Charles-Henri Sanson

CAPITULO 14

Había mil razones por las que no debía acercarme más a Charles-Henri. Ninguna de ellas podía contener la necesidad que sentía de abrazarlo. No pude evitarlo. Lo rodeé con los brazos y lo abracé con fuerza.

CHARLES-HENRI- MC, si no dices nada, yo... no puedo resolverlo por mi cuenta. Vamos, MC... Si eres muy amable conmigo, yo... no querré dejarte ir.

Sentí que los dos estábamos perdidos solos en un mundo de noche sin fin. Finalmente, encontré mis palabras.

MC- Yo tampoco sé por qué estoy haciendo esto. Es raro, ¿verdad? Hay más razones por las que no debería que por las que debería.

CHARLES-HENRI- ......

MC- Ahora mismo tengo más preguntas que respuestas. Pero sí sé una cosa.

Recordé el día que le di a Charles-Henri ese ramo de lirios de la resurrección. Aquellos sentimientos volvieron de golpe.

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CHARLES-HENRI- Vaya, ¿de verdad me has traído este precioso ramo? Estoy tan feliz, MC, ¡gracias! ¿Cuál es la ocasión, MC? ¿Por qué el hermoso regalo?

MC- Ninguna razón en particular. Pensé en sorprenderte y ver si podía hacerte sonreír.

No me di cuenta en ese momento, pero ya me había enamorado de él. De Charles-Henri, el hombre que notaba mi dolor oculto y cuya sonrisa podía aliviarlo. Ahora quería ser yo quien le hiciera sonreír.

(Han salido tantas cosas a la luz que casi todo ha cambiado desde aquel día... Pero sigo queriendo ser amable con él. Quiero comprenderle. Eso no ha cambiado. Ni un poquito)

VERO- No hago esto porque haya algo que quiera de ti, o algo que quiera que hagas por mí. Sólo quiero abrazarte.

CHARLES-HENRI- ......

Lo abracé con más fuerza, deseando que de alguna manera lo entendiera.

VERO- Quiero cuidarte, y quiero que nos entendamos, por mucho tiempo que pase. Eso es.

(Todo lo que quiero es amarte con todo lo que tengo)

Podía volcar todas mis fuerzas en este amor, y era posible que no le llegara nada. Pero si no lo intentaba, sabía que Charles-Henri se desvanecería en aquella noche interminable. Me eché hacia atrás lentamente y le miré como si estuviera contemplando el cielo nocturno en busca de una estrella lejana en particular.

CHARLES-HENRI- Jajaja... Realmente eres rara, Vero. Y tú eres un problema. Con T mayúscula.

Por un momento, percibí ondas en la superficie inmóvil de su fabricada tranquilidad, pero luego desaparecieron.

VERO- Sí... Tal vez. ¿Qué te parece esto como problema, Charles? Voy a pasar la noche contigo.

(Tengo que ser fuerte. No puedo tirar de él, si me ahogo primero)

Demasiado para tu tiempo a solas. Voy a arruinarlo.

CHARLES-HENRI- ...¡Ahaha! ¿Cómo piensas hacerlo?

VERO- ¿Qué tal si hablamos hasta que uno de los dos se quede dormido?

CHARLES-HENRI- Eso no arruinaría mi noche... la mejoraría.

Nos tumbamos uno al lado del otro en la camilla. Mientras contemplaba el cielo sin estrellas, fui consciente de un suave sonido.

(¿Eh?)

MC- Puedo oír el océano.

(No, eso no puede estar bien)

MC- No estamos cerca de la costa. ¿Es el río?

CHARLES-HENRI- Mm-hm, lo es. Aunque, siempre pensé que sonaba más como el océano.

Mientras escuchaba el fluir del río, tan parecido al sonido de las olas del océano, el mundo empezó a volverse borroso en los bordes.

CHARLES-HENRI- Oye, MC, ¿alguna vez has visto el mar al amanecer?

MC- No.

CHARLES-HENRI- Yo tampoco. Se supone que es hermoso. Como las esperanzas y los sueños del mundo, todos reunidos en un solo lugar.

(Esperanzas y sueños, ¿eh?)

CHARLES-HENRI- Vamos a verlo juntos, algún día. Espero que brille. Espero que sea cegadoramente brillante...

(Me pregunto si alguna vez estaremos juntos junto al océano al amanecer. ¿Seremos capaces de sonreír y hablar de lo brillante y hermoso que es? Sin mentiras, sin engaños, sin vacilaciones, sólo paz... y felicidad... Por favor, que llegue ese día... Ngh... Es tan brillante...)

Una luz brillante brilló en rojo a través de mis párpados. Abrí los ojos.

CHARLES-HENRI- Ahí está. Buenos dias. La Bella Durmiente.

MC- ¡Guau!

La cara de Charles-Henri se cernió justo sobre la mía. Me incorporé con un grito ahogado y él retrocedió, riendo.

CHARLES-HENRI- No te levantabas, así que estaba a punto de revivirte con un beso.

MC- Ya te lo dije, besar es... Cuando besas a alguien, es porque le quieres tanto, que sientes que se va a desbordar si no haces algo....

CHARLES-HENRI- Así que sellas tus labios para evitar que el amor se escape. ¿No es eso lo que dijiste? Soy un buen estudiante. Así que no te preocupes... Sólo estaba bromeando.

MC- Hmph. No me tomes el pelo a primera hora de la mañana.

CHARLES-HENRI- Dijiste que nada de besos en los labios, así que no lo haría, pero te veías tan lindo mientras dormías, que quise hacerlo. Así que...

Con gracia felina, Charles-Henri se deslizó a mi lado y me besó la mejilla.

¡MC- ...!

CHARLES-HENRI- Buenos días, MC.

(Bonito resquicio, Charles...)

La visión de unas tenues sombras bajo sus ojos me impidió darle un rapapolvo.

(Probablemente tampoco haya dormido esta noche)

Sonreía, pero las huellas de una noche larga y solitaria se aferraban a él. Decidí que prefería animarle, si podía.

MC- ¡Venganza!

CHARLES-HENRI- ¿Eh? ¡Ajá! ¡No, MC! ¡Tengo cosquillas!

MC- ¡No hay escapatoria!

CHARLES-HENRI- ¡Ajá, piedad! ¡Me rindo!

Levantó las manos por encima de la cabeza y ambos estallamos en carcajadas.

CHARLES-HENRI- Qué vergüenza, MC. Eso ha sido muy infantil.

MC- Jeje. No pinches al gato si no estás dispuesto a que te arañe.

Ahí estábamos, mirándonos a los ojos, sonriendo.

(Aunque no creo que sonriera de verdad por dentro).

Fue algo difícil de aceptar.

(No puedo desentrañar sus ideas sobre el amor ni iluminar la oscuridad de su corazón hasta que lo conozca mucho mejor)




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