Chatarra

114

Cinthya se sentó sobre el piso de metal mientras se llevaba las manos a la cabeza —Dios mio Matt… ¿Quienes eran esos? ¿Que está sucediendo…? 
Se habían refugiado en una sala de mantenimiento tras abandonar el túnel principal del subterráneo. Los dos estaban aún temblando de miedo y no se habian hablado mientras escapaban a toda velocidad por entre las piezas y equipos desparramados por aquella vía de comunicación que los operarios de la Rainbow usaban para trasladarse bajo el hangar principa. Matt había dejado la pesada puerta de metal abierta y cada tanto echaba una mirada a uno y otro lado del oscuro pasillo. 
Finalmente y tras cerciorarse que no los seguían el joven se apoyó contra la pared mientras respiraba agitadamente. Una película de sudor perlaba su pálido rostro. —No… no lo se… 
—Dispararon contra los bomberos, contra los rescatistas… los mataron a todos. —exclamó la inspectora sin poder creer lo que estaba diciendo. —Tenemos… tenemos que pedir ayuda.
Matt tomó consciencia de lo que había sucedido y alarmado miró a la joven a su lado. —¡Cinthya! ¿Estás herida? ¿Estas…?
—Estoy bien. —respondió la mujer poniéndose de pie. —¿Y tu?
—Sentí que las balas pegaban en la espalda. —dijo el joven tratando inútilmente de darse vuelta. —Pero creo que no llegaron a traspasar la armadura.
Cinthya examinó preocupada las marcas profundas en las alas del traje. Había cuatro impactos visibles en el ala derecha, pero no parecía haber habido penetración y el proyectil se había deformado y rebotado contra el metal.
—Parecía una película ahí fuera. —dijo el joven temblando. —Todos esos disparos… los gritos y....
—Jim…
Los recuerdos volvieron de forma repentina, Cinthya cayó de rodillas sobre el piso y se cubrió el rostro con las manos, como si aquel gesto pudiera protegerla del recuerdo vivido.
No quería revivir aquello, su mente aún luchaba contra la idea de lo que había sucedido allí dentro del hangar… ¿Acaso había sido real?
Si, lo había sido, tan real que aún sentía el calor de la bola de fuego en cuanto el avión estalló en llamas bajo aquella mole de metal que cayó del techo en cámara lenta. Matt la había rescatado pero mientras huía a toda velocidad Cinthya no pudo hacer nada por su compañero, solo ser testigo del inútil intento del piloto por apartarse de aquella muerte inevitable.
—Jim. —volvió a repetir entre sollozos. —Dios mío… no puede ser… esto tiene que ser un sueño.
Matt se incorporó y miró en dirección al pasillo por el que habían entrado. —Cin… tenemos que salir de aquí, no estamos lejos del túnel principal y si nos persiguen…
Pero Cinthya no estaba en condiciones de escuchar al joven. Se había puesto en posición fetal mientras sollozaba ininterrumpidamente.
—Jim —repetía entre cada inspiración.
A Matt se le rompía el corazón de ver a su amiga así. Pero ahora no era tiempo de llorar… la vida de todos sus amigos corrían peligro.  
—Tenemos… —El joven tragó saliva. —Tenemos que encontrar a Amanda dijo, no tiene sentido ir hacia el Hangar cuatro. Necesitamos ayuda.
Con delicadeza movió los controles de su armadura y lenta pero firmemente ayudó a Cinthya a ponerse de pie. La chica estaba tan destruida anímicamente que no puso resistencia en cuanto los poderosos brazos del traje la pusieron derecha y la sostuvieron para que no se cayera.
—Por favor Cin… salgamos de aquí antes que…
Un reflector los iluminó de lleno. La luz era tan intensa que el joven apenas pudo ver algo antes que el casco del EX-Gear activase un filtro especial para atenuar aquel repentino  resplandor. 
—¿Que….?
El sonido que hizo el cañón Gatling al ponerse a girar rápidamente heló la sangre del joven, los estampidos de las balas llegaron unos segundos más tarde.
—¡Cinthya!
Matt empujó a la joven a un lado a la vez que se arrojaba rápidamente al suelo mientras una ráfaga de balas pasaba a pocos centímetros de su cabeza. Uno de los drones había abierto fuego desde el túnel por el espacio libre de la puerta entreabierta.
Los disparos destrozaron casi todo el instrumental de la habitación, lanzando chispas y esquirlas en todas direcciones. Los gritos de Cinthya apenas se escuchaban por sobre el estruendo que reinaba en aquel lugar.
Matt rodó sobre sí mismo y con una patada desesperada cerró de golpe la pesada hoja de metal en el mismo instante que una de las mortíferas máquinas empezaba a acercarse a la abertura. De inmediato una lluvia de disparos acribilló la puerta cerrada, pero la pesada hoja de metal reforzado para aguantar explosiones soportó el ataque.
—¡Tenemos que salir de aquí! —gritó el joven incorporándose entre una lluvia de chispas provenientes del instrumental destrozado.
Rápidamente se acercó a la puerta y colocó una de las trabas de seguridad. Se escuchó un chasquido seguido de un fuerte golpe. El drone había golpeado la puerta intentando derribarla a la fuerza.
—¡Mierda mierda mierda! —gritó el joven retrocediendo ante los fuertes golpes. —¿Qué son esas cosas…?
Sin pensarlo dos veces se acercó hasta la joven que había quedado tendida a un lado y con suavidad la tomó entre sus brazos, luego se alejó lo más que pudo de la puerta hasta la parte trasera de la habitación. Estaban atrapados.
—Piensa Matt, piensa! —se dijo en voz alta mientras examinaba su alrededor.
El cuarto medía unos quince metros de largo por diez de ancho y estaba lleno de maquinaria y estantes con objetos que habían volado en todas direcciones al recibir los impactos de la lluvia de balas. Muchos de aquellos estantes se habían volcado en medio del recinto y algunas de las consolas apoyadas contra una de las paredes frente a la puerta había comenzado a soltar humo y chispas. Pronto el sistema contra incendios se activó y una cortina de agua comenzó a extinguir el principio de incendio. Matt colocó su brazo sobre la desvanecida joven para protegerla de la lluvia mientras examinaba todos los rincones del cuarto en busca de una salida.
Mientras tantos los golpes en la puerta eran cada vez más fuertes. Sea lo que sea que estaba ahí afuera había empezado a arrojarse contra la misma cada vez con más insistencia.
Se estaban quedando sin tiempo. Matt sabía que no tenía chances contra esas cosas, su traje no estaba blindado y esos disparos habían destrozado los estantes de metal como si fueran de papel ¿Algún tipo de munición blindada? Definitivamente no quería averiguarlo en carne propia.
Una de las máquinas que estaban contra la pared del fondo llamó su atención. Tras un enorme ventanal de cristal había una diminuta figura extraña, como haciendo equilibrio en un pequeño pedestal. Matt se acercó con Cinthya en brazos y examinó lo que había tras el grueso vidrio.
Era un modelo a escala de un caza, como una de esas maquetas que tanto le gustan a los coleccionistas. El joven no reconoció el modelo, la cabina era similar al del famoso VF-1 pero el fuselaje era diferente; los grandes motores estaban a cada lado y en medio de las alas y no debajo del fuselaje. Dos enormes cañones sobresalian por encima de las tomas de aire y el resto de las pequeñas alas que salían de los motores formaban una extraña configuración casi en forma de ala delta.
Era un túnel de viento, eso al menos Matt lo sabía y también supo que si habia un tunel de viento, debería de existir algún tipo de respiradero que alimentase al enorme ventilador que producía el caudal de aire necesario para el funcionamiento del equipo.
Sin pensarlo dos veces depositó a Cinthya con cuidado a un lado y tras ponerse frente al cristal blindado alzó el puño de su traje.
El puñetazo resquebrajó la lámina de vidrio en miles de grietas, pero el polímero que lo recubria resistió el golpe y se mantuvo de una sola pieza. Matt gruñó una maldición y golpeó nuevamente una y otra vez.
El cristal resistia los fuertes impactos del EX-Gear sin ceder un milímetro. El joven comenzó a sudar copiosamente mientras descargaba una y otra vez los puños contra el vidrio. Finalmente se dió por vencido y dejó caer los brazos exhausto.
Un fuerte golpe a sus espaldas lo hizo darse vuelta. La puerta de metal había comenzado a doblarse hacia dentro y el haz de luz del reflector de uno de los drones lo iluminó de lleno.
—¡Hijos de… !
Matt dió un salto y tomando a Cinthya entre sus brazos cruzó la habitación a toda velocidad, pasando rápidamente frente a la puerta que comenzaba a ceder tras el enorme empuje de las mortíferas máquinas. Al llegar a la otra punta el joven respiró profundo y se colocó en posición de carrera.
—¡Ahora! —gritó activando al máximo el propulsor del EX-Gear.
La turbina dió una fogonazo dorado y Matt salió disparado a toda potencia hacia delante mientras protegía con sus brazos a la desvanecida joven acurrucada en su pecho. En el mismo momento de pasar como una centella frente a la puerta esta cedió con una explosión y dos drones entraron violentamente al taller, casi chocando con Matt quien pasó a toda velocidad apenas a unos pocos centímetros de los Gattling, cuyos cañones apenas habían empezado a girar.
El EX-Gear atravesó la placa de cristal con un enorme estampido, llevándose por delante el pequeño modelo a escala y las cámaras de monitoreo del equipo de observación. A último momento y usando las paredes redondas del túnel de viento, Matt pudo girar noventa grados y tras atravesar la fina red metálica que protegía el respiradero del túnel, salió a gran velocidad sobre el enorme espacio vacío que corría entre las diferentes cubiertas del interior de la Rainbow.
Gritando ambos jóvenes cayeron por el abismo junto con restos de la malla metálica. Con desesperación Matt activó nuevamente el propulsor y la turbina volvió a rugir mientras la aparatosa caída comenzaba a amortiguarse. No obstante poco pudo hacer el joven para aterrizar con seguridad en ese descenso descontrolado, sin poder hacer nada más que proteger a Cinthya entre sus brazos, la armadura atravesó violentamente varias chapas que cubrían el fondo del pozo y tras rebotar en un par de cañerías, cayeron de espaldas sobre una pequeña cubierta de observación.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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