Chatarra

61

Tass deslizó la palma de su mano sobre la proyección de la pantalla holográfica y esta se retrajo hasta convertirse en una minúscula esfera de luz flotando sobre el teclado.
La habitación estaba en penumbras, apenas iluminada por el resplandor de un par de pantallas que daban a la estancia un tinte azulado, como si del fondo del mar se tratase.
El color también hacía juego con el estado de ánimo de la joven.
Se había desvestido a medias, conservando la ropa interior y una sola de sus medias que colgaba indecisa del inquieto pie que golpeaba una y otra vez el borde del escritorio donde la joven se hallaba recostada.
La Río Grande era la única opción, lo había sido desde el principio cuando Tass se dió cuenta que debían sacar a Will de la Colonia y alejarlo lo más pronto posible fuera del alcance de Amanda.
La joven suspiró y se reclinó en la silla mirando el techo a través del cristal de sus anteojos. Una serie de reflejos borrosos se deslizaban por la superficie como lentos habitantes del mar de información digital.
¿Como meter a Will en la nave de Gray? El viejo piloto le debía algunos favores a Tass, pero algo como lo que estaba planeando… no, Gray jamas aceptaria hacer algo como eso, jamas traicionaria la autoridad de Amanda.
La otra opción que quedaba era la de tratar de meter al pobre Will como polizonte de uno de los containers de la Rainbow, lamentablemente esos contenedores no poseían soporte vital autónomo. Si Will se metia dentro de uno no llegaría vivo al puerto espacial más cercano. Tass comprobó por segunda vez el inventario de contenedores de la Colonia para cerciorarse que ninguno contaba con equipo de soporte vital instalado…. nada. Todos eran simples cajas de metal para transportar mercancías.
Tenía que haber otra forma, se lo había prometido a Matt.
Desplegó el inventario y comenzó a buscar por clase. Con la Red Galaxy caída no tenia acceso a la búsqueda universal de los fabricantes de contenedores, asi que debía registrar cada uno de los ítems dentro de la Colonia con el mejor criterio de búsqueda que pudiera implementar.
Nada. Simplemente no había ningún contenedor con esas características en la base de datos.
Otro suspiro. Tass estaba empezando a sentirse frustrada. 
Barajó diferentes posibilidades, una más descabellada que la otra. Cuando estaba seriamente considerando ver si podía meter a Will en una cápsula de criogenización para enviarlo dentro de uno de los contenedores normales algo llamó su atención.
Sin darse cuenta había estado pasando a través de todas las cámaras de seguridad del hangar principal para enfocar a la Río Grande desde todos los ángulos posibles para tratar de inspirarse con algo. Una de las cámaras mostraba el amarre donde los containers vacíos se “devolvian” a la salida de la Colonia y eran acoplados automáticamente a la nave de correos que entonces podía salir por la esclusa principal.
Había dos contenedores vacíos en el muelle a la espera de ser recogidos por la Río Grande cuando partiera al dia siguiente. Algo en esas dos piezas de equipo llamó la atención de la joven, quien se acomodó en el asiento y accedió a las grabaciones de seguridad.
La imagen de la nave atracando en el muelle apareció inmediatamente y Tass comprendió el porqué de su inquietud; La Río había llegado a la Colonia con tres containers, dos con mercancías para la colonia y uno vacío proveniente de la Estación Barrow, pero al parecer se iba con solo dos, lo que significaba que uno de ellos permaneceria en la Colonia. Eso era raro.
La nave de Gray solía visitar la Colonia con un solo contenedor de mercancías para el consumo de los habitantes aunque no era extraño que ciertos equipos y componentes importantes llegaran a veces desde alguna manufactoria lejana para cumplir con las estrictas regulaciones comerciales que imponia el Gobierno Unificado.
La joven volvió a inspeccionar el video, estaba segura de haberse pasado por alto algún detalle importante. 
Usando los controles de video mejoró el contraste de la imagen y usó un filtro para eliminar la iluminación rojiza de la bahía de atraque, entonces pudo ver con detalle la pintura del último contenedor. Tenía una franja azul que recorría todo el perímetro del casco.
Tass hizo un gesto violento con la mano y la pantalla se apagó frente a ella.
—Mierda —dijo en voz alta.
Era un container con soporte vital y había llegado a la Colonia en la Río Grande el día anterior, la casualidad era… no, no podía ser simple casualidad ¿o si?
Necesitaba investigar esa pieza de equipo, pero hacerlo desde su terminal sólo atraería la atención de Amanda de inmediato y lo que necesitaba era tiempo, tiempo para sacar a Will y esperar que su jefa descubriese la fuga solo cuando el chico estuviera fuera alcance.

Tendría que usar su «Gorrito de Aluminio»
Se puso de pie de un salto y se dirigió hacia la cocina. Al llegar frente a la pileta se agachó y abrió la puerta deslizante del compartimento donde guardaba los productos de limpieza. Al fondo, cerca de donde el caño de desague penetraba en la pared metálica del camarote habia un pequeño cable colgando.
Tass tiro suavemente del cable y lo estiró hasta salir lentamente de la cocina, tratando de ejercer la menor fuerza posible en el mismo. El cable se desenrrolló hasta el dormitorio de la joven y Tass dejó la pequeña ficha del extremo colgada del respaldo de la cama.
Hacia mucho tiempo que no usaba esa computadora.
En la jerga de los expertos en seguridad o personajes algo mas oscuros se las llamaba «Gorritos de Aluminio» en referencia a la paranoia de ciertas personas sobre la vigilancia que los gobiernos ejercen con sus ciudadanos.
Un «Gorrito de Aluminio» es una computadora construida a partir de partes que no poseen identificadores comerciales que permitan rastrear su procedencia, por ejemplo placas base creadas mediante impresiones 3D o chips comprados a fabricantes ilegales o entusiastas fuera del mercado regulado de hardware.
Eran computadoras diseñadas para usarse solo una vez, especialmente si se usaban para acceder a la Red Galaxy, donde su presencia sería revelada tarde o temprano frente a la continua búsqueda e investigación de los diferentes nodos de seguridad que recibían y enviaban los datos a cada terminal que conformaba la gigantesca red.
El «Gorrito de Aluminio» de Tass nunca había sido conectado a la Red, la chica había usado la computadora en entornos simulados para probar la fuerza de sus medidas de seguridad. Pero esta vez era diferente. Esta vez era ella la que no quería ser vista mientras manipulaba las bases de datos de la Colonia.
El cable era la clave y el tesoro mas preciado de Tass.
Se trataba de una conexión física al núcleo computacional de la Rainbow. No se trataba de uno de los cientos de enlaces inalámbricos que existían por la Colonia y que eran vulnerables a ser interceptados u «olfateados» por cualquier dispositivo electrónico. Ese cable era un acceso directo e indetectable que había demandado un esfuerzo enorme por parte de sus amigos para mantenerlo oculto a la mirada de su Capitán.
Tass sostuvo la pequeña ficha frente a sus ojos. Aquel cable se escurría dentro de la nave por casi kilómetro y medio. Habían tardado un año entero en descubrir una ruta segura lejos de los sensores y cámaras de Amanda que monitoreaban las vías de acceso de datos, tuberías y desagües que creaban las vías circulatorias de la enorme nave.
Will había provisto uno de los drones de Hal y lo había modificado para que pudiese llevar un dispensador de cable montado en su parte trasera. Con paciencia y mucho sigilo habían ido tendiendo aquella línea secreta a lo largo del «interior», el enorme laberinto de túneles, pasarelas y cañerías que formaban la red de servicio de ingeniería de la Rainbow.
Había sido una tarea monumental que solo ahora le parecía a Tass concebida para una situación como a la que se enfrentaba.
Volvió a dejar el cable y abrió una de las puertas de un gran mueble detrás de la cama. Al fondo de uno de los cajones encontró la caja donde guardaba su computadora especial.
La mayoría de los componentes los había rescatado de los depósitos de reciclaje que quedaron abandonados por la antigua tripulación de la nave. Borrar la firma digital de los componentes básicos fue fácil, el resto, los componentes más «delicados» los había importado desde diferentes partes de la galaxia, siempre utilizando los canales «especiales» de los entusiastas como ella.
El resultado era una computadora portátil básica, sin grandes capacidades de desencriptación o ataques de fuerza bruta, pero perfecta para navegar bases de datos en forma silenciosa y sin dejar rastros.
Buscar e investigar de forma silenciosa era lo que Tass necesitaba en ese momento. Se acostó en la cama boca abajo y desplegó la pantalla de su preciada herramienta. Una vez que confirmó el funcionamiento óptimo y que el software estaba listo para entrar en acción, solo entonces conectó el cable a uno de los puertos a un lado del teclado.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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