Cerca de ti

Capítulo 27

El bullicio del parque de diversiones me envuelve en cuanto cruzamos la entrada del lugar. Hay luces de colores parpadeando por todas partes, la risa de los niños mezclados con la música de fondo y el aroma a algodón de azúcar y palomitas flotando en el aire.

—Feliz cumpleaños, Eli —digo con una sonrisa, mirándola de reojo.

La castaña me vuelve a ver con una gran sonrisa en los labios. Hoy se ha peinado con dos trenzas a los lados que combinan con su vestido blanco y pantalón. Nunca pensé que alguien pudiera combinar esas dos prendas y lograr que tenga sentido.

Nos situamos un momento cerca del carrusel, donde da un poco de sombra. Hoy los amigos más cercanos de Elizabeth nos hemos reunido para celebrar su cumpleaños. Está su novio Noah y también Cherry. Y… también Christopher.

El presidente del instituto no ha dicho mucho desde que llegamos, lo cual no me molesta en absoluto. Sé que mis amigos no están particularmente emocionados con su presencia, pero no se han quejado. Noah y Eli intercambian miradas maliciosas de vez en cuando.

—No esperábamos que vinieras —dice Cherry de repente, dirigiéndose a Christopher. El tono en su voz delata las intenciones de su comentario. Eli se vuelve para darle un codazo y ella se queja en silencio.

—Pensé que el equipo de fútbol tenía una fiesta hoy —dice Noah—. O al menos eso escuché, no es como que me hayan invitado…

Christopher lo ignora.

—Andrea me invitó —responde él con una sonrisa segura, aunque ambos sabemos que no fue exactamente así.

Me llamó en la mañana para invitarme a la fiesta del equipo de fútbol. No soy muy fan de las fiestas, pero sé muy bien que me cuesta rechazar algo que me pide Christopher. Aunque esta vez pude poner como excusa el cumpleaños de Eli. Lo sorprendente fue que después de decirle que ya tenía planes, me preguntó si podía venir con nosotros. Me parecía una pésima idea, más tomando en cuenta que las chicas ya sabían acerca de mi relación falsa con él. Sin embargo, al final accedí y terminé por preguntarle a Eli si nos podía acompañar. Como era de esperar, ella no se mostró muy entusiasmada con la idea.

Desde que sabe la verdad acerca de nosotros creo que su concepto de Christopher ha cambiado, hasta podría decir que ya no le agrada. Y cuando le repito que yo fui quien aceptó el trato, me da una mirada de tristeza y no dice nada más. No me gusta que me mire así, pero al menos no es como Cherry, quien parece que lo apuñalará en cuando me descuide un momento.

—Porque le rogaste que lo hiciera —dice Cherry de forma cortante, enviándole una mirada fría al castaño.

Christopher se ríe como si fuera una broma, pero noto la forma en que su mandíbula se tensa.

Me acerco a la rubia y la tomo del brazo. Una cosa es que lo ignore, pero otra cosa muy diferente es que se está metiendo con él de forma tan directa.

—Cherry, por favor…

Ella me mira de forma incrédula y rueda los ojos, para luego susurrar:

—Es que no entiendo qué hace aquí, Andrea. No entiendo qué haces con él todavía.

Pongo los ojos en blanco, deseando que Christopher no haya escuchado nada de lo que la rubia acaba de decir. Y, si lo ha hecho, disimula muy bien que no ha escuchado nada.

Cherry no dice nada más y yo decido dejar el tema ahí antes de que las cosas se salgan de mis manos. Me acerco a Christopher y decido no apartarme mucho de él en toda la tarde.

Por suerte una figura se acerca y la atención de todos se posa en el recién llegado. Se trata de un chico con una cazadora de cuero que se me hace muy familiar. Lleva su cabello que le llega hasta los hombros suelto. Se acerca con tono vacilante como si no estuviera muy seguro si debería de hacerlo, especialmente cuando sus ojos oscuros dan con la rubia, quien lo mira un momento con sorpresa y luego aparta la mirada.

No hace mucho Nat le confesó sus sentimientos a Cherry, quien ha sido algo así como su mejor amiga toda la vida. No sé cuánto han hablado desde entonces, o si tan siquiera lo han hecho. Sea como sea, las cosas entre ellos siguen tensas. A pesar de que Cherry dijo que hablaría con él, no lo ha hecho. Tampoco la culpo por eso, que tu mejor amigo se te confiese debe de ser impactante. Aunque también me siento un poco mal por Nat, él siempre la mira con ojos brillantes.

—Nat, viniste —dice Eli sonriendo.

—Claro que sí. Feliz cumpleaños, Eli.

Noah frunce el ceño y lo señala.

—Tú aún me debes un autógrafo.

Aunque el tono de Noah es fuerte, de inmediato deja escapar una sonrisa y se acerca al chico. La que no parece nada contenta con la llegada de Nat es Cherry. La rubia se ha puesto rígida en su lugar, evitando completamente cruzar miradas con el chico. Cherry se acerca a Eli y la toma de la muñeca, ignorando por completo a Nat, aunque sé que se está esforzando mucho por hacerlo.

—Tú y yo tenemos que hablar, Elizabeth —susurra en tono fuerte.

Veo cómo ambas se alejan, yo no hago el intento de ir tras ellas, ya que una figura a lo lejos capta toda mi atención.

Dean.

¿Qué hace aquí?

A mi lado Noah alza la mano en forma de saludo.

—¡Dean, por aquí! —exclama tratando de llamar la atención del chico.

Dean nos mira un momento y se acerca vacilante, su rostro levemente sonrojado. Casi siento como si pudiera leer su mente a través de las expresiones de su rostro. Con lo tímido que es, no me sorprendería que se devolviera en cualquier momento.

Me vuelvo hacia Noah con el ceño fruncido.

—¿Tú lo invitaste?

—Claro —dice restándole importancia, como si fuera la cosa más normal del mundo. Aunque según lo que yo sé, sólo han conversado una vez.

—No sabía que se llevaban tan bien —admito, sintiendo un poco de vergüenza por no saber este tipo de cosas acerca de mis amigos.

Noah se encoge de hombros.

—Ambos somos genios infravalorados, solo nos ven como mascotas del equipo. Pero ser mascota del equipo es un arte.




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