A nuestro alrededor, la gente parloteaba sobre una ejecución y corría hacia el cadalso de la plaza como alegres festeros.
(¿Una ejecución? ¿Quieren ver una ejecución? Actúan como si fuera un espectáculo...)
En esta época, Francia aún practicaba la pena capital. En el Japón del siglo XXI, de donde vengo, también existía la pena capital, pero estaba seguro de que nunca se llevaba a cabo como un espectáculo público. La ejecución por guillotina era cosa de los libros de historia y los dramas de época. Sólo de pensarlo se me helaba la sangre. Charles-Henri me había cogido de la mano, pero cuando miré a mi alrededor, confusa, la soltó.
CHARLES-HENRI- Ah...
MC- ¿Charles?
El temblor de su voz captó mi atención, justo a tiempo para ver cómo se agarraba el pecho y se hundía en el suelo.
CHARLES-HENRI- Hngh...
MC- Charles, ¿qué ocurre?
Me agaché para verle la cara y respiré alarmada. Charles-Henri se había puesto mortalmente pálido. Le temblaban las manos y le caían gotas de sudor por el nacimiento del pelo.
(Oh, no. Necesita ver a un médico. Pero no puedo llevarlo a un hospital normal...)
Si alguien allí descubriera que era un vampiro, no sería bueno.
(Dijo que Fausto era un experto en farmacéutica... Tal vez pueda ayudar a Charles)
MC- Vale, Charles, vamos a volver al castillo, para que Fausto pueda echarte un vistazo. No te muevas, que voy a buscar un carruaje...
Antes de que pudiera levantarme, Charles-Henri me agarró de la manga.
(...?)
CHARLES-HENRI- MC, por favor... No me dejes. No me dejes solo. Por favor, MC...
Sus grandes ojos brillaban con lágrimas no derramadas.
CHARLES-HENRI- Seré bueno. Haré lo que me digas. Sólo por favor, por favor no me odies...
MC- ...
Parecía tan frágil que la menor presión podría destrozarlo. Lo estreché entre mis brazos. Cogí sus manos temblorosas y las apreté con fuerza, intentando anclarlo antes de que se lo llevara alguna marea invisible.
(Nunca podría odiarte)
CHARLES-HENRI- Lo siento, lo siento, lo siento... Ngh... Lo siento...
Se disculpaba febrilmente como un poseso. Las palabras salían de sus labios sin sangre.
CHARLES-HENRI- MC, por favor... Necesito que me lleves... a algún sitio...
(¿Adónde quiere ir?)
Las indicaciones murmuradas de Charles-Henri nos llevaron fuera de los límites de la ciudad. La multitud disminuyó hasta que nos encontramos completamente solos.
(Esto parece... ¿Un invernadero abandonado?)
Parecía que ya nadie lo visitaba. Había malas hierbas por todas partes y no se veían flores. Si cerrabas un ojo y usabas tu imaginación, apenas podías rellenar el invernadero que podría haber estado allí, hace mucho tiempo.
CHARLES-HENRI- Gracias por alejarme de allí, MC. Sólo necesito... descansar un poco.
Charles-Henri se quitó el abrigo con dificultad y se desplomó sobre una mesa de exploración que había entre la maleza. Cerró los ojos. Me senté en el borde de la mesa y le observé.
(Ojalá pudiera hacer algo por él).
Perdí la noción del tiempo. Por fin, su respiración entrecortada se estabilizó.
CHARLES-HENRI- MC...
MC- ¿Sientes que puedes sentarte?
CHARLES-HENRI- Sí, ya estoy bien. Jajaja... Perdona si te he asustado.
Sacudí la cabeza, luego traté de elegir mis palabras con cuidado.
MC- ¿Esto pasa a menudo?
CHARLES-HENRI- Hmmm... Bueno, ¿sabes cómo trabajo como médico? A veces mis pacientes mueren. Eso puede... desencadenarlo, un poco.
Así que la muerte podría desencadenar uno de estos ataques.
CHARLES-HENRI- El Docteur dijo algo sobre estrés psicológico causado por traumas pasados... Jeje. Estaba haciendo un gran problema por nada.
MC- ¿Llamas a eso nada?
CHARLES-HENRI- MC, soy un verdugo. Con mis propias manos, he quitado más de mil... No. Más de dos mil vidas.
Una sombra oscureció sus pálidos ojos azules, y recordé lo que había dicho Mozart.
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MOZART- Francia en ese momento estaba fuertemente dividida por clases. El linaje lo era todo. El hijo de un rey le sucedería. El hijo de un verdugo crecería para convertirse en verdugo. Toda la vida de la gente estaba dictada por su nacimiento... nadie lo cuestionaba.
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(No quiero actuar como si entendiera cuando no es así, ni ofrecer palabras vacías de consuelo, pero...)
MC- No tuviste mucha elección a la hora de convertirte en verdugo, ¿verdad, Charles?
CHARLES-HENRI- No... realmente. Pero aunque ese camino estuviera trazado para mí, eso no cambia lo que he hecho. Así que... no tengo derecho a sentirme herido, cuando soy yo quien ha causado tanto sufrimiento. Yo no soy la parte herida, aquí. No tengo derecho, después de lo que he hecho.
Lo dijo con una sonrisa como una herida abierta.
(Charles debió sufrir un dolor que no puedo ni imaginar en su primera vida, antes de revivir en este tiempo. Un dolor tan profundo que ridiculiza la palabra. Y tuvo que soportarlo)
Todo el mundo tenía heridas que mantenía ocultas bajo un barniz socialmente aceptable. Esas heridas se curan con el tiempo, y el dolor acaba mitigándose. Heridas del cuerpo y del corazón. No parecía que las heridas de Charles-Henri hubieran tenido la oportunidad de cerrarse. Incluso ahora, sangraban como si estuvieran frescas.
(Hay tantas cosas que quiero preguntar, cosas que necesito saber. Pero no quiero echar sal en esas heridas ahora mismo)
CHARLES-HENRI- Ah, MC, ¿podrías mantener este lugar en secreto?
MC- ¿Vlad y Fausto no lo saben?
CHARLES-HENRI- No. Es mi escondite secreto.
La puesta de sol tiñó de carmesí el rostro de Charles-Henri. Una a una, encadenó sus palabras.
CHARLES-HENRI- Esto solía ser un invernadero dirigido por uno de mis pacientes.