Chatarra

36

La vuelta a la colonia se hubiese desarrollado en total silencio de no ser por los prolongados y recurrentes avisos de advertencia que la computadora de a bordo del VF-17S2 gritaba por los altavoces de la cabina. Jim se pasó casi todo el viaje golpeando repetidamente el botón con la leyenda ALARMA MAESTRA hasta que, luego de un par de golpes especialmente violentos, dejó de sonar y la tranquilidad volvió a reinar en la cabina.
Cinthya se mantuvo en silencio y completamente inmóvil en su asiento, apretando contra su pecho al diminuto Drone de reconocimiento, como si de un niño pequeño se tratase.
El silencio también se sentía entre las radios del grupo de Recolectores. Ni Ralph ni los dos pilotos del transporte habían abierto la boca desde el momento en que habían dejado el improvisado refugio, no sin antes haber marcado el sitio con una pequeña sonda de posicionamiento.
Jim se debatía entre los sentimientos de culpa por haber estropeado la misión y la curiosidad que sentía al ver la reacción de los colonos al encontrar el Queadluun-Rau rojo. ¿Que tenía de especial esa armadura? Amanda se había quedado muda al escuchar el reporte de sus trabajadores y había ordenada la inmediata marcación del hallazgo ¿Tan importante era? El piloto utilizó el control de su mando para acceder al registro de la computadora. Había sacado un par de fotografías mientras el resto del grupo escuchaba las órdenes de Amanda de retornar inmediatamente.
Proyecto dichas fotografías en su casco; no había razón alguna para hacerlo en la consola principal y alarmar aún más a Cinthya.
Los Queadluun-Rau eran armaduras de combates que sólo la Elite de las fuerzas de combate Meltran utilizaban. Estaban mucho mejor armadas que sus contrapartes básicos, los Queadluun-Nona y poseían dos reactores en vez de uno, lo que les proporcionaba una velocidad y movilidad incomparables.
Eran, sin lugar a dudas el mecha más veloz de la armada Zentradi.
Dicha velocidad venía, sin embargo, acompañada de un blindaje mucho más débil que el otros robots. Su instrucción sobre el combate contra estas armas le dictaba que debía usar los cañones como arma principal, ya que incluso hasta los mejores misiles del arsenal de la NUNS, los HMMM’s de alta maniobrabilidad, eran incapaces de seguir los movimientos y giros de esas armaduras.
Una ráfaga del Gunpod estándar podía destrozar fácilmente la armadura de un Queadluun-Rau.
El tema era acercarse lo suficiente para disparar sin que lo hicieran pedazos a uno.

Jim recordaba las incontables horas en los simuladores de la academia. Los Queadluun-Rau eran considerados HARD MODE entre los cadetes. Generalmente los instructores insertaban uno de ellos durante las simulaciones de combate para bajarle los humos a algún estudiante cuyo ego se hubiese inflamado demasiado.
Lo mejor que Jim pudo hacer contra un Queadluun-Rau fué un impacto indirecto en el talón de uno ellos, lo que le valió una interesante cantidad de puntos extra en el recuento final al culminar la misión.
Claro que también había sido acribillado a disparos por esa misma armadura y todos sus puntos fueron descontados por no sobrevivir.
Sus compañeros lo llamaron «Aquiles» desde entonces.

Jim se concentró en la imagen de la armadura que tenía delante; estaba bastante deteriorada por la radiación de neutrones y la pintura roja se había transformado en un rosa pálido del lado más expuesto al centro de la anomalía.
El rojo era un color extremadamente inusual en las flotas Zentradis. Solo los ases entre ases podían tener una maquina asi. Jim recordó las escenas de combate de la película «Do You Remember, Love?» Donde Milia Fallyna pilotaba una de un color similar ¿Estaba ante los restos de una piloto del mismo calibre que la legendaria As Meltran?
Si era así, se trataba de un descubrimiento extraordinario realmente. ¿Era por eso el interés de Amanda? ¿O había otras razones?
Se concentró en los detalles; la armadura tenía varias marcas de disparos, la mayoría indirectos (Lo que significaba que el proyectil no había impactado contra el metal en forma frontal, sino que había sido un impacto lateral u oblicuo) Quien hubiese pilotado esa armadura, sabía cómo minimizar los daños ante la inevitabilidad de un impacto.
No obstante uno de los brazos había sido arrancado por una explosión, al igual que la parte inferior de una de las piernas.
La cabina parecía estar abierta.
Jim acercó al máximo la imagen; había sido tomada en condiciones de luz y radiación extremas, por lo que la calidad de la fotografía era muy mala, no obstante encontró con facilidad lo que sospechaba; la cabina estaba vacía.
Esto era el acertijo más grande de todos ¿Una armadura vacía? ¿Quien había rescatado a esa piloto? ¿O la había abandonado por si sola? Esto se contradecía completamente con sus conocimientos sobre la forma de luchar de los Zentradis; lo hacían hasta el final, no abandonaban nunca sus máquinas de combate.
Un traqueteo interrumpió sus cavilaciones ¿Ahora que demonios era lo que estaba haciendo ruido en la nave? Apagó la visualización del casco y comenzó a buscar el origen del ruido en la cabina.
Eran los dientes de Cinthya.
La joven había estado recogiendose en su asiento hasta casi haber adoptado una posición fetal y su cuerpo temblaba visiblemente. Solo el arnés de seguridad impedía que su compañera se llevase las rodillas al pecho.
—Cinthya... —Murmuró despacio Jim sin saber que decir
—Dejala Jim —escuchó por los auriculares— La pobre esta en estado de shock.
Era Ralph quien hablaba por la frecuencia abierta. Había olvidado otra vez el cerrarla y el cristal de la cabina estaba con su máximo nivel de transparencia, por lo que eran completamente visibles para el gigante y sus compañeros.
Jim miró a Cinthya a través de los espejos laterales. La joven se había comportado valientemente durante su escape, pero era sabido que se tarde o temprano pensaría en lo que había sucedido y la realidad acabaría por derrumbar sus nervios. Al fin y al cabo era una civil, no estaba preparada para afrontar la muerte de una forma tan horrible.
Apagó la frecuencia abierta y encendió un enlace privado con Ralph a través de su casco.
—Yo.. —comenzó lentamente— La he cagado. ¿No?
—La has cagado amigo —asintió Ralph y Jim pudo ver como el gigante acompañaba sus palabras con un gesto de la cabeza. —Pero estamos vivos y eso es lo importante ahora… eso y llegar a la Rainbow de una pieza por supuesto.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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