antes es un gran ejemplo de eso.

A mi lado Cherry suspira.

—Está bien, si no nos quieres contar qué pasó en realidad, no te presionaremos.

—¡Cherry! —exclama la castaña.

—Pero es cierto, ha estado actuando extraño todo el día… Desde hace semanas, incluso.

—¡Vaya, vaya! —dice con su tono despreocupado—. Miren a quiénes me encuentro aquí, mis dictadoras favoritas.

Cherry cruza los brazos y levanta una ceja con una expresión de fastidio y diversión.

—¿No deberías estar encerrado en algún sótano ensayando para no humillarte esta noche? —habla en todo sarcástico.

Nat lleva una mano al pecho, fingiendo indignación.

—¡Auch! Cherry, siempre tan dulce. ¿Cómo sobreviviría sin tus ánimos? —Hace una pausa y sonríe de lado—. Pero tranquila, cariño, alguien tan perfecto como yo no podría equivocarse.

Eli suelta una carcajada mientras yo no puedo evitar sonreír. Nat tiene ese efecto; su presencia aligera el ambiente, incluso cuando Cherry intenta ignorarlo sin mucho éxito

—¿Y ustedes qué dicen? —Nat se balancea ligeramente sobre sus talones—. Hoy tenemos una presentación. Podría dedicarles una canción… —Baja la voz y guiña un ojo—. Aunque corren el riesgo de enamorarse de mí.

—¡Qué considerado! —responde Cherry con una sonrisa diabólica—. Me encantaría ir a verte fallar en vivo.

—Lo sabía, eres mi fan número uno —bromea él, inclinándose ligeramente hacia ella antes de enderezarse y dar un paso atrás—. Nos vemos esta noche, chicas. Prepárense para quedar sin palabras.

Aunque antes de que se vaya, Cherry lo detiene.

—Éxitos —Se limita a decir.

El rostro de Nat se ilumina y se aleja de nosotros con una gran sonrisa, hace una pequeña reverencia con su guitarra antes de girarse y seguir su camino.

Nos quedamos en silencio por un momento, hasta que Cherry resopla y sacude la cabeza.

—No puedo creer que alguien como él tenga fans.

—Bueno, Nat tiene su encanto —comento.

La rubia hace una mueca con el labio.

—He visto a su mamá corretearlo en calzoncillos por el patio. No sé qué tiene eso de encantador.

—Hablando de encantador… ¿Qué pasa con el chico de las pecas, Andrea? —pregunta Eli, volviéndose hacia mí esta vez.

¿El chico de las pecas? ¡Dean!

Ahora ambas me miran con curiosidad. Me encojo de hombros.

—Solo somos amigos.

—Ajá… —dice Eli en tono sarcástico, luego se cruza de brazos—. Creo que le gustas.

Abro los ojos de par en par.

—Claro que no, solo nos llevamos bien, es todo—explico, aunque esto parecer no dejarlas satisfechas.

—Te dio flores —dice Cherry, de repente poniéndose del lado de Eli.

—Y se veía muy nervioso a tu lado —Le sigue la castaña.

—Ya les dije que somos buenos amigos. Además Dean es muy tímido. No es nada más que eso.

El rostro de Dean antes que se fuera esta mañana llega a mi mente e instintivamente me acuerdo de las flores que guardé en mi casillero. Rosas y tulipanes. Ambas hermosas y completamente diferentes entre sí.

Me vuelvo en mi lugar y comienzo a doblar por el pasillo.

—¡Hey, no huyas de mis preguntas! —exclama Eli lo suficientemente alto como para escucharla desde donde estoy.

—No huyo, voy a recoger algo rápido al casillero.

—Pero ya se va el bus —dice.

—¡Voy rápido!

—Sí que está huyendo—escucho a Cherry susurrarle a la castaña antes de continuar mi camino.

La lluvia golpea las ventanas con fuerza y el eco de mis pasos resuena a mi alrededor. Ya casi no hay estudiantes dentro del instituto por lo que hago mi mayor esfuerzo por apresurarme en llegar lo antes posible a mi casillero. Sin embargo algo hace que me detenga de forma abrupta. Unas voces se escuchan en el otro pasillo. Una punzada me atraviesa el cuerpo y una sensación de malestar me recorre todo el cuerpo. De inmediato me doy cuenta quiénes son.

—No, no me mientas. Pelearon, ¿verdad? Pero no por algo simple. No puedes engañarme, Chris. Te conozco. Sigues siendo el mismo de siempre. Incapaz de enfrentar lo que sientes, incapaz de disculparte. No has cambiado nada.




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