Charlie ©

Capítulo 4

Narra Lorraine, minutos antes de su cita con Charlie.

Toqué la puerta algo nerviosa, y en cuanto escuché su "adelante por favor" un nudo gigante se formó en mi estómago.

-¿Señor Hole? Disculpe molestarlo, necesito decirle algo importante - dije mientras cierro la puerta a mis espaldas y camino lentamente hasta su escritorio.

-Señorita Miüler - dijo sonriendo y dejando de lado el papeleo - ¿qué ocurre? ¿Va todo bien con Charlie? - suspiró profundo - no se preocupe si no consigue avances con él, no es la primera vez que nos pasa.

Negué rápidamente - no señor, todo lo contrario, él ha hablado conmigo - abrí mis ojos algo emocionada al ver su cara impactada - quisiera pedir un examen más profundo en su caso, señor Hole. Siento que Charlie necesita más ayuda de lo que aparenta.

Éste frunció su entrecejo - once años, once años en donde Charlie Fouth nunca ha mencionado ni una sola palabra - alzó sus cejas - debo admitir que estoy muy impresionado por su trabajo Lorraine - entre cruzó sus dedos algo pensativo - pero por más que quiera, no puedo autorizar lo que me pide.

Sentí un poco de desilusión en cuanto oí sus palabras - ¿pero por qué?

-Tome asiento señorita - señaló la silla dando a entender que la charla durará más de lo esperado - verá, el caso de Charlie es muy conocido en todo el país, el niño que asesinó a su hermana a los tan sólo seis años de edad - alzó su dedo en alto - y además nunca dijo una palabra de lo ocurrido, no hasta hace once años, como usted me lo acaba de decir - arrugó su frente acomodando sutilmente su corbata - necesito pruebas de su avance, pruebas que me permitan acceder a éste tratamiento más profundo.

-Las sesiones son privadas señor Hole, y usted lo sabe muy bien. Además Charlie no está de acuerdo con ello - dije firme ante mi respuesta.

-Lo sé, pero éste tratamiento que usted pide, no solamente lo involucrará a él, sino que sería revivir los días del crimen. Eso abarca a sus padres y demás círculos íntimos de Charlie - suspiró profundamente - como dije antes, Charlie demoró once años para hablar, no quiero hacer una gran movida en vano. Acuérdese que estamos hablando de personas que no sólo perdieron una hija, sino dos.

Me hundí un poco en la silla y bajé levemente la cabeza - ¿qué quiere que haga?

Esté sonrió de costado - entre con una grabadora oculta, si Charlie habla y pretende cooperar, yo con mucho gusto haré lo posible para ayudarlo.

Asentí lentamente - está bien, dentro de media hora es nuestra cita, luego le traigo la grabación señor Hole - sonreí sin mostrar mis dientes - gracias por su tiempo.

Narra Charlie.

La doctora me recibió con la misma sonrisa de siempre. 
Incliné mi cabeza en modo de saludo y fui hasta mi asiento.

-¿Cómo te encuentras hoy? - dijo levemente mientras apoya su bolso sobre el escritorio.

Observé sus ojos y luego su bolso. 
Nunca antes trajo uno, ¿y por qué lo pone sobre la mesa? 
Ella mordió su labio inferior, mientras toma asiento. Está nerviosa, ¿pero por qué? Parece como si estuviera ocultando algo. 
Algo no está bien.

-Charlie - ella insistió de nuevo en su pregunta - ¿no vas a contestar?

Alcé mis cejas y me recosté sobre la silla mientras cruzo mis brazos. 
Rodé mis ojos lentamente mientras doy un gran suspiro. 
Espero no equivocarme, porque cuando iba por el pasillo el señor Hole se asomó en su ventana y me observó de reojo. Eso solamente lo hacía cuando era más pequeño y era el nuevo en su centro psiquiátrico. Luego me convertí en uno más de sus pacientes, y como todos, él no nos prestaba atención. 
¿Por qué hoy se fijó en mí? 
Oh Lori, te confiaste mucho y eres tan predecible.

-¿En qué piensas? - dijo tomando su cuadernillo pretendiendo normalidad.

-Pienso en... - comencé a decir y enfatizó sus ojos en mí - nuestra última cita, cuando me preguntó si quería tener relaciones conmigo. Lo estuve pensando, y acepto, ¿cree que nos escucharan si lo hacemos aquí mismo? - su cara se transformó al instante, de seguro está grabando todo ésto.

-Charlie, ¿de dónde sacaste todo eso? - dijo algo enojada y ofendida - ¿qué cosas dices? - acomodó por segunda vez su blusa.

En total neutralidad la observé y luego dirigí la mirada al bolso. Allí ella comprendió mi insinuación, pero aún así no dijo nada.

-¿Por qué mentiría en algo así? Usted me lo prometió a cambio de que yo hablaría - mordí mi labio en total diversión por aquella situación al ver su cara - puede invitar a su marido, de seguro no se resistirá al verme - pasé mi mano por todo mi cabello en un carácter muy sensual - ¿qué opina Lori? ¿Le gusta la idea? Hasta podemos drogarnos y conseguir un éxtasis mucho mejor.

-Basta Charlie, basta - tomó su cabeza y negó lentamente - no puedes hablarme así, yo jamás te falté el respeto.

-¿Sabe doctora? ¿Su pensamiento es muy hipócrita? - alcé una ceja marcando bien la última palabra.

-No se de que hablas - dijo cambiando el cruce de sus piernas - yo sólo intento ayudarte, nada más que eso.

Supe encontrar sinceridad en sus palabras, y eso en cierto punto me reconfortó, pero eso no cambia el hecho de que lo que está haciendo es algo que va en contra de mi propia voluntad. 
Los minutos pasaron, y yo no mencioné ni una palabra más, puedo notar su estrés al no lograr lo que buscaba. 
Si yo digo que la sesión quiero que se mantenga en privada, se mantiene como tal. Ella ni nadie es capaz de cambiar eso, y mucho menos intentando ocultarmelo justo al frente de mis narices. 
Algunas veces creo que la mayoría de las personas son tan leibles en sus gestos, que por momentos me pregunto si yo también lo seré. 
La hora llegó a su fin, al igual que nuestras miradas punzantes. 
Me puse de pie con una sonrisa radiante y me despedí de la doctora.

-Para la próxima será doc - le guiñé un ojo sensualmente.




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