Chatarra

21

Año 1869 (Calendario Terrestre)

La nave de reconocimiento salió del salto FOLD acelerando, era una excelente forma de iniciar un asalto a máxima velocidad. Las compuertas laterales de la nave se abrieron y un escuadrón de Raus, liderados por uno de color rojo, emergió a toda potencia. Inmediatamente la nave cambió de rumbo y se alejó en la dirección contraria a las guerreras.
A unos Doce Mil kilómetros de distancia se encontraba una patrulla de Nousjadeul-Ger, dos escuadrones completos, unos veinte combatientes aproximadamente.
Las siete armaduras adoptaron una formación de estrella y aceleraron al máximo en dirección a los contactos que al parecer ya habían detectado el DEFOLD y se dirigian a toda prisa a interceptar a los recién llegados.
Virya era la líder del escuadrón y quien llevaba su armadura pintada de rojo sangre. Una Meltran curtida por las batallas, una verdadera as entre ases. De hecho se la consideraba la mejor guerrera de la flota Dortrad-Jen, una de las más grandes flotas Zentradis en ese sector de la Galaxia.
Con más de Setecientas salidas a combate y una cuenta de derribos que sobrepasaba un par de miles de víctimas, su supremacía en el campo de combate era total y brutal.
Vivía para el combate. Combatía para vivir. Más de treinta ciclos de batallas habían creado toda una leyenda a su alrededor y su escuadrón tenía un estatus especial en la flota.
Virya era su propia comandante. Ella elegía cuando salir y que sectores patrullar. Su habilidad en combate y su talento para rastrear y localizar enemigos eran tan brutalmente efectiva que tenia carta libre en la flota. Nadie las dirigía, el escuadrón de Virya era totalmente independiente de toda la cadena de mando y el propio Dortrad-Jen lo permitía.
Nada de esto hubiese sucedido si otra flota Zentradi no hubiese aparecido en las inmediaciones del cúmulo estelar local.
Y fué lo mejor que le pudo pasar a Virya.
Que dos flotas Zentradi colisionaran era un evento extremadamente raro. El avasallador tamaño de la Galaxia prevenía estos violentos encuentros, pero la razón por la que dos flotas se acercasen tanto una a la otra no tenían nada que ver con el azar.
El Ejército de Supervisión también estaba en la vecindad del mismo cúmulo estelar y estaba siendo acorralado por ambas flotas.
Los Zentradis eran formas de vida creadas para la batalla. Fueron diseñados para proteger el primer imperio que se adueñó de la Galaxia; la PROTOCULTURA.
Un millón de años atrás, la Protocultura surgió en algún rincón de la Galaxia y rápidamente se consolidó como la primera civilización que dominó el viaje interestelar y la creación y manipulación de la misma esencia de la vida.
Los Zentradis fueron creados para proteger este enorme imperio y, por razones que Virya desconocía completamente al igual que la casi totalidad de los Zentradis, ahora eran sus enemigos mortales.
Localizar y Destruir al Ejército de Supervisión era la prioridad única de todo Zentradi. Esa directiva estaba implantada profundamente en los genes de los guerreros tanto masculinos como femeninos. Encontrar y Destruir, sin tregua, sin descanso.
Pero con dos flotas gigantes buscando en un sector tan pequeño como un grupo estelar de unos pocos centenares de miles de estrellas, los encuentros son inevitables. Y mientras el Ejército de Supervisión permanecía oculto, las escaramuzas entre las don enormes flotas se habían vuelto la norma en los últimos 25 ciclos.
Cuatro Mil kilómetros.
No había habido una batalla total entre ambas flotas en los 25 ciclos que llevaban buscando en el sector. Ambos grupos se mantenían alejados y solo los exploradores o grupos de avanzada solían intercambiar disparos cuando se detectaban mutuamente. Esto era así todo el tiempo; buscar, encontrar, luchar, aprovisionarse, buscar y volver a luchar.
Para Virya esto era su vida y para sus enemigos, era la muerte.
Quinientos Kilómetros.
Las armaduras posicionaron los enormes cañones láser que llevaban plegados en su espalda y se prepararon para disparar. A estas velocidades el combate se regía por el ataque a distancia. Deberían cruzarse una y otra vez a medida que desaceleraban hasta poder entrar en combate cuerpo a cuerpo.
A cincuenta kilómetros de distancia estaban a apenas dos segundos de encontrarse, los láser se dispararon y por un momento el espacio se llenó de un entramado de líneas brillantes azules y verdes. Virya sabía que habían abatido a tres enemigos, pero la velocidad que llevaban era tan alta que las ondas de choque de las explosiones ni siquiera se habían expandido fuera de las armaduras derribadas y las guerreras habían pasado rápidamente entre ellas.
Ahora debían virar y prepararse para el segundo choque, esta vez a menor velocidad. El viraje les tomó un enorme arco de unos 200 kilómetros, volvieron a ponerse en rumbo de choque con el escuadrón enemigo y cargaron contra ellos.
Ahora fueron media docena las explosiones las que iluminaron brevemente el campo de combate. Esta vez Virya sintió una pequeña ola de choque golpear su lado izquierdo pero sabia que no había sido ninguna explosión enemiga. Solo le dedico una fracción de segundo a mirar lo que había pasado a su lado.
El Rau que estaba ubicado en el flanco izquierdo de la formación había sido alcanzado por un disparo en la cabina. El haz de luz atravesó limpiamente la armadura y salió por el otro lado como si el Queadluun fuera un espejismo. La chica estaba muerta antes de que supiera lo que había pasado, pero fue curioso ver como la armadura siguió recibiendo impulsos del cuerpo muerto incluso antes que la explosión desintegrara el mecha. Probablemente esos impulsos que provocaban que los propulsores se encendieran y apagaran no eran del cerebro, ya desintegrado por el láser, sino por la energía que bajaba por el sistema nervioso del cadáver, más rápida que la expansión del plasma que acabaría por destruir todo el Rau.
Pero todo esto no distrajo más que unos segundos de la atención de Virya; tenía una pasada más por hacer. Esta vez el giro se hizo en unos pocos kilómetros y la formación en estrella cambió para adaptarse a la falta del combatiente caido; ahora era una formación escalonada de seis armaduras. Ambos contendientes volvieron a chocar entre una urdimbre de fuego láser y explosiones.
Había llegado la hora del combate cuerpo a cuerpo.
Quedaban una docena de naves enemigas, así que la formación se desarmó y cada chica escogió un par de blancos. Los cañones se plegaron y las armas de proyectiles entraron en acción, así como los enjambres de misiles que transformaron el campo de batalla en una maraña de estelas verdes y azules, aqui y alla interrumpidas violentamente por las explosiones de los misiles al ser detonados, ya sea por un disparo defensivo o al haber alcanzado su blanco.
El combate duró solo 15 minutos
Como siempre, el último en morir fue el as del escuadrón enemigo. El pobre piloto dió una buena pelea, pero poco podía hacer contra 6 guerreras Meltrandi. Así que las chicas jugaron con él, volando las extremidades a su armadura una a una hasta que solo quedó un montón de metal retorcido alrededor del piloto. Rika tuvo el honor de rematarlo, insertando el puño de su armadura por el torso y soltando una descarga de balas que convirtieron a la masa metálica en una masa sanguinolenta.
-Alto el fuego chicas. -La voz de la líder de Escuadrón sonó en las armaduras de las 5 Meltrandis. -¿Estatus?
-Operativa. -Dijo Melia
-Operativa. -Dijo Fanra
-Poca Munición. -Dijo Rika
-Operativa. -Dijo Kiria
-Operativa. -Dijo Tyna
-Solo la Novata muerta. -Comentó sin darle importancia. -¿Cuantas salidas aguantó? ¿12?
-11. -Dijo Fanra.
El Queadluun-Rau rojo hizo un gesto circular con el brazo derecho y las demás armaduras se acercaron a su líder formando un círculo.
-Volvamos a la flota, no tenemos nada más que hacer en este sector.
Se escuchó un “Si!” al unísono en el canal de radio y las 6 armaduras se pusieron en camino. Dejaron atrás el campo de batalla, ahora lleno de restos de armaduras Zentradi y avanzaron a máxima velocidad hasta la pequeña nave de reconocimiento que esperaba silenciosa el regreso de las guerreras. La enorme compuerta lateral se abrió hacia afuera y los 6 Queadluun ingresaron al hangar.
-Todas adentro.
La compuerta se cerró e inmediatamente las luces del interior de la nave pasaron de un blanco pálido a un rojo furioso, indicando que la nave se preparaba para un salto FOLD.
Virya fué la primera en salir de su armadura. La cabina se abrió hacia arriba y los hombros se retrajeron hacia atrás, liberando el cuerpo de la guerrera quien flotó hacia el techo y comenzó a hacer unos simples ejercicios de estiramiento.
Las demas chicas tambien habian abierto sus armaduras pero permanecieron dentro en silencio.
La vibración de la nave al entrar en FOLD se hizo notar de inmediato. La luz se distorsiona y se creaba un efecto óptico típico que hacía que los objetos se duplicasen en formas fantasmales, era un efecto muy familiar para todos los viajeros interestelares de la Galaxia.
Virya flotó hasta la cabina de la nave, donde dos Zentradis se mantenían alerta a los controles, aunque durante un salto FOLD no hacía falta supervisión alguna. Virya no les habló, no los consideraba parte de su equipo, eran soldados regulares de logística de la flota. Simplemente cumplian sus ordenes de Despliegue y Repliegue, no eran más que herramientas y no merecian más atención.
El espectáculo que se apreciaba por los cristales de la nave era impresionante. El espacio Dimensional curvaba la luz de millones de estrellas y creaba una cascada de colores por la que la nave transitaba envuelta en una burbuja de energía. Claro que a Virya no le interesaba esto, muchas cosas de las que veia no tenian ni siquiera un nombre para describirlas. Contempló en silencio la escena hasta que se aburrió. Dió media vuelta y flotó hasta el hangar donde sus subordinadas estaban recargando las armas de sus Raus.
-Esta vez probemos con alguna de la nave de Higlet. -Dijo Melia al ver que su líder se acercaba.
Virya se quitó el casco. No había transpirado ni un poco durante el combate, al contrario de Rika, cuyo cabello azul estaba empapado.
-Yo voy a decidir de donde va a venir la nueva recluta Melia. -Dijo cortante.
-Si Capitan! -Exclamó la joven.
El séptimo integrante del escuadrón se había convertido en una carga para Virya. Ninguna de las chicas que habían ocupado ese puesto en los últimos 6 ciclos habían sobrevivido a más de una docena de batallas. Era inconcebible que no existiera una guerrera en una flota de más de dos millones de Zentradis que estuviese a la altura de su escuadrón.
Virya escupió al suelo con desdén y se puso a revisar su propia armadura. Las demás chicas la dejaron tranquila, perder una armadura era un motivo de vergüenza para Virya y estaría de mal humor por un largo tiempo.
Al cabo de un par de horas, la intensidad del fenómeno FOLD comenzó a menguar y las combatientes supieron que estaban por llegar a la flota. Ocuparon sus armaduras de inmediato y se prepararon para salir.
El DEFOLD se produjo veinte minutos más tarde, las compuertas comenzaron a abrirse y Virya dió un paso hacia la salida cuando una llamada desde la cabina captó su atención. Uno de los pilotos le hacia señas con el brazo de que se acercara. Las demás chicas mantuvieron sus posiciones prontas a salir de la nave mientras Virya salía de su armadura y se dirigía flotando nuevamente hacia la cabina.
La enorme pantalla holográfica estaba encendida ocupando gran parte del cristal de la cabina. El Zentradi que estaba en la pantalla de cuerpo entero no podia ser otro que Kreegan, el Comandante de la 5ta. Flota a la cual estaba asignado su escuadrón de Queadluuns. Hace varios ciclos que no recibía una comunicación suya, pero no olvidó el protocolo. Se puso firme y se llevó el puño al pecho en señal de saludo.
-Saludos Comandante Kreegan
-Virya. -La irritación del oficial Zentradi era evidente. -Presentate en mi nave inmediatamente.
-Entendido. -Respondió ella.
¿Una orden? ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Se avecinaba una gran batalla? Virya no esperó a que la imagen se apagara y de un enérgico empujón con los pies salió disparada hacia su armadura. Solo le tomó 10 segundos entrar al Rau y prepararse para salir. Hizo una señal con el brazo y las seis armaduras abandonaron la nave simultáneamente.
El punto asignado para los DEFOLD de las naves de exploración se encontraba por encima de la Flota Dortrad-Jen, de modo que cuando el escuadrón salió al espacio se zambulleron en picada entre decenas de miles de naves, una acumulación tan grande de cruceros, transportes y naves de batalla tan enorme que asemejaba a una nube verde azulada a la distancia.
A pesar de la avasallante cantidad de naves, cada escuadra de batalla tenía su posición perfectamente definida en la Flota. Los enormes cruceros de batalla que servían de naves insignias a cada ala de combate se encontraban en el mismo centro, todos protegiendo el verdadero corazón de la Flota.
La Fortaleza de Dortrad-Jen era imponente. Una nave de dimensiones colosales, casi un planetoide en si misma. Era el centro neurálgico de la Flota y el arma más formidable del arsenal Zentradi.
-¿Era Kreegan ese? -Preguntó Rika acercándose un poco al Rau rojo que abría la formación
-Tenemos que ir a verlo, esas son las órdenes. -Contestó secamente Virya.
Un murmullo de asombro se escuchó en el canal de comunicaciones del escuadrón, pero ninguna de las chicas dijo nada. Al cabo de unos momentos Tyna rompió el silencio;
-¿Vamos a presentarnos con un elemento menos?
Las demás guerreras aguardaban en silencio. Tyna era la miembro más antigua del escuadrón y era quien solía hacer las preguntas más incómodas a la irascible Virya.
-No, tengo una idea. Siganme.
Para el desconcierto de las demás guerreras, Virya se desvió del curso hacia el centro de la flota y se dirigió hacia uno de las fragatas que cerraban el flanco. Las fragatas de clase Quitra Queleual eran las principales naves de asalto de vanguardia. Llevaban armamento ofensivo y varios escuadrones de armaduras (Queadluuns o Nousjadeul-Ger, dependiendo si la nave era Zentran o Meltran) y conformaban los centros de entrenamiento de todos los guerreros Zentradis que pilotaban armaduras de combate. Hacia una de estas naves se dirigió Virya a toda velocidad seguida de sus cada vez más intrigadas compañeras.
A unos 200 metros de la enorme nave se encontraba un escuadrón de Queadluuns-Nona ejercitando maniobras de formación. Un Rau encabezaba la formación mientras volaba alrededor de una serie de balizas luminosas que formaban un circuito de práctica. El resto de los Nonas, unas 8 máquinas, luchaba por seguir el ritmo de la instructora mientras mantenían su posición y velocidad relativas. Era uno de los ejercicios más básicos del vuelo espacial, ese grupo de soldados deberían ser novatos recién asignados, sin ninguna clase de experiencia en batalla.
-¿Virya que te pasa? -Tyna se adelantó y cerró el paso de su líder, algo también inédito que dejó paralizadas a las demas chicas. -Esas son cadetes que están aprendiendo a volar!
-Apártate o te arrancaré la cabeza Tyna.
La armadura de Tyna se hizo a un lado, Virya era muy capaz de cumplir su amenaza cuando estaba de ese humor.
El Rau rojo se acercó a una de las balizas que marcaban el circuito de practica y espero al grupo de cadetes, quienes estaban finalizando la vuelta. Fué el Rau de la instructora quien vio primero a Virya, el Rau rojo era inconfundible, no había otro igual en toda la flota. Se detuvo en seco usando los impulsores delanteros de emergencia, el temor que esa armadura despertaba en los demás rayaba lo supersticioso. Unas decenas de metros más atrás el grupo de cadetes también se detuvo, ignorando lo que pasaba.
El cañón de Virya rotó sobre su hombro y se puso en posición de disparo.
Tyna y las demás chicas ahogaron un grito pero ninguna reaccionó cuando el cañón de Virya abrió fuego al máximo poder, de forma que toda la energía del arma fue usada en un único disparo de área, que abarcó por completo al grupo de anonadados cadetes.
Las armaduras se desintegraron por completo, las chicas que estaban adentro también lo hicieron unas milésimas de segundo más tarde. Fue todo tan repentino que ni un solo grito se escuchó en las comunicaciones compartidas. En cuanto la energía se disipó, el cañón parcialmente derretido de Virya se desprendió de su armadura y quedó flotando al rojo vivo.
-Que... ¿Que hicistes? -Balbuceó Melia sin creer lo que sus ojos veían.
El Rau rojo contempló los restos carbonizados de la instructora y los cadetes e inmediatamente se dió vuelta hacia su escuadrón, que contemplaba la misma escena con la boca abierta. -Ya encontré una candidata que me gusta. -Dijo Virya a la vez que su armadura señalaba hacia arriba. Todas las chicas miraron y vieron como veinte metros por encima de la nube de desperdicios un solitario Nona había escapado del ataque acelerando al máximo verticalmente. Los extremos de las piernas de la armadura habían sido consumidos por el rayo y todavía estaban incandescentes, pero el Queadluun y su piloto había esquivado el ataque a una distancia imposible.
Virya sonrió satisfecha.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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