—De-Deculture! —exclamó Maya al ver el paisaje que se desplegaba frente al pequeño transporte.
Virya también estaba algo sorprendida. No era la primera vez que veía un cinturón de asteroides, pero aquí no se trataba de pedruscos separados por cientos de kilómetros de distancia… aquí se trataba de una enorme banda de rocas, algunas casi del tamaño de un planeta enano, densamente agrupadas en lo que casi parecía ser una pared en vez de un anillo. Todo el cinturón giraba lentamente alrededor de una diminuta estrella (O en realidad los restos de una antigua estrella) que apenas emitia luz suficiente para resaltar las enormes rocas del fondo oscuro del espacio.
Pero si las enormes formaciones rocosas permanecían casi ocultas a la poca luz de la estrella, el resto de los objetos que habitaban aquel cinturón se destacaba visiblemente contra el fondo estrellado. Apenas el transporte hubo emergido de la grieta del espacio-tiempo FOLD, un grupo de naves Zentradi se separó de su ruta de patrullaje y se dirigió velozmente a interceptar al recién llegado.
Maya y Virya se sobresaltaron al percibir de inmediato lo inusual de estas fuerzas. No utilizaban el color verde o azulado de las diferentes flotas Zentradis. Las naves de combate que rodearon al transporte era de un color blanco, algo que Virya jamas habia visto en su vida.
—No hay nada de qué preocuparse. —intentó tranquilizarlas Exedore. —No son tropas regulares, eso es todo.
—Jamas habia visto tropas como esas. —sentenció Virya mirando detenidamente cada destructor, cada nave de asalto. Incluso las armaduras que los rodeaban eran inusuales.
—Son todas tropas de elite. —Dijo Maya.
—Virya asintió. —No veo Nonas ni Regulds
Exedore ignoró los comentario de las guerreras y utilizó sus tentáculos para transmitir información hacia el sistema de comunicación del transporte. Momentos después y al parecer correctamente identificados, parte de las tropas que los habían rodeado se alejaron mientras que una escolta de diez armaduras se colocaba a ambos lados de la nave.
—Continuemos. —dijo el Zentran mientras aceleraba la nave.
De inmediato continuaron el acercamiento a lo que parecía ser el centro de aquel complejo Zentradi. Ahora que estaban más cerca todos pudieron ver la enorme escala del lugar.
—Es… gigante. —dijo Maya con la boca abierta.
“Gigante” era quedarse pequeño, incluso hablando de Zentradis. El complejo que se extendia ante ellos tenia dimensiones planetarias.
Virya colocó la mano sobre el cristal de la cabina. —Me recuerda a…
—Satélites Fabrica. —dijo Exedore. —Si, aquí es donde se construyen. Usted una vez estuvo destinada a la defensa de uno.
La guerrera asintió. —Fue hace muchos ciclos. Mi última misión como miembro del Escuadrón de Defensa…. pero esto… esto es mucho más grande.
Mientras el transporte se introducía cada vez más en el interior del cinturón de asteroides, seguidos de cerca por la escolta de armaduras pudieron ver como todo el complejo se componia de asteroides y planetoides unidos por enormes estructuras tubulares que los interconectaban. Cada enorme roca parecía tener una función diferente. Ello saltaba en evidencia por el tipo de estructuras que brotaban de la misma roca en varios puntos de la superficie. Virya distinguió bahías de atraque, hangares y plataformas de embarque pero también había otras instalaciones que escapaban por completo a su comprensión.
—Maya.
—¿Si Capitan?
La guerrera suspiró. Aun siendo Maya una Meltran con grado de Almirante, seguía respondiendo a Virya como si de una Superior se tratase.
—Observa aquella patrulla a las dos-arriba ¿Que puedes decirme?
La joven encontró rápidamente al objetivo y los siguió atentamente con la mirada durante unos minutos. —Es un escuadrón de Glaugs, probablemente un pelotón de pilotos de élite. Su vuelo es perfectamente sincronizado, todo el escuadrón se mueve como si fuera una sola unidad, como si las ocho máquinas estuvieran unidas entre si.
Virya asintió. —¿Qué opinas de eso? ¿Que puedes sacar en claro de semejante comportamiento?
La joven guardó silencio pensativa. —Parece… parece como si llevaran haciendo eso durante mucho tiempo. Como si hubieran repetido ese plan de vuelo miles de veces ¿Verdad?
—Estoy segura que ese escuadrón no hace otra cosa que dar vueltas por la misma ruta desde que fueron comisionados a ello.
Exedore giró la cabeza en dirección a las guerreras. —Probablemente no se equivoque Capitán. Nunca nadie ha atacado este complejo.
—Osea que son tropas de Elite… ¿Sin experiencia de combate? —preguntó confundida Maya
—Así parece.
El Zentran sacudió la cabeza. —Realmente remarcable su capacidad de observación Capitán. Creo que empiezo a comprender el porqué nuestro Antiguo Comandante Supremo la dejó vivir…
Virya se cruzó de brazos. —En el Campo de Batalla hay que tener siempre los ojos bien abiertos. Una fracción de segundo de descuido puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Recuerda Maya; SIEMPRE debes analizar tu alrededor, todos los detalles cuentan y si alguno de ellos capta tu atención, da por seguro que te proporcionará más información de la que posee a simple vista.
Maya asintió en silencio, sin quitar la vista de las armaduras de combate que zigzagueaban allá arriba a lo lejos.
El transporte rodeó una de las enormes rocas y entró a lo que parecía ser un enorme espacio destinado al depósito de naves. Miles y miles de fragatas Quitra Queleual se encontraban alineados uno junto al otro, ancladas a enormes estructuras alargadas que, como las raíces de un gigantesco árbol, surgían de las rocas circundantes convergiendo hacia el centro.
Virya señaló una de las enormes naves del extremo más cercano del astillero. —¿Podemos abordar una de esas? —dijo.
Maya abrió los ojos por la sorpresa. —¿Abordar…? —entonces comprendió rápidamente. —Tu traje de vuelo.
La guerrera asintió mientras levantaba los jirones del traje que dejaban al descubierto sus enormes pechos.. —Será mejor que no vean mi cuerpo asi o podríamos tener problemas.
Exedore hizo una especie de ruido que bien podía parecer una protesta o un suspiro. —De acuerdo. —dijo. —Informaré sobre el cambio de plan de vuelo.
Los finos tentáculos brillaron e inmediatamente la nave cambió de rumbo, zambulléndose entre la enorme red de muelles y espigones que formaban aquella gigantesca telaraña donde las fragatas permanecían atrapadas como gigantescos insectos a merced de una araña de proporciones colosales.
Al acercarse a la nave que tenían más cerca el sistema automático de aterrizaje se activó guiando el transporte hacia la enorme compuerta de atraque.
Virya y Maya jamas habian visto una fragata completamente nueva. La falta de rayones en el piso, la ausencia de chatarra en los rincones, lo increíblemente vacío que se veía el hangar sin armaduras o munición que continuamente entraba y salía del mismo a medida que la maquinaria de guerra Zentradi llevaba su combate por toda la galaxia… era algo casi irreal.
Las armaduras que los escoltaban quedaron fuera mientras el transporte se posaba delicadamente sobre la superficie reluciente del hangar de la fragata.
—Parece ser que somos los primeros en aterrizar aquí. —dijo Maya.
Había dos soldados Meltran de guardia en el hangar. Al parecer la llegada del transporte las tomó completamente por sorpresa porque permanecieron totalmente inmóviles sin saber que hacer, salvo mirar con ojos abiertos como platos lo que estaba sucediendo.
—Apresurense. —dijo Exedore mientras abría una de las compuertas laterales. —No quiero dar muchas explicaciones al Comandante de este lugar si nos tardamos demasiado.
Virya y Maya asintieron. —De acuerdo. —respondieron.
Las guerreras descendió del transporte y se dirigió hacia la pareja de soldados quienes se habían acercado a la nave. Cuando estuvieron a unos diez metros de distancia tanto Virya como Maya hicieron el saludo Meltran llevándose el puño derecho al pecho. Virya fue quien habló primero.
—Estamos en una misión oficial de parte de la Flota Combinada de Dortrad-Jen. Acabamos de estar en combate y necesito un traje de vuelo nuevo.
Los dos soldados respondieron con el mismo saludo pero no articularon palabra alguna. Si estaban sorprendidas por el pedido o por el aspecto de Virya, eso no sabían decirlo. Maya se imaginó que estas guerreras no estarían acostumbradas a ver a una piloto del tamaño de un Comandante Zentran.
Finalmente las Meltran si miraron entre sí y asintieron con la cabeza. —Siganme. —dijo una de ellas mientras se daba la vuelta en dirección a la salida del hangar.
Virya y Maya siguieron al soldado mientras su compañera se quedaba vigilando el transporte. En realidad, dado que todas las fragatas eran iguales, no tenía mucho sentido que fueran escoltadas hasta las barracas de los pilotos, no obstante se dejaron conducir sin decir una palabra durante todo el recorrido. Fué Maya quien rompió el silencio en cuanto el grupo entró a uno de los elevadores.
—Aquí mis palabras no tienen tanto poder ¿Verdad Capitán?
Virya asintió. —Probablemente estas tropas me tomen por tu superior, incluso podrían tomarme por un superior al propio Exedore si nos vieran juntos. Este cuerpo se ha vuelto demasiado grande…
—Supongo que la información es la que da valor a las palabras. —dijo la joven Almirante mirando a la soldado que los escoltaba, quien había estado guardando silencio desde que salieran del hangar. —¿Crees que si le doy una orden a esta Meltran me obedezca? —preguntó Maya.
Virya se encogió de hombros. —Prueba.
La joven estaba a punto de abrir la boca cuando fueron las puertas del elevador las que se abrieron en cambio.
—Por aquí. —dijo la Meltran mientras abría la marcha. Maya suspiró y caminó tras Virya resignada.
Tras una breve caminata llegaron a una de las barracas donde los pilotos de armaduras Meltran se preparaban para la batalla. Todo estaba inmaculado y en perfectas condiciones.
—Deculture! —Exclamó Virya entrando a la cubierta. —Todo es tan…. nuevo.
Maya se acercó al primer dispensador de agua y al colocar la mano sobre el sensor un chorro de agua clara salió del pequeño orificio. —Nunca vi que el primer dispensador de la fila funcionase. —dijo.
—Ni el primero ni el quinto o sexto. —contestó Virya.
Maya bebió un sorbo de agua y retiró una tableta de nutrición de uno de los contenedores. —¿Comemos algo?
—Primero me gustaría cambiarme esto. —dijo la guerrera mientras echaba una rápida mirada al soldado, quien las observaba desde la puerta. Maya captó el sutil movimiento de los ojos y asintió. —Bien. —dijo.
Virya abrió el primer compartimento de trajes y buscó alguno de su talla. Todo el contenedor estaba lleno de trajes nuevos, ordenados por tamaños y en perfecto orden. Buscó el más grande y tomándolo se dirigió hacia el centro de la estancia.
Maya ya había salido con la soldado de guardia, al parecer le había preguntado algo y ambas estaban hablando en el pasillo. Bien.
La Meltran desató el improvisado cinturón hecho con los jirones de su traje y los restos del uniforme cayeron a sus pies. Pensar que la última vez que estuvo así desnuda lo hizo frente a uno de los seres más poderosos de la Galaxia, un ser que podía haberla matado con el solo movimiento de una insignificante parte de su monumental cuerpo.
Trató de apartar el pensamiento de su cabeza. En ese momento, estando asi desnuda en el interior de una de esas naves relucientes. ¿No era como si hubiese sido fabricada ella también recientemente?
Virya recorrió su cuerpo con la mirada. Era una lástima que no hubiera nada con que poder contemplar su cuerpo. Buscó con la mirada y distinguió un enorme panel de metal que servía como divisor al sector donde se encontraban las vainas de sueño. En todas las fragatas que había estado esa parte de la pared siempre era opaca y sucia, aquí no, era una pieza reluciente y brillante. Sin pensarlo dos veces caminó hacia allí y observó cómo su cuerpo se reflejaba en el pulido metal.
Era la primera vez que contemplaba su cuerpo desnudo. La pared de metal le devolvió una imagen a la vez conocida y desconocida de su propio cuerpo. Sus pechos, su vientre, sus caderas, todo estaba allí, sin embargo los enormes músculos estaban bien marcados, creando formas que nunca había visto antes.
Además estaba eso.
Virya se había acostumbrado a su presencia después de tantos ciclos y era una parte más de su cuerpo, pero verlo ahora desde esa perspectiva era algo nuevo para ella. ¿Cómo se sentían los Zentran con esa cosa? ¿Para que lo usaban?
Estaba tan concentrada mirando el reflejo de la cosa que no vió cuando Maya se puso a su lado.
—¿Está bien, Capitán? —preguntó echando miradas a la Meltran y al reflejo.
Virya asintió y miró a la joven. —¿Y la soldado..?
—Le ordené que volviera al transporte. —dijo la Meltran encogiéndose de hombros. Tardó un segundo más de lo que me gustaría en reaccionar, pero acató la orden.
La veterana guerrera volvió la vista hacia la imagen. —Estaba viendo… mi cuerpo. —dijo.
Maya miró con curiosidad la pared de metal donde la imagen desnuda de Virya se reflejaba. —¿Tu cuerpo? ¿Pasa algo malo?
—¿Tu que ves? —preguntó la guerrera.
—¿En el reflejo? —preguntó intrigada la joven.
Virya le dió la espalda al panel y caminó unos pasos hacia el centro de la estancia, luego se dió vuelta y miró directamente a Maya. —Dime lo que ves. —repitió extendiendo los brazos.
Maya observó el cuerpo desnudo de Virya con atención, observando cuidadosamente cada parte, cada pliegue de la piel, cada pequeño detalle que la luz blanquecina del techo resaltaba con acuciante detalle. —Veo a una guerrera Meltran. —dijo sin dudarlo. —Una poderosa guerrera.
—¿Que más?
Maya se acercó lentamente y cuando estuvo frente a quien fuera su Capitán se puso en cuclillas mientras extendía un dedo en dirección a la entrepierna de la Meltran. —Esto. —dijo señalando el miembro que colgaba inerte. —Te refieres a esto. ¿Verdad?
Virya asintió en silencio.
La joven lo examinó en silencio. Al cabo de unos minutos suspiró y volvió a ponerse de pie. —No se lo que es. —dijo. ¿Eso es lo que te molesta? ¿Por qué no le preguntamos a Exedore? Seguro que el…
—No. —cortó Virya de pronto. —No quiero saber nada de mi propio cuerpo por intermedio de ese Zentran. Yo… yo simplemente quería saber tu opinión. Nunca antes había dejado que alguien lo viera tan… tan de cerca. —dijo.
Maya se cruzó de brazos mientras volvía a mirar la cosa que tanto preocupaba a Virya. —Entonces tal vez debas descubrir tu misma para que sirve. —dijo. —Te ayudaría si pudiera pero…
—Entiendo. —respondió la guerrera bajando los brazos mientras se dirigía a donde había dejado las nuevas ropas. —Y por cierto… gracias Maya.
La joven sonrió y se sentó en uno de los bancos mientras observaba como Virya se ponía el nuevo traje. Al cabo de unos minutos Virya estaba vestida y lista para continuar. —Vamos dijo.
Recorrieron nuevamente los pasillos y tomaron el elevador hacia el nivel del hangar. Si bien guardaron silencio durante todo el trayecto, Virya sentía que se había sacado un peso de encima al confiar su secreto de forma tan… abierta con Maya.
Salieron del elevador y tras unos minutos de caminata volvieron a entrar al hangar. Las dos Meltran estaban de pie junto al transporte y no hicieron ningún comentario mientras las dos pilotos abordaban la nave.
—¿Todo en orden? —preguntó Exedore mientras observaba a las dos guerreras tomar su lugar junto a sus armaduras.
—Estamos listas. —dijo Maya. —terminemos de una vez con esta misión. —agregó.
Exedore suspiró y despegó la nave que, lentamente, abandonó la ahora visiblemente manchada plataforma de aterrizaje.
No sería la única cosa que quedaría marcada ese dia.