-Y por eso estamos metidas en este lío. -Exclamó entre suspiros la piloto Meltran.
Incluso estando Micronizada era una piloto excepcionalmente alta para la media de las guerreras Zentradi, eso le había traído algún que otro malentendido con ciertos fans de una banda de rock, quienes veían en la joven guerrera un parecido extraordinario con cierta baterista de renombre universal. En todo caso era normal que ciertas Meltran se parecieran a otras. El proceso de fabricación con el que habían sido creadas en las flotas Zentradi previo contacto con la humanidad no creaba demasiadas variantes a la hora de definir los rasgos físicos y las similitudes eran algo común.
Claro que Laris tenía el pelo de un color rojizo, al contrario de la famosa baterista y lo llevaba largo y suelto, en clara oposición a la época en la que luchaba junto a sus camaradas Zentradi. El cabello de las meltran no crecía, solo al someterse al proceso de micronización los procesos de crecimiento de cabello y uñas se activaban en las guerreras ¿Porqué? Vaya uno a saber, los genes eran algo que no le interesaban en lo más mínimo, pero amaba su cabello largo.
El transporte que pilotaba en esos momentos era un modelo bastante más pequeño que los transportes que se usaban en el espacio profundo, en las rutas interestelares que enlazaban los pequeños asentamientos humanos o las grandes flotas de inmigración. En realidad se trataba de una nave que había sido diseñada para mover bienes y personas entre diferentes naves de una flota o entre estaciones espaciales de órbita baja y asentamientos superficiales. El enorme equipo FOLD que coronaba la parte superior de la nave y la torreta de dos cañones que sobresalia de la parte trasera denotaba un uso y un propósito totalmente diferente al que originalmente había sido concebida.
-Eso no aclara el porqué estamos aquí. -Dijo con tono ofendido su compañera, mientras flotaba boca abajo en la parte trasera de la cabina. Habían removido la separación entre cabina y espacio de carga, por lo que se podía observar el interior completo de la nave desde el asiento del piloto.
-Ya te dije, la Directora cambió las órdenes originales. Se nos avisó que eso podía ocurrir si se producían alteraciones en el plan original.
-Pero…..
-Pero nada. -Dijo enfatizando la última palabra. -Estamos en espera y eso es todo lo que necesitas saber.
La meltran que estaba cabeza abajo sacó la lengua en un gesto burlón movió su cuerpo violentamente y se enderezó de un solo movimiento, deteniendo su rotación con una de sus manos contra el techo de la cabina. Luego se alejó flotando hacia el compartimento de carga, que se encontraba totalmente vacío.
La joven era más baja que su compañera, de cabello violeta y atado en una trenza, un color común en las guerreras, pero con la piel mucho más oscura, a diferencia del tono pálido que las Meltran poseían al estar confinadas en las naves de combate. Estas pequeñas diferencias denotaban el origen mestizo de la joven.
Como habíamos dicho, el interior de la nave estaba completamente vacío y apenas iluminado por unas tenues luces rojas de posición. La cabina estaba mejor iluminada, pero las luces blanquecinas no llegaban hasta el fondo de la bodega, donde una serie de camastros adosados a la pared metálica conformaban el único mobiliario de la nave.
Hacia la cama superior se dirigió flotando la joven quien, de un solo movimiento con uno de sus brazos, se balanceó sobre la pequeña baranda de la cama al tiempo que pasaba sus piernas por un pequeño anillo de goma, de modo que al acostarse sobre el colchón quedó firmemente adherida al mismo, sin peligro de salir flotando o rebotar descontroladamente al más mínimo movimiento del cuerpo.
Unas pequeñas luces se encendieron por sobre la cama al detectar la presencia de la joven, quien sacó del bolsillo frontal de su traje de vuelo un pequeño pad y lo conectó a un minúsculo adaptador que sobresalia del costado de la cama. Inmediatamente una pantalla holográfica se desplegó delante de ella y un brazo mecánico con un teclado incorporado se desprendió de la pared colocándose debajo de la pantalla.
La guerrera se dispuso a escribir una nueva entrada de su diario personal.
-Nina… -La voz de la piloto se escuchó a través del pequeño altavoz adherido al traje de vuelo de la joven. -Estamos en espera, pero seguimos alertas. ¿Recuerdas…?
Con una palmada sobre el control en su voluminoso pecho izquierdo, Nina apagó el intercomunicador y siguió escribiendo como si nada.
30 metros más adelante, Laris suspiró y se dió por vencida. Nina era una compañera estupenda y se llevaban muy bien durante las largas misiones de soporte en el espacio profundo, pero indudablemente seguía siendo una chiquilla de 17 años.
Volvió a colocar su asiento en la posición de pilotaje. No es que hubiese nada interesante que ver a través del vidrio de la cabina, pero el tener una visión general de hacia dónde se dirigía la nave la hacia sentir mas segura.
El tema es que la nave no iba a ningún lado.
La última comunicación con sus superiores había sido hacía más de 28 horas. Le habían asignado un nuevo punto de DEFOLD y que se mantuviese en espera hasta establecer contacto con Verde Dos o recibir instrucciones del Control de Misión. Ni uno ni el otro habían dado señales de vida y la espera se hacía demasiado monótona para Laris.
Así que la nave flotaba silenciosamente en medio del espacio estelar, con sus luces externas apagadas y manteniendo un rígido silencio radial.
Lagis volvió a revisar el radar dimensional, lo hacía en intervalos de 20 minutos para matar el aburrimiento. Era el único instrumento pasivo que tenía permitido usar en la misión, ya que podía monitorear los alrededores de su nave sin emitir ninguna clase de señal o radiación que alertara de su presencia.
Todo seguía igual. Había habido un extraño pulso de energía hace unas horas, pero no había vuelto a manifestarse y además parecía ser bastante lejos ¿20 o 30 años luz? Ojalá Layla estuviera con ella, ella era la experta en estas cosas y podía distinguir una abeja de un abejorro a 10 años luz de distancia solo por la sutil diferencia en la vibración del movimiento de las alas.
Trazó una línea con el dedo en la pantalla de la consola de mando y desplegó el historial de contactos del radar dimensional. Seleccionó el pequeño punto naranja y una serie de gráficos se desplegó en pantalla. Supuestamente mostraban información sobre qué cosa había perturbado el Espacio Dimensional y que clase de perturbación era ¿Un DEFOLD? ¿Una Anomalía? ¿Una Falla? Lagis solo veía rayas y algo que parecía ser un gráficos de ondas… ¿Longitud de ondas? Si, esa era la palabra. Las matemáticas no eran su fuerte, la historia en cambio, la fascinaba.
La mayoría de los Zentradis que se habían integrado a la forma de vida de los humanos pronto descubrieron que, a pesar de su enorme adelanto tecnológico, eran prácticamente niños en cuanto a educación básica.
No era de extrañar, los guerreros no necesitaban educación para hacer su trabajo. Eran creados con los conocimientos necesarios para hacer de ellos una eficiente máquina de guerra al servicio de la Armada Zentradi.
Abrazar la cultura humana había sido una experiencia única y, en cierta forma, devastadora para los Zentradis. Muchos no habían sido capaces de soportar el cambio y habían rechazado por completo a la humanidad, incluso con violencia. Lagis sentía asco por esa clase de Zentradi. ¿Rechazar la cultura? ¿Cómo podría alguien rechazar una parte de si? Porque solo a través de la cultura un Zentradi podía verse a si mismo como un individuo independiente del resto, como un ser único e irrepetible, aún habiendo sido “fabricado” en masa por la armada Zentradi.