Cero

CAPÍTULO 3: Nueva vida

— ¡Ya para! — grito Zoé, golpeando a Leonardo en el proceso hasta que terminó por caer al suelo.

— Si. Se acabó — susurro Dylan.

Connor golpeaba sus brazos al aire, tratando de alcanzar sin éxito al castaño. Hasta que, sus sentidos se fueron. Su mirada era borrosa, sus sentidos desaparecieron; apenas podia escuchar su alrededor, pero poco a poco, su vision se tornó borrosa. Mientras sus piernas dejaban de funcionar y lo unico que pudo ver fue el rostro orgulloso de Dylan antes de caer por el abismo.

El viento silbaba en sus oídos, su corazón latía desbocado y la adrenalina inundaba cada fibra de su ser. En esos instantes, la perspectiva de su vida parpadeó ante sus ojos, un caleidoscopio de recuerdos y emociones.

El tiempo parecía alargarse. Se preguntó si había salida, si sus elecciones habrían sido diferentes en un mundo donde la intimidación no fuera su sombra constante, mientras el recuerdo de la risa de Dylan era reemplazada por el canto de aves. Como rugidos que resonaban en sus oídos.

De repente, su cuerpo chocó con la superficie del agua con un estruendoso chapoteo. La fría corriente lo envolvió, y la presión del impacto lo desorientó por un instante. Siendo arrastrado por el agua, el canto de las aves y un par de plumas negras que convirtieron su visión en una eterna oscuridad.

*

*

*

*

"Jiahh!" "Jiahh!" "Jiahh!"

*

*

*

*

— ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Dónde estoy?

*

*

*

*

"Jiahh!" "Jiahh!" "Jiahh!"

*

*

*

*

— Son ... ¿Aves?

"Jiahh!" "Jiahh!" "Jiahh!"

Un lugar sombrío cubría todo lo que una persona podría ver. Los ojos oscuros de Connor se abrieron poco a poco, ante la oscuridad.

Mientras sus sentidos lentamente regresaban, el sonido persistente de los "Jiahh!" continuaba, ahora más claro y cercano. Connor intentó levantarse, pero sus piernas no funcionaban, en aquel extraño y húmedo lugar con olor a lodo.

— ¿Qué es esto...? —murmuró, su voz temblando.

Los ojos de Connor comenzaron a adaptarse a la penumbra. Sentado, sus manos sintieron la frialdad, giró la cabeza en dirección de donde venía cada cantar y en busca de una salida. Hasta que una nueva voz resonó en su mente, produciendo un escalofrío en toda su espina dorsal. Sintiendo como su cabello se erizaba ante la sorpresa.

— Son los kharis jharis —dijo una voz masculina, profunda y extraña—. Parece que les agradas.

Connor giró rápidamente, buscando el origen de la voz. Sin éxito.

— ¿Qué? ¿Quién eres?

— Por ahora, nadie más que un sustituto. ¿Y tú?

"Jiahh!" "Jiahh!" "Jiahh!"

Connor revolvió su mirada alrededor. Siguiendo en su búsqueda por esas voces que golpeaban en su mente, balbuceando por responder hasta que sacudió su cabeza y gritó:

— ¡NO ENTIENDO NADA! ¡¿DONDE CARAJOS ESTOY?! ¡YO MORÍ! ¡DYLAN ME EMPUJO!

El eco de sus gritos se extendió por la oscuridad, apagándose lentamente en la distancia. Mientras el cantar persistente de los kharis jharis continuaba, logró levantarse. Su cuerpo se balanceaba al dar un par de pasos eufóricos. Hasta que un par de ojos amarillos se posaron frente a él.

Deteniendo sus suspiro ahogado por el miedo y la confusión.

— Quieres vengarte ¿no? ¿Recuerdas? — Era de nuevo esa voz. Esta vez, más cerca. Proveniente de esos ojos.

Connor no respondió. Sus ojos se abrieron con sorpresa.

El portón de tu escuela cerrada, entre los pasadizos, en el salón de clases y en las carpetas de cada uno, brillando por el rojo carmín de su sangre. Tus ojos viendo adelante, hacia el arma que los mató y terminó con tu sufrimiento “

Era tal como sus sueños, sin poder evitar dejar salir una pequeña sonrisa que escondio al volver a esos amarillos ojos penetrantes. Podían devorar su alma en cualquier momento.

— Los humanos son tan predecibles —continuó esa voz—. Ustedes se mueven por la venganza... Puedo ayudarte, puedo darte poder. Solo debes aceptar una condicion mía.

Connor titubeó, mirando fijamente a esos ojos. Recordando a Dylan y esos ojos sádicos cuando lo empujó por el acantilado, lo llenaba de rabia.

Empuño sus manos, apretando sus uñas en sus palmas, sintiendo el ardor. Pero no dolía.

— Yo … — empezó connor.

Tardó unos segundos en procesar, pero sus ojos volvieron a acomodarse en la tenue oscuridad. Logrando ver el rostro de esa figura. Los ojos amarillos parecian un fuego que alumbraba las mejillas firmes de una expresion determinada de un niño valiente que vio guerras.

Suspiro, sorprendido por esa apariencia. Pero sobre todo de esa voz de adulto. Era más pequeño que él, pero su ropa desgastada parecía de siglos pasados.

— Dejarás de ser un cero y te convertirías en el primero de todo— volvió a hablar el niño.

— Yo, acepto.

Fueron dos palabras, pero lo suficiente para que Connor pudiera ver esa expresión estoica del niño convertirse en una mueca de emoción. Mostró sus dientes con una gran sonrisa y sus ojos se convirtieron en fuego antes de correr, sorprendiendo a Connor.

Como si fuera intangible, lo vio atravesar su cuerpo, alcanzando un suspiro, mientras una extraña sensación lo jalaba hacia atrás y sus ojos oscuros, por un segundo, flamearon en un amarillo fosforescente.

De repente, Connor sintió una energía extraña fluir por sus venas, sus sentidos se agudizaron, escuchando el cantar de los kharis jharis con más fuerza.

*

*

*

*

"Jiahh!" "Jiahh!" "Jiahh!"

— ¿Qué? — susurro Connor.

Flotando en el agua, sus ojos pegados al cielo azulado del bosque. Escuchó el cantar de las aves alrededor de él, sintio el suave oleaje y hasta el sonido del movimiento de las ramas mecerse por el aire.

— ¿Estoy vivo?

De repente, su cabeza chocó contra una pequeña roca. Asustando y moviéndose por primera vez.

Con un gran esfuerzo, sus manos tocaron la textura rugosa de la roca mojada. Aún sin poder entender lo que había pasado, se mantuvo en el río absorto en sus pensamientos, hasta que una pluma negra volar frente a él y un canto llamó su atención:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.