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capitulo 4

Ya había pasado más de una semana desde los últimos lamentables hechos, y como buena amiga me dirijo fugazmente, a la casa de Angie a verla, al parecer ya estaba mucho mejor, la culpabilidad se fue un poco, pero con el tiempo se ira por completo, ella esta bien, eso importa. Me pequeña Angie intento abandonar el nido y no le fue bien.

El día no podría empeorar, después de saber que mi madre no vendría pronto, de nuevo.

No debería hacer eso, venir seguido y hacer que me acostumbre a verla seguido para luego solo, volver a la rutina y solo volver cuando le convenga.

No la puedo culpar.

Mejor dicho, yo no puedo culparla, y es irónico porque tampoco la puedo defender de sus acciones.

Preparo mi mejor sonrisa para mi amiga, que se, probablemente la necesitara, ha estado mucho en casa y no se lleva muy bien con su papá que digamos.

Pero ya veo que sophia ni siquiera intentara darle una sonrisa, quien va conmigo a casa de Angie.

después de la noticia de mamá se deprimió tanto o más que yo, pero mi hermana es así, no le gusta dar algo que no tiene y no lo intenta, eso me da confianza.

No me mentira descaradamente.

- ¿segura que no quieres volver y quedarte en casa?

- ¿a esperar a quién?

Esta resentida, y como no estarlo. Seguramente cuando mamá vuelva a discutir, no sé cuál de las dos es más terca, y esa no podía ser una buena combinación en esta situación.

-de acuerdo, señorita estoy a la defensiva, te lo decía para que descansaras.

- ¿de qué ?, si no e hecho nada en la semana, hasta falte dos días a clases.

Perder.

-no solo es necesario descansar físicamente.

-y pretendes que descanse psicológicamente en esa casa que ... o deberás, esta vacía- dijo con sarcasmo.

Y no lo decía solo por mamá, cada vez las cosas iban desapareciendo por arte de magia.

-al menos tu teléfono apareció.

-si, volveré a casa, me esconderé en un rincón a ver como las cosas cobran vida y se alejan de nosotras.

-o ver como vuelven a donde estaban.

Y no, ya no hablaba de lo material

-adiós, te quiero.

-y yo. -

Si sigo pensando en eso me deprimiré, y Angie no me puede ver deprimida, no hoy.

...

-buenas tardes señor Godoy. - llamo al padre de Angie con mi mejor sonrisa.

Aun me acuerdo a la primera ves que vine a esta casa. Angie me dio literalmente, una lista con cosas de etiqueta que tenia que seguir al venir a su casa, o sino su padre no me querría ver ni por casualidad.

Nunca fui una señorita tan formal.

Por eso casi nunca estamos en su casa, Angie es completamente otra persona, y solo por la aprobación de su padre. Aunque ella no lo acepte.

-adelante, Angie está en su cuarto- dice dándome espacio en la puerta para que pueda entrar.

-permiso.

¿Qué se hacía ahora?

Los zapatos.

- ¿dejo los zapatos donde siempre?

-no, ahora déjalos en la otra esquina. - yo respondí mientras me examinaba de arriba y abajo.

Al padre de Angie le gustaba el orden, y mas de lo que le gusta a una persona mentalmente sana.

Luego de sacarme los zapatos y dejarlos donde me dijo, le agradezco por dejarme venir y voy lo más rápido que puedo a la habitación de Angie.

Al ver a Angie sentada en la cama muy seria, me acuerdo de otra cosa, cierro la puerta a mi espalda y espero diez segundos.

Luego corro a abrazarla y ella me corresponde.

-perdón, me alegra que estés bien.

-no me pidas perdón demente, y estoy bien, o eso dicen los doctores, la verdad creo que me resfriare.

-no hablaba de eso.

-buu

Le entrego mi mochila y me alegra ver que su sonrisa aumenta al ver lo que hay adentro.

-te amo.

-amar es una palabra fuerte.

-sabes que le digo te amo a todo el mundo, no te quejes.

- ¿Te gusto?

-me encanto.

En la mochila había diversos dulces, dos libros edición bolsillo y unos audífonos que mi hermana le quiso dar. Todas cosas que su padre no le permitía y que yo siempre le di a escondidas.

- ¿bajo la esperanza y el dolor? - me pregunta mostrándome un libro de los que les traje.

-aun no lo leo, quiero ver si tu sufres con él o no.

-que considerado.

-siempre querida.

- ¿a propósito? ¿Qué paso con tu pie? - dice riendo.

-no te rías de mi tragedia, era un esguince.

- ¿y como fuiste a el hospital?

-larga historia, ahora mejor cuéntame como fue que te quitaron mi teléfono.

-no estoy muy segura, todo fue muy rápido, en un segundo ya no vi el teléfono en mis manos y al otro ya estaba en una camilla.

-ojalá todas las tragedias pasaran así de rápido.

-ojalá no pasaran tragedias.

-dejaran de pasarte.

-me encantaría saber cuándo.

-cuando mueras seguramente.

-y luego me dados cínica a mí.

la tapa, la misma que Erick me dejo en la puerta el otro día, estaba en el velador de Angie.

La curiosidad mata a el gato.

Al menos moriré sabiendo el porqué.

O la mismísima curiosidad me matara si no pregunto.

Y si, talvez era paranoica ya que solo era una simple tapa, pero no creo que una tapa con los bordes quemados sea coincidencia.

- ¿me dirías de donde sacaste esa tapa?

-la puso mi padre cuando llegue, dijo que era como para alejar el mal o algo así, la verdad es que no le preste mucha atención.

Nunca escuche que una tapa pudiera alejar ¿el mal?

-de acuerdo.

- ¿Por qué preguntas?

-curiosidad.

-la curiosidad mato al gato. - dice una voz ronca detrás de mi y me sobresalto al igual que Angie.

-me has asustado padre- Angie intenta distraerlo mientras entre las sabanas intentamos esconder todo lo que le traje.

- ¿de que tienes curiosidad Emma? -

-nada importante padre, solo de la tapa que pusiste ase poco.



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En el texto hay: romance, amistad, misterio.

Editado: 09.12.2021

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