Había sido una suerte que el VF-19 estuviese embarcado en el contenedor en modo robot o de otro modo Will no hubiera sobrevivido a la explosión.
El sistema de alerta del caza se activó en el preciso momento que las cabezas de guerra estallaron sobre las paredes de metal enviando trozos de metralla moldeada a través del acero como si fuera papel maché. La barrera defensiva se desplegó tan rápidamente que la diferencia de presión en el interior y exterior fue explosivamente igualada en una fracción de segundo.
Will tenía las manos sobre los controles de potencia y palanca de mando así que su reacción inmediata fue la de sujetarse fuertemente de ellas mientras la onda de choque lo aplastaba contra el asiento.
Lo siguiente que pasó fue toda la interfaz visual de la cabina activándose simultáneamente por lo que Will pronto se vió como flotando entre nubes de humo y restos de chatarra que salían disparados en todas direcciones.
—Mierda mierda mierda mierda! —gritó en todas las direcciones mientras giraba la cabeza tratando de encontrar sentido a lo que sucedía a su alrededor. Las alarmas sonaban por toda la cabina, el sistema de amenazas había registrado las emisiones hostiles que en esos momentos estaban centradas en la zona afectada por la explosión.
—MIERDAAAAAAAA!
Will giró la palanca de potencia y pasó a modo caza. El cambio solo demoró un segundo, mucho más rápido de lo que sucedía en las simulaciones de combate ¿Pero acaso no estaba en algo mas avanzado que los viejos VF-1? Sin detenerse a pensarlo, aplicó toda la potencia a la palanca que sujetaba fuertemente con su mano izquierda.
Nunca había sentido una fuerza de aceleración semejante.
Su cuerpo quedó aplastado contra el asiento mientras el sistema de anulación inercial aumentaba la repulsión gravitacional de su espalda para contrarrestar las peligrosas fuerzas G que casi dejaron sin aire el pecho del joven.
El VF-19 salió disparado de la nube de desechos en medio de un resplandor rojizo.
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—Pero que mier-
El resplandor tomó por sorpresa al grupo de piratas, quienes comenzaron a gritar y a maldecir en varios dialectos humano y Zentradi indiscriminadamente.
—Cierren el culo malditos bastardos! —gritó el líder mientras aceleraba al máximo los propulsores de su armadura. —Tres y Cuatro conmigo, el resto desplieguese en dos grupos y atrapen esa cosa.
El resto de los soldados salió disparados tras la misteriosa nave mientras quien estaba a cargo abría un enlace de comunicaciones con la armadura que estaba a su lado.
—¿De donde mierda ha salido esor? ¿Como…? —preguntó uno de ellos en cuanto en enlace estuvo en línea.
—De dentro de ese contenedor, no cabe la menor duda. —El Zentran siguió atentamente con la mirada los movimientos que perseguidores y perseguido hacían mientras se alejaban. —Algo falló. —dijo. —Algo en el plan del Jefe no salió como debía salir… y ahora esto.
El grupo de tres armaduras se acercó hasta lo que parecía una pieza de equipo montada sobre una estructura de tubos ensamblada precariamente. Era lo que parecía ser restos de la cabina de una nave, probablemente un transporte de tipo civil pero habían desmontado por completo el interior y una maraña de cables salía por los agujeros donde debían ir los cristales para conectarse a una especie de vaina oxidada que recordaba vagamente la forma de un cigarro alargado.
—Ustedes dos protejan el trineo. —dijo el líder del escuadrón seis señalando el equipo. —Si algo le llega a pasar tendremos el mismo destino que los pobres diablos del escuadrón cuatro.
Acto seguido se alejó en la dirección del alboroto que estaban montando sus hombres mientras perseguían a la misteriosa nave.
Fijar la computadora de blancos sobre el escurridizo caza demoró varios intentos. El Zentran no se sorprendió en lo más mínimo al descubrir la razón.
—¡Mierda! —masculló mientras golpeaba la pantalla frente a él, donde el perfil de la nave era claramente identificable a pesar de lo borrosa de la imagen en movimiento. —¿Que hace un VF-19 ahí afuera?.
Los materiales compuestos de la aeronave intrusa hacían que el bloqueo de la computadora se perdiera cada vez que esta hacia un giro particularmente brusco, en todo caso las emisiones del motor eran relativamente fáciles de seguir por los receptores de imagen del sistema de seguimiento. Definitivamente no escaparía.
Era endiabladamente rápida. Los Battle Suits apenas podían acercarse durante breves periodos de tiempo pero no podían competir con la increíble aceleración del VF. Además el radio de giro de esas toberas vectoriales era insano, las estelas de plasma que dejaban tras si formaban espirales que, por momentos, parecían ángulos de tan cerrados los giros de la aeronave… una verdadera locura.
Pero lo que más llamaba la atención del experimentado Zentran era la actitud del piloto. No había abierto fuego ni una sola vez desde que su escondite estallara por los aires. ¿Que estaba haciendo? ¿Jugando con ellos? No había dado órdenes de derribar al aparato y es algo que sus muchachos tenían en cuenta, se limitaban a perseguir a la intrusa tratando de encerrarla y evitar que escape, aunque a decir verdad no se veía ninguna clase de vaina de Salto Fold equipada sobre el fuselaje…
El líder sonrió. Esa aeronave no tenía capacidad de salto y tarde o temprano caería en su poder. Ojalá pudiera capturarla intacta, su Jefe probablemente lo recompensaria enormemente por capturar una nave de tan excelentes características…. mierda, hasta incluso podría considerar micronizarse para volarla el mismo…
El VF-19 cambió de rumbo de forma tan repentina que no le dió tiempo a reaccionar. Su boca apenas se había abierto por la sorpresa cuando el caza ya había pasado como un relámpago junto a él y el resplandor del cañón lanzó destellos de fuego en los cristales de su armadura.
—¡HIJO DE PUTA!
Las armaduras que estaban guardando el trineo tampoco reaccionaron al repentino ataque del enemigo. La primera ráfaga de disparos impactó de lleno en el pecho de la armadura de la izquierda y ni siquiera había comenzado a estallar cuando la siguiente andanada arrancó un brazo y parte del tórax de su compañera.
Los gritos de rabia de los piratas saturaron las comunicaciones locales. En apenas un segundo el espacio se llenó de centenares de estelas mientras los misiles abandonaban los compartimentos de las cuatro armaduras que se lanzaron en pos del sorpresivo atacante.