Charles-Henri Sanson

CAPITULO 23

La sangre brotó de la garganta de Charles-Henri, como si hubiera estado degollado todo el tiempo y sólo hubiera estado ocultando la herida.

MC- ¿Charles...?

Necesitaba ir hacia él, abrazarlo, pero mis piernas temblorosas no se movían.

(Tengo que... tengo que ayudarle... Tengo que darme prisa...)

Tenía que creer que aún había esperanza. De algún modo, obligué a mis piernas a moverse. Llegué al altar y me arrodillé junto a él. Con cautela, le toqué la mejilla. Aún estaba caliente.

MC- Charles, mírame... Y... Amémonos. Todavía no... Todavía...

NAPOLEÓN- MC... Se ha ido.

Napoleón me apretó suavemente el hombro.

NAPOLEÓN- Lo siento. Se ha ido.

MC- ¿Se ha ido...?

NAPOLEÓN- Con una herida tan profunda, debió de ser instantáneo...

LEONARDO- Acabó con su propia vida en un latido. No respira, MC.

La realidad se abalanzó sobre mí, por mucho que me resistiera a la evidencia de mis sentidos.

(¿Estás diciendo que suicidarte era tu única opción? Esa no puede ser la respuesta correcta. Nadie quería esto. Tiene que haber alguna forma de arreglarlo...)

Volví mi mirada desesperada hacia el Conde, y luego agaché la cabeza.

MC- Conde, por favor... Devuélvele la vida. Trae de vuelta a Charles.

SAINT-GERMAIN- MC...

MC- No debería haber tenido que morir así...

Tal vez este era el tipo de desolación que Charles-Henri había sentido; aborrecido desde la infancia como el Dios de la Muerte.

MC- Este no debería haber sido su único escape del dolor que cargaba... por tanto tiempo...

(Además...)

Recordé lo que había dicho mientras contemplábamos el cielo sin luna en aquel invernadero derruido donde el tiempo se detuvo.

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CHARLES-HENRI- Vengo aquí, y espero el amanecer por mi cuenta.

MC- Para el amanecer...

CHARLES-HENRI- Es extraño. Ni siquiera el sol de la mañana hace que el mundo parezca más brillante. No importa lo azul que sea el cielo, nunca me parece tan brillante como todo el mundo dice que es.

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MC- Todavía no sabe lo azul que es el cielo.

(No sólo el color del cielo...)

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CHARLES-HENRI- Oye, MC, ¿alguna vez has visto el mar al amanecer?

MC- No.

CHARLES-HENRI- Yo tampoco. Se supone que es hermoso. Como las esperanzas y los sueños del mundo, todos reunidos en un solo lugar. Vayamos a verlo juntos, algún día. Espero que brille. Espero que sea cegadoramente brillante...

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MC- Él tampoco ha visto nunca el mar al amanecer. Prometimos ir juntos... Necesito mantener mi promesa.

(Y...)

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CHARLES-HENRI- MC, no eres suficiente para llenar el hueco que hay dentro de mí.

MC- Charles...

CHARLES-HENRI- Nunca significarás nada para mí. Nunca serás capaz de darme lo que necesito. Así que esto es un adiós, MC.

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MC- Le solté la mano cuando me había jurado a mí mismo que no lo haría.

(Le dije que llenaría el hueco de su corazón. Todavía no le he enseñado lo que es realmente el amor)

MC- No pude cumplir ninguna de las promesas que le hice, así que por favor, por favor, tráelo... Trae a Charles de vuelta...

SAINT-GERMAIN- MC.

La voz tranquila de El Conde cortó mis súplicas cada vez más desesperadas. Su tono lúgubre me heló.

MC- ¿...?

SAINT-GERMAIN- No puedo revivir a alguien que no tiene voluntad de vivir. Ya no puedo...

MC- ¿Ya no... qué?

SAINT-GERMAIN- Ya no puedo sentir ninguna voluntad de vivir en él.

(No...)

Con los ojos ligeramente abiertos y cubierto de sangre, Charles-Henri sonreía. Mientras yo permanecía con la mirada perdida, Napoleón cerró suavemente los ojos de Charles-Henri. Parecía como si Charles-Henri hubiera aceptado el final de su segunda vida. No volvió a abrir los ojos.

(¿Es realmente así como termina? ¿Todos los lazos que construimos, rotos? ¿No más oportunidades de aligerar el peso de su soledad?)

Apoyé su cuerpo sangrante contra mi pecho. Hacía unos instantes aún estaba caliente, pero ahora sentía frío entre mis brazos.

(¿Y sus manos...?)

Esas manos eran siempre tan cálidas. Al tocarlas ahora, esa calidez había desaparecido. Sus manos frias finalmente hicieron que su destino pareciera definitivo.

MC- ¡Ah... Ah!

(Si pudiera volver el tiempo atrás... Si pudiera empezar de nuevo desde el principio... Nunca te dejaría ir de nuevo. Así que por favor...)

Me aferré a su frío cuerpo y grité, como si rezara al mundo mismo.

MC- No quiero un futuro sin Charles en él.

(Así que por favor... Por favor, por favor, por favor...)

MC- ¡Devuélvemelo!

Mi voz resonó en el santuario. Una cegadora luz blanca llenó mi campo de visión.

(...)

Cuando la luz se desvaneció lo suficiente como para que pudiera abrir los ojos, la escena a mi alrededor comenzó a recuperar su color. Al hacerlo, me di cuenta de dónde estaba.

MC- ¿La habitación de Charles...?

(Como...)

Una suave voz interrumpió mis aturdidos pensamientos.

VLAD- Buenos días, MC. Bienvenido de vuelta del borde de los sueños.

MC- ¿Vlad?

(Pero si hace un segundo estaba...)

Me miré las manos, pero la sangre que las cubría había desaparecido. No quedaba rastro alguno de aquella horrible escena a mi alrededor.

(¿Qué está pasando?)

Me presioné las sienes con el dedo. La niebla que nublaba mis pensamientos desde que abrí los ojos en la mansión parecía haberse disipado. Me di cuenta de que Vlad acababa de desearme buenos días. Solté un grito ahogado.




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