-Una hora y media.
Hal acababa de abandonar el puesto de control del Drone y había vuelto a su silla frente a los controles de mando del transporte.
-Hay que llamar a Amanda. -Dijo el copiloto.
Ralph no respondió, permanecia quieto y en silencio contemplando las gigantescas ruinas en donde habían desaparecido el militar y la inspectora.
Había estado así por más de media hora.
-Yo lo dije, era una mala idea….
-Cállate Nix, ya sabíamos que era una mala idea desde el principio. -Exclamó Hal cruzándose de brazos. -Maldita sea la puta suerte que tenemos.
Permanecieron en silencio observando las ruinas sin otra mas que hacer. Unos pequeños zumbidos en el equipo de comunicación quebraron la atmósfera de silencio absoluto.
-¿Que pasa? -Dijo Ralph saliendo de su mutismo.
-Son “Pings” de la Rainbow, Amanda ya debe estar nerviosa por la demora.
-No la culpo. -Dijo Nix. -Va a tener motivos para ponerse aún más nerviosa en cuanto se entere el por qué nos demoramos.
-Las comunicaciones están a un 75% -Dijo Hal. -Podrían llamarnos en cualquier momento.
Los pilotos comenzaron a revisar los sistemas para matar el tiempo. La espera estaba poniendo bastante nerviosos a los miembros del equipo. Ralph sabía que la decisión final recaeria en él, pero no quería enfrentar las consecuencias de un fracaso, no a costa de la vida de dos personas que estaban a su cargo, por mucha responsabilidad que se atribuyese ese soldado.
Además… y tal vez esa era la razón más importante, había vuelto a escuchar el piano de Matt.
Cómo y cuándo había comenzado, Ralph no lo recordaba. Al principio pensó que podían ser juegos de su mente, espejismos del espacio o simplemente stress, pero con el correr del tiempo había comenzado a comprender la relación entre la música de Matt y los sucesos extraordinarios que ocurrian en la Colonia.
Sobre la música y su increíble papel en la supervivencia de la raza humana, no había duda al respecto. Era parte de la leyenda misma de Minmay y los héroes de la primera gran aventura espacial de la humanidad. Pero lo que Evans estaba investigando junto a Matt era de una índole completamente diferente a lo que Ralph conocía como el “poder” de la música.
Escuchar música de piano en medio del espacio, sin la ayuda de ningún tipo de sistema de comunicación y estando el pianista a más de mil kilómetros de distancia era algo que Ralph no estaba dispuesto a traer a discusión con sus “Jefes” de la Rainbow.
Ya bastante mala fama tenian los humanos sometidos al proceso de agigantamiento con respecto a las enfermedades mentales y los ataques de violencia como para andar causando preocupación entre sus amigos y vecinos.
En todo caso, había convivido con ese secreto varios años ya ¿Escucharian los demás lo mismo? ¿Estarían también los demás fingiendo no escuchar la música para no despertar sospechas entre ellos? ¿Sería una retorcida prueba de Amanda para controlarlo bajo presión? Ralph trató varias veces de averiguar en forma indirecta si era el único de la Colonia con esa “habilidad especial” pero hasta el momento no había escuchado de nadie en la Colonia que sufriera el mismo “problema”.
Entonces Evans había hablado con el resto de la Colonia sobre la investigación con Matt y Ralph respiró aliviado. Si realmente existía una conexión entre el plano dimensional FOLD y la transmisión de energía del canto o la música, al menos el misterio estaba resuelto. Sus modificados genes humanos manipulados con la OverTechnolgy Zentradi podian ser mas receptivos a la música y todo se aclararia.
Pero la música de Matt no solo tenía la capacidad de ignorar las barreras del espacio Newtoniano y trascender la propia dimensión. Había un efecto real y medible.
Evans lo habia mencionado como una curiosidad, pero fue el propio Ralph quien por accidente observó como las canciones de Fire Bomber, interpretadas en el piano por Matt, afectaban el crecimiento de las plantas de su cubierta privada.
Ralph era el trabajador mejor pagado de toda la Rainbow, lo que era lógico teniendo en cuenta lo que costaba alimentar y vestir a un gigante de más de diez metros de altura. A lo largo de toda la expansión de la colonización humana la mano de obra Zentradi era muy apreciada por los contratistas humanos. Fuertes, incansables, resistentes… un Zentradi provisto de una pala acorde a su tamaño podía allanar por si solo una pequeña colina en una sola tarde. Incluso, a pesar de su tamaño, comían aproximadamente la mitad de la comida que necesitaría un cuerpo humano de semejante tamaño.
Si bien la vida en la Rainbow era muy costosa, Ralph podía darse unos cuantos lujos. Uno de ellos era el de alquilar a la Fundación Unity (Quienes explotaban el yacimiento del Campo y administraban la Colonia Rainbow) una cubierta completa ubicada unos bloques más allá de la zona colonial. La Three Star estaba llena de cubiertas vacías, talleres, depósitos y enormes almacenes que en la actualidad estaban en desuso y sellados para el resto de los colonos. Ralph adaptó su cubierta de forma que pudiese disponer de un espacio adaptado a su tamaño.
Y lo había llenado de todo tipo de plantas.
El descubrimiento de las propiedades de la música de Matt lo alentaron a llenar su pequeño paraíso verde de cientos de plantas, arbustos, helechos, hasta algunos árboles frutales. Cada vez que Matt practicaba en el salón de actos, la música era registrada por un pequeño micrófono que Will había instalado sobre el piano y era transmitida a lo largo de varios parlantes alrededor del “jardín” de Ralph.
Las plantas reaccionaban a la música, crecian el doble de rápido y comenzaron a florecer incluso fuera de las temporadas estacionales a las que estaba condicionada la Rainbow.
El éxito motivó la inventiva de Ralph y el segundo paso fué su proyecto más ambicioso: Cultivar su propia cebada para hacer cerveza.
Ralph amaba la cerveza y lamentaba que su enorme cuerpo no tolerara demasiada bebida (Los estomagos Zentradis eran relativamente pequeños) además del exorbitante precio que debía pagar para que la Rio Grande trajera barriles de casi quinientos litros de Cerveza que Ralph vaciaba de dos tragos.
Con ayuda de sus compañeros de trabajo y de varios amantes de la cerveza de la Colonia, Ralph convirtió un par de enormes tanques de acero de más de tres mil litros en cultivadores hidropónicos de gravedad cero. Para su asombro y satisfacción, pronto advirtió que las canciones de Matt también afectaban el crecimiento y la reproducción de los fermentos de levadura, acelerando la fermentación de la cebada a la vez que multiplicaba la producción del dorado líquido, lo que despertó la admiración y gratitud de toda la Colonia (Y un suculento bonus en la asignación mensual que Amanda le daba a los chicos mayores).