El escritor abre los ojos y frente a él se encuentra el pueblo del que una vez salió, atrás, el bosque comienza a desvanecerse, de forma automática sus pasos lo llevan por las calles vacías hasta su casa donde su madre y la mujer que ama lo esperan en el portal.
Al verlo lloran de alegría y corren a abrazarlo, entran a la casa y durante la cena la madre cuenta cómo ha sido su vida desde la partida del escritor, el destino de su padre y dónde lo espera.
Al terminar todos van al cementerio, en una lápida se detienen, hacen una oración y el hombre pide perdón a su padre.
Las campanas de la iglesia suenan anunciando la Navidad y todos se dirigen a agradecer el reencuentro.
Ya de madrugada cuando todos descansan, una luz se enciende, el hombre se sienta en un viejo escritorio, saca unas hojas y un tintero, pero al empezar a escribir el gato aparece frente a él.
—Cuando dijiste que nos veríamos de nuevo no creí que fuera tan pronto.
—Vamos, no puedo perderme este triunfo ante Okyjy.
—¿Y qué harás con mi nombre?
—No hay problema, la gente podrá llamarte sin problemas con él, pero en lugar de escucharlo sólo oirás la palabra “Escritor", podrás escribirlo y todos verán tu nombre, todos menos tú, con relación a la fama, la tendrás, pero esa dependerá de tus siguientes visitas al bosque, ahora haz que las letras vuelen como mariposas y disfruta a tu familia, ya que ellos serán siempre esa brújula que necesitas para entrar y salir del bosque de los pensamiento.
Al decir estas palabras el gato desaparece entre las sombras, el escritor toma la pluma y en la hoja en blanco escribe:
Cuento de navidad
Por: Charles Dicken.
Editado: 08.07.2022