La Primera Guerra Espacial comenzó oficialmente el 7 de Febrero del año 2009 a las 11:47 AM Horario del Pacífico, cuando el armamento principal de la SDF-1 se activó en forma autónoma destruyendo dos naves de la flota Zentradi que en esos momentos hacían una maniobra de inserción de órbita hacia nuestro planeta.
Sin advertencias, sin ni siquiera un intento de diálogo o esfuerzos diplomáticos por las partes beligerantes, la humanidad y los Zentradi comenzaron una guerra de aniquilación total que se extendió más de un año a partir de ese momento.
Durante toda la guerra no hubo comunicación formal entre los bandos, sin embargo durante el apogeo del conflicto armado, una serie de incidentes entre la tripulación del SDF-1 y ciertos componentes de la flota del Comandante Britai Kridanik dieron inicio a un intercambio de información y propiciaron el comienzo de un efecto que más tarde se convertiría en el “Shock Cultural” que cambiaría el curso de la guerra.
Luego del comienzo de las hostilidades la SDF-1 y gran parte de los habitantes civiles de la Isla de Ataria del Sur fueron transportados a los límites del Sistema Solar por medio de un procedimiento FOLD de emergencia.
Varados a millones de kilómetros de La Tierra, sin poseer el sistema FOLD necesario para volver a casa la nave, su tripulación y casi Setenta Mil civiles comenzaron el lento regreso a casa desde la lejana órbita de Plutón.
Pronto la flota de Britai descubriría el rastro de la nave humana y comienza una dura etapa de combates de acoso y desgaste, que se prolongará por los meses venideros hasta que la nave llega por fín sana y salva a la órbita del Planeta Tierra.
Durante los meses que la SDF-1 pasó viajando por el espacio se produjeron numerosos combates con las fuerzas Zentradi, durante los cuales ocurrieron los primeros contactos “accidentales” entre las dos civilizaciones.
La naturaleza de estos contactos fue meramente casual, debido a que los habitantes de la Isla de Ataria del Sur, quienes a pesar de su situación de refugiados de guerra, intentaron por todos los medios posibles de seguir con sus vidas cotidianas. Es así como algunas semanas más tarde de llegar a la órbita de Plutón y de iniciar el regreso a casa, las transmisiones de radio y televisión de la isla se reanudan en forma precaria dentro de la ciudad que se estaba reconstruyendo en las entrañas de la enorme nave,
Si bien los militares colaboraron con los recursos técnicos necesarios, no se controló el contenido ni la propagación de las señales generadas por los habitantes. Es así como estos pequeños fragmentos de cultura humana comenzaron lentamente a llegar a la flota Zentradi.
Ahora bien, muchos investigadores no se ponen del todo de acuerdo en cómo fue exactamente el mecanismo de propagación de la cultura entre los Zentradi de la flota de Britai, especialmente cuando dichos investigadores tuvieron acceso a las bases de datos de su Archivista Exsedol y la historia de la flota de Bodole-Zel quedó documentada.
La enorme flota Zentradi llevaba incontables años de batalla en esta parte de la Galaxia. De entre los innumerables registros de batalla se encontraron numerosos ejemplos de conflictos con civilizaciones originadas por la Protocultura, la localización de sus sistemas planetarios y un simple comentario de lo acontecido. Absolutamente en todos los casos documentados, la flota de Bodole-Zer exterminó sistemáticamente a toda civilización con la que tuvieron contacto.
¿Cómo es posible que la Humanidad no haya sufrido el mismo destino? Esta interrogante motivó debates extensos entre los académicos de todo tipo, desde sociólogos, antropólogos y psicólogos hasta biólogos y químicos, todos intentando resolver el misterio de los Zentradi y su guerra de exterminio a lo largo de toda la galaxia.
Las respuestas tardaron varios años en llegar, pero una vez que la humanidad abandonó el Sistema Solar y se adentró en las profundidades de la Vía Láctea, los restos de la campaña de aniquilación de los Zentradi empezaron a salir a la luz.
Las primeras ruinas de una civilización con signos de intervención de la Protocultura aparecieron en un sistema solar a casi treinta años luz de La Tierra. Se trataba de una sociedad tribal, de unos dos a tres millones de años de presencia en su planeta, de aproximadamente dos veces la masa del Planeta Tierra a la que los investigadores nombraron Shoá.
Nada se sabe de esta civilización, ningún resto de los habitantes fue descubierto a pesar de los esfuerzos de los arqueólogos que exploraron las ruinas del lugar, solo algunos masivos monumentos tallados en las faldas de las montañas lograron resistir las enormes ondas de choque del ataque Zentradi.
El planeta había sido bombardeado desde órbita de manera similar a lo acontecido al planeta de los humanos. Por supuesto el escaso desarrollo tecnológico de la sociedad primitiva impidió que refugios u otros asentamientos en órbita pudiesen evitar la extinción de la especie.
Solamente los restos de una vaina de intervención de la Protocultura quedaba como testigo mudo del holocausto.
El siguiente descubrimiento fue más revelador.
Se descubrieron señales de radio provenientes de una estrella a unos cuarenta años luz de la Tierra y una expedición partió rápidamente al encuentro de lo que se pensaba sería el primer contacto con una civilización “hermana” de la humanidad, más al llegar a la estrella en cuestión otra masacre fue revelada a los investigadores.
La civilización en cuestión había desarrollado un programa de expansión mucho más avanzado que la terrestre, colonizando tres de los doce planetas que orbitan la estrella amarilla, ligeramente más pequeña que nuestro Sol.
Los Dobahrin fueron una sociedad que alcanzó un desarrollo técnico y cultural muy elevado, aunque no se encontraron pruebas concretas, se cree que pudieron haber desarrollado el viaje interestelar a velocidades inferiores a la de la luz, pero hasta el dia de hoy ninguna de sus naves fue hallada en ninguna parte de la Galaxia.
Sea como sea, fueron exterminados por la flota de Bodole-Zer de la misma manera que los anónimos habitantes del planeta Shoá. Si bien se recuperaron algunos cuerpos momificados en refugios que soportaron el ataque alienígena, el daño recibido en los planetas tras los bombardeos fue lo suficientemente severo como para condenar a los pocos sobrevivientes a una extinción lenta e inevitable.
Gracias a sus satélites y algunas bóvedas supervivientes, los humanos pudimos conocer algo de esta cultura, sus costumbres, su música y su arte.
Pero la pregunta aún persistía ¿Porque los humanos habíamos sobrevivido donde culturas más avanzadas habían perecido? Los Dobahrin habían luchado contra los Zentradi, pero la falta de armas de energía dimensional sumados a lo poco numeroso de sus fuerzas habían resultado ser fatal para la supervivencia de la raza.
Más perturbador aún, se encontraron evidencias de música en la cultura Dobahrin ¿Acaso no había sido efectiva contra los Zentradi? ¿O no lograron descubrir sus propiedades a tiempo? Todos estos descubrimientos no hicieron más que arrojar nuevas dudas e interrogantes sobre la guerra.