Los disparos del Rau sorprendieron al escuadrón de armaduras enemigas en el mismo momento de salir del hangar del enorme crucero de batalla. Como si fueran simples blancos inmóviles, la rápida sucesión de descargas cortó las filas de robots como si de una filosa hoja se tratara. Las explosiones que se sucedieron casi de inmediato enviaron restos llameantes y trozos de soldados en todas direcciones, pero principalmente devuelta al interior del hangar, bloqueando la salida al resto de las tropas que se preparaban para salir.
—¡Ataquen los hangares! —gritó Virya al resto de sus tropas móviles mientras zigzagueaba como un rayo entre las naves enemigas. —¡No dejen que salgan mas tropas!
Había sido otra de las cientos de medidas desesperadas que estaba tratando de utilizar para ganar tiempo. El ataque enemigo había sido tan repentino que las tropas y armaduras aún estaban saliendo de los hangares, momento en el que eran más vulnerables. Como la mayoria del fuego de los cruceros enemigos estaba concentrado en las naves e instalaciones de defensa, los pocos escuadrones de Nonas, Raus y Glaugs que había conseguido reunir estaban prácticamente siendo ignorados por los atacantes.
Virya asignó grupos de ataque de forma improvisada y los envió a debilitar las defensas de las coordenadas que había suministrado Breka-Nel. Un grupo tenía como objetivo destruir los hangares, el otro, destruir o dañar los cañones principales de los cruceros, quienes debían bajar temporalmente sus defensas tras cada disparo de las enormes armas.
Era un plan desesperado, pero desesperación era lo único que tenían.
—Mas te vale que sepas lo que estás haciendo, Virya. —pensó Virya.
—Por supuesto. —se respondió a sí misma.
La batalla arreciaba y los atacantes avanzaban casi sin resistencia. La enorme cantidad de despojos que había inundado el campo de batalla hacía que las descargas de artillería a mansalva ya no resultaran tan efectivas. El Ejército de Supervisión debía maniobrar las naves principales entre miles de escombros para poder apuntar de forma efectiva sus enormes cañones de energía, lo que creaba zonas libres de concentraciones enemigas.
Virya aprovechó la cobertura de aquellas zonas ciegas y envió algunas de sus preciadas naves de asalto para que utilizaran la chatarra como una improvisada trinchera hacia los flancos enemigos.
La maniobra resultó y logró posicionar varios grupos de artillería en los flancos de la incesante marea de atacantes, quienes de inmediato comenzaron a bombardear las concentraciones de tropas alrededor del punto de escape.
Era el momento de la lucha cuerpo a cuerpo, cuando las tropas se encontraban frente a frente en medio del caos y destrucción dejado por las grandes armas de artillería. Miles de obstáculos creaban un laberinto donde las armaduras luchaban unas contra las otras, en espacios tan reducidos que casi no había posibilidad de moverse sin chocar contra algo.. o alguien.
Era el terreno favorito de Virya y uno de las situaciones donde los ágiles Raus sobrepasaban con creces a sus contrapartes enemigos, tanto en velocidad como en maniobra.
—¡Ahora! —gritó y simultáneamente cientos de armaduras liberaron una lluvia mortal de misiles, cubriendo por completo el campo de escombros y enemigos que se extendía frente a ellos, transformandolo de pronto en una trampa mortal de fuego y sangre.
Una transmisión entrante hizo que Virya volviera su atención hacia la pantalla de comunicaciones, mientras su contraparte continuaba con la matanza.
—Los preparativos están completos. —exclamó Breka-Nel mientras su imagen era distorsionada violentamente por las interferencias enemigas. —Las instalaciones han sido programadas y están ahora bajo su control.
—Bien. —respondió la guerrera corroborando la información del monitor. —Iniciaremos el avance en cuanto sus defensas del perímetro T-42 colapsen.
El enorme Comandante sacudió la cabeza. —No. —dijo. —Las defensas no colapsarán. Hay todo un grupo de apoyo desplegado en el flanco derecho que puede replegarse sobre el punto de escape en solo treinta minutos.
Virya corroboró la información rápidamente. El Comandante estaba en lo cierto; la formación enemiga estaba articulada de forma que un repliegue de cada uno de los flancos podía reforzar automáticamente un sector vulnerable y tapar cualquier intento de flanqueo por parte de los defensores.
—Debura!. —maldijo la Meltran en voz baja. —Treinta minutos es muy poco. —dijo. —Necesitamos el doble de tiempo solo para atravesar ese sector a velocidad crucero.
Breka-Nel asintió. —Podemos lanzar un ataque concentrado en cuanto su flanco derecho se repliegue, eso los detendría un poco.
—Solo un poco… y el resto de la flota principal nos barrería mientras tanto. —sentenció Virya. —Entonces va a continuar con su plan…
La guerrera asintió mientras señalaba las enormes factorías que habían comenzado a moverse. —Es la única posibilidad que tenemos.
—Las posibilidades de éxito siguen siendo igual de bajas. —respondió el Comandante Supremo mientras una enorme explosión hacía temblar la imagen. —Pero incluso así es la única estrategia cuyas posibilidades de éxito se encuentran por sobre el cero absoluto.
Virya guardó silencio mientras la interfaz de la cabina registraba los cambios que Breka-Nel había introducido a la ahora expandida flota de la Meltran.
—¿Entonces es mi culpa? —preguntó casi de forma inconsciente.
Breka-Nel no había cambiado de expresión, su rostro mostraba las mismas arrugas, el metal de sus implantes brillante a la luz de las pantallas que lo rodeaban, ocasionalmente lanzaba un reflejo brillante de alguna explosión relativamente cercana. —¿Esto? No. —respondió el gigante. —Al menos no en forma directa. Si realmente está interesada en buscar a un responsable, todo indica que fueron las acciones de Dortrad-Jen las que desencadenaron este ataque.
La guerrera no respondió. Sabía perfectamente cuales habían sido esas acciones.
—Si. —continuó diciendo el Zentran. —Aquella transmisión sub dimensional explicando su “particularidad” fue muy probablemente interceptada por nuestros enemigos y usada para triangular nuestra ubicación. ¿Y para que? Esa información no sirvió para nada, usted no representaba ningún peligro para la consolidación de la nueva flota.
—Pero eso Dortrad-Jen no lo sabia.
—No. —dijo el Comandante Supremo. —Y ese error nos ha costado muy caro.
—Entonces sigo siendo responsable. —reconoció la Meltrán.
—Lo que usted crea no es algo relevante en la situación actual, Comandante Virya. —Dortrad-Jen cometió un error que ha costado una gran pérdida al esfuerzo bélico Zentradi para erradicar a nuestros enemigos de la faz de este universo.
Virya sintió un escalofrío. —¿Su Excelencia…? ¿Está dando por perdida…?
—Si. —Un espasmo en una de las venas del rostro del gigante fué perfectamente visible para la guerrera. —Estoy dando por perdida esta instalación.