Charlie

Un Desafortunado Encuentro

—¡Hank! ¡Hank! ¡Despierta! ¡Despierta!

—¿Qué...? ¿Qué pasa?

—¡Es Charlie! ¡No lo encuentro!

Hank Peterson se incorporó sobresaltado de la cama. Miró el reloj electrónico sobre la mesa de noche y marcaba las 4:34 de la mañana. Su esposa estaba muy angustiada.

—¡Espera! ¿Cómo que no lo encuentras? ¿No está durmiendo en su habitación?

—¡No! Me levanté para ir al baño y pasé por su habitación para verlo antes de regresar a la cama... ¡Y no está!

—Ha de estar... ¿En la cocina?

El padre se levantó de la cama y se puso sus pantuflas, salió junto con su esposa a revisar la casa para ver dónde estaba Charlie metido.

—¿Viste en el baño?

—Fue el primer lugar que revisé.

—¿Y en el baño del corredor?

—¿Por qué iría allí? Él va siempre a su baño en su habitación...

—Ve allí mientras yo le buscaré en la cocina y por la sala. Quizás escuchó un ruido fuerte o tuvo una pesadilla y se asustó y está por allí escondido. No pudo haber salido de la casa o las alarmas se hubiesen encendido.

Los alarmados padres empezaron a buscar a su hijo adolescente por toda la casa. Revisaban debajo de los muebles, dentro de las alacenas, abrieron los armarios y cada habitación de la enorme mansión.

—¿Nada...?

—No. ¿Y el área de la piscina? —preguntó el padre.

—Pero tiene que cruzar el jardín y desactivar la cerradura electrónica...

—Iré a ver allí. No te angusties, debe estar aquí. Afuera está vigilante y ninguna alarma se ha activado.

—De todas formas iré afuera, le diré al vigilante que revise las cámaras.

La madre hecha un manojo de nervios salió de la casa. El señor Peterson cruzó el jardín para ir al área de la piscina. Al acercarse hasta allí vio las luces encendidas y se escuchaba el sonido del sistema climático encendido. Entonces corrió y vio la puerta abierta y a Charlie nadando en la piscina. Su corazón se alivió al ver a su hijo sano y salvo.

—¡Charlie! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo entraste? ¿Cómo encendiste todo?

Charlie al ver a su padre, le ignoró y se sumergió. Este entonces corrió a buscar a su esposa para decirle que había encontrado al travieso adolescente. La señora Olivia empezó a reñirle de inmediato:

—¿Dejaste la puerta de la piscina abierta? ¿Por qué no pasaste el seguro electrónico?

—¡Yo lo hice! ¡Todas las noches reviso el sistema de las alarmas y las puertas electrónicas! Ni siquiera he usado la piscina hace semanas.

—¿Y cómo abrió la puerta Charlie?

—¡No sé!

—Tú eres el único que sabe la clave, Hank. ¿Cómo hizo Charlie para saberla? ¿Ah?

—¡No lo sé! Quizás me vio y captó los números.

—¡No! ¡Dejaste la puerta sin seguro! ¡Esa es la explicación! Hank tienes que tener más cuidado, ¡Charlie pudo haberse ahogado y nosotros durmiendo!

—Esta área estaba asegurada... Yo revisé el sistema de seguridad antes de irme a dormir. De haber estado abierta, lo hubiese mostrado en pantalla el sistema.

—¡Pues tu sistema falló! Ahora hay que sacar a Charlie de la piscina.

El padre respiró profundo muy frustrado porque su esposa no le creía. Pero en efecto la mansión tenía un complejo sistema de seguridad: Había cámaras, alarmas y en áreas como el garaje, la piscina y la entrada principal había cerraduras electrónicas. Además antes de acceder a la propiedad había una especie de alcabala con un vigilante que revisaba de tanto en tanto los alrededores a pie para evitar posibles intrusos, además de visualizar los monitores que mostraban las diferentes áreas de la residencia. Hank Peterson era muy cuidadoso con la seguridad de su familia, y no dejaba de revisar el sistema todas las noches.

—¡Pequeño bribón! ¡Burlaste de nuevo mi seguridad! —Dijo entre dientes el padre mientras tomaba una toalla para sacar a Charlie de la piscina.

¡Y no estaba equivocado! Charlie había descubierto la combinación de la cerradura electrónica sólo observando a su padre con detenimiento cada vez que digitaba los números en el tablero. No sólo sabía la clave del área de la piscina, también la de la puerta principal y del garaje. Y es que el adolescente era sumamente detallista, era algo inevitable debido a su condición ya que su cerebro procesaba mucha más información visual y auditiva que un cerebro neurotípico; por esto mismo individuos como Charlie tienen una capacidad excepcional para captar, recabar y memorizar ciertos detalles que la persona promedio pasaría por alto.

—¡Charlie! ¡Ven acá! Hora de salir de la piscina.



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En el texto hay: lgbt, investigacion criminal

Editado: 03.04.2018

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