Capítulo VII Susurro de un corazón

Gota a gota escurría su sangre por la lanza que hería su vientre, los cuadros blancos y negros debajo de sus pies comenzaban a mancharse pero Chesshire permanecía inmóvil, mirando de lado a aquella joven que le había herido. A su vez ella también lo miraba, ambos analizando cual sería el siguiente movimiento del otro.

Pasaron algunos silenciosos minutos que valieron su espera, Chesshire con gran agilidad rompió la lanza que le hería y con un segundo golpe trato de cortar con sus garras la cabeza de la intrusa. Esta por su parte detuvo el golpe con ambas manos y con una fuerza no mostrada hasta ahora, empujó hacia atrás a Chesshire para alejarlo de ella.

Chesshire giró en el aire y volvió a correr tratando de golpearla, pero nuevamente ella lo esquivo fácilmente e incluso le dio un golpe al fragmento de lanza que aún seguía incrustado en su vientre. Él resintió el golpe y se hincó de dolor.

Ella pasó su mano por su rostro y su boca volvió a aparecer en su lugar.

—Es suficiente ya me cansé de actuar. Sabes a qué he venido gato— dijo ella fríamente.

—Al menos—dijo Chesshire reincorporándose.— Comienzas a ser sincera, estaba preguntándome cuando revelarías tu verdadera apariencia… Loba, tienes un hedor que te delata fácilmente—

—Aaaah y yo pensé que esos baños en pétalos de rosas podrían engañar a tu olfato pero veo que te subestime. Perdón, perdón gato— dijo agitando su mano despreocupadamente y con una amplia sonrisa.

Chesshire se limpió la sangre que le escurría de la boca con el dorso de su mano y arrancó de su vientre el pedazo sobrante de la lanza.

—Déjame adivinar, ¿Quiéres ser la salvadora del mundo del ajedrez? ¿Los liberarás de la protección del gato demoníaco?— dijo él con tono burlón.

—Muchos piensan que usurpaste un lugar que no te pertenecía, nadie te reconoce como sucesor de la Diosa ¿Por qué un gato? ¿Por qué alguien como tú?— dijo mientras su apariencia frágil iba desapareciendo y su cabello se tornaba con tintes grisáceos y sus ojos adquirían un tono rojizo.

—Nadie…te quiere gato— dijo frente a él convertida en un lobo.

Chesshire sonrió apacible.

—Esa forma te va mejor.—dijo sin dejar de contemplar a la bestia que tenía al frente.

El Rey que ya había subido completamente observó horrorizado al lobo en que se había convertido la joven. Chesshire lo miró  a lo lejos y sin dejar de poner atención al lobo, detrás de él un par de ojos gigantes se abrieron y se cerraron en la oscuridad de  ese mundo.

Chesshire dio una vuelta a su piel de gato y  adoptó también su forma animal.

El lobo aulló y embistió contra él, Chesshire contra atacó.

El Rey solo miraba la pelea y una que otra vez esquivó las patas de ambos animales para no ser aplastado. No entendía cómo la joven era en realidad una bestia, tal vez el gato tuviera razón y ella no fuera realmente una persona sino una bestia antigua. Estaba confundido cuando recordó cómo había sido abducido, aquella mujer lo había ido a visitar a su casa y de su mano le roció un extraño polvo que le hizo sentirse atraído hacia ella.

Mientras tanto, el ajedrez crujía bajo las patas de ambos animales,, Chesshire seguía arremetiendo contra la loba y aunque le hería bajo esa forma, la joven tenía una fuerza extraordinaria, casi equiparable a la suya, si transcurría más el tiempo como cualquier guerra, debido al cansancio cualquiera de los dos podría perder, pero siendo un ser sabio, tenía que prevenir ese incierto final.

—¿Sabes que me prometió ese hombre por matarte?—dijo la loba con voz cavernosa esperando que Chesshire contestara pero él parecía estar más ocupado en tomar distancia para volverle a atacar.

—¿No quieres saber lo que la gente que proteges piensa de ti?— volvió a preguntar la loba esperando desconcertar al gato.

Pero Chesshire permaneció sin cambio alguno aunque quería saber que hombre le había pedido a la loba matarlo.

—Bien, parece que nada te perturba –dijo comenzando a rodearlo.— Pero que tal si lo mato a él—volteo a ver al Rey— ya no dudaras en contestarme ¿verdad? Sé que es importante para ti, ese hombre me lo dijo—

Entonces el Rey que se había mantenido al tanto, sintió el peligro que se avecinaba cuando la loba dirigió su mirada hacia él.

—Después de todo, no me fue útil en nada, debería matarlo...—expreso cruelmente el espíritu.

La loba giró para atacar al rey pero antes de lograr colocarle siquiera una garra, Chesshire se trepó a su espalda y encajó fieramente sus garras en su piel para morderla y atacarla.

La loba aprovechando esto, se giró para aplastarlo. Chesshire trato de esquivarla pero ésta había logrado su cometido de hacerlo caer y fue directamente hasta su cuello, encajo sus fauces en él y comenzó a sacudirlo violentamente. Chesshire trató en vano de liberarse, perdía sangre y fuerza.