Chatarra

112

—Lo estas poniendo al revés.
El hombre giró el holograma que se proyectaba desde el pad adosado a una de las muñecas de su armadura de combate, más aquella superposición de niveles, pisos y cubiertas seguía sin tener ningún sentido.
—Esto es un puto laberinto. —contestó su compañero mientras apoyaba el rifle de asalto en una de las pasarelas de metal y miraba el mapa con desagrado. —¿Estás seguro que estamos en la cubierta correcta?
—No estoy seguro si estamos en la misma nave. —respondió el otro pirata. —Todo este sector es completamente diferente al resto de la colonia.
Los dos hombres se habían detenido sobre una de las pasarelas que atravesaban una zona de tuberías. Enormes jaulas de metal formaban una serie de bloques diferenciados donde decenas de tubos de todos los diámetros imaginables partían en todas direcciones como enormes raíces de un árbol milenario.
—Al diablo con todo! —exclamó su compañero y se sentó sobre la pasarela, dejando que sus piernas colgaran en el aire. —El Jefe está loco si piensa encontrar a esa puta aquí dentro.
A pesar del rejunte de partes que conformaban las armaduras personales de esos dos, era evidente que estaban bien equipados para la tarea que les habían encomendados. Además de las armaduras de Kevlar y los refuerzos en piernas, brazos y rodillas el equipo también incluia cascos con visión térmica e infrarroja. 
El hombre que se había sentado se quitó el casco con gesto cansado y lo colocó a un lado mientras extraía un cigarrillo del bolsillo de su chaleco.
Mientras tanto su compañero seguía luchando con el compás tridimensional de su Pad, girando en uno u otro sentido en todos los ejes posibles para tratar de descubrir su ubicación exacta.
—Tiene que haber algún tipo de filtro para eliminar todas estas pasarelas y conductos alrededor. —dijo finalmente apagando el aparato tras varios minutos de intentarlo en vano. —Me doy por vencido.
Para entonces su compañero ya se había fumado la mitad de su cigarrillo y lanzaba nubes de humo blanco sobre el profundo abismo negro.
—¿Estás seguro que podremos reconocerla cuando la veamos?
—¿A la puta? —El pirata arrojó la colilla del cigarrillo al abismo. —Es una vieja de pelo azul atado en una trenza enorme con una gorra de Capitán…. no debería ser muy difícil de identificar.
El hombre que estaba de pie asintió en silencio mientras miraba nervioso alrededor. —Esta nave me da escalofríos.
—¿Nervioso? —Su compañero lanzó una carcajada. —Lo que necesitas es un buen polvo… ¿Hace cuánto que no nos tiramos a una puta?
—Meses con seguridad. —respondió el otro hombre. —El jefe nos acuarteló a todos para esta operación y no hemos podido desembarcar en ningún lado desde…
—Desde hace bastante. Me pregunto si el jefe nos dejará divertirnos un poco con esa tal Amanda antes de entregarla… vieja a o no una concha es una concha…
—Y una bala en la cabeza es una bala en la cabeza. —exclamó una voz extraña a la espalda de los dos hombres.
El que estaba de pie intentó darse vuelta con el rifle preparado pero resultó completamente cegado en cuanto su visor infrarrojo quedó deslumbrado por la poderosa luz de la linterna adosada al rifle de asalto de aquella mujer.
Amanda apretó el gatillo solo una vez y la bala entró justo entre los ojos del hombre. Ya estaba muerto antes de caer sobre la pasarela.
—¡Hija de …!
La Capitán Kyle no desperdició una bala en el segundo pirata, simplemente pateó la cara del mismo con su bota con tanta fuerza que los dientes del sorprendido hombre se partieron al chocar su cabeza contra uno de los soportes metálicos de la barandilla. 
—Además ni siquiera eres de mi tipo. —dijo mientras empujaba con el rifle el cuerpo desvanecido hasta que se precipitó por el abismo. El desgraciado rebotó en varios caños y desapareció entre las sombras un centenar de metros más abajo.
—Tendré que enviar a alguien a que limpie también eso. —dijo con un suspiro mirando la sangre y los trozos de cráneo y cerebro que habían quedado regados por el piso de metal. —Dos menos.
Tomó uno de los rifles que habían quedado en la pasarela y se lo colgó en la espalda mientras sujetaba el suyo propio con fuerza. Se detuvo unos momentos a escuchar pero no había más ruidos que los típicos de aquella zona.
Antes de continuar desprendió el Pad del brazo del cadáver y examinó el mapa tridimensional que los piratas habían estado usando.
—Estos hijos de puta tienen mapas actualizados de la Rainbow. —dijo luego de comprobar rápidamente varios lugares. —Están mejor preparados de lo que pensaba.
Un objeto se había caído del cinturón del pirata, Amanda lo recogió y luego de pensarlo un momento se lo guardó en el bolsillo.
Sin perder un segundo más se puso en marcha hacia el otro extremo de la pasarela mientras miraba nerviosa a cada lado. En el extremo de la misma había una pequeña escalerilla que descendía hacia el profundo pozo. La mujer se colgó el rifle en la espalda y con mucho cuidado comenzó el lento descenso.
Habia estado siguiendo una ruta periferica para evitar las zonas que sabía contaban con vigilancia y sensores de movimiento, pero se estaba quedando sin rutas seguras. Esta era la cuarta vez que se cruzaba con patrullas de los invasores en aquellos niveles, pero no había podido esquivarlos en esa oportunidad, simplemente no había otro camino. 
Lo que Dan le había dicho todavía resonaba en su cabeza. “Masacrados”, sus hombres; apenas un puñado de socorristas y personal de seguridad, ninguno de ellos armados. ¿Cómo habían podido hacerles eso?
Cada tanto se escuchaban disparos que resonaban como estampidos lejanos, ecos traídos desde rincones alejados de la colonia que la intrincada acústica de las tuberías y pasillos amplificaba y multiplicaba en los oídos de la mujer.
“Masacrados” pensaba una y otra vez. Habian violado su nave, matado a sus hombres y ahora la estaban cazando como a una simple rata. ¿Cuando es que se había empezado a ir todo a la mierda? Habian pasado tantas cosas ya que empezaba a perder la cuenta.
La escalera terminó sobre una pequeña plataforma pobremente iluminada por un solitario tubo fluorescente, cuyo brillo intermitente dejaba apenas entrever lo que había más allá del túnel que se extendía más adelante.
Amanda extendió su propio dispositivo de visión nocturna frente a los ojos y volvió a colocarse el rifle en las manos. A continuación respiró hondo y se adentró en la boca del pasadizo. 



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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