Chatarra

117

Los hombres formaron una fila doble frente a las escaleras en la base de la plaza central desde donde partían las distintas rutas que salían de la cubierta residencial de la Rainbow.
Era una docena de combatientes fornidos, todos ellos portando armas de grueso calibre y armadura personal. Frente a ellos quien parecía ser el sargento de aquel escuadrón se mantenía en posición descansada apoyando sus manos en el cañón de su rifle de asalto.
Un pequeño transporte se detuvo a unos pasos de los combatientes y dos hombres bajaron de un salto.
—¿Reporte?
—Listo Jefe. —respondió el hombre colocando su rifle al hombre. —Esperamos sus ordenes.

El hombre del cráneo metálico contempló con interés las filas desordenadas y se llevó la mano al mentón para rascarse la barbilla. —Es probable que hayan barricado las escaleras en los pisos superiore. —dijo señalando la entrada.—¿Tienen el equipo para lidiar con eso?
—Tenemos antorchas cortadoras de plasma. —contestó el soldado. —Y yo tengo una carga de demolición que..
—Olvidalo. —respondió de forma cortante. —No quiero que destruyas el único acceso que tenemos al puente de mando. 
—Como diga Jefe.
—Bien… avancen.
—Ya oyeron al Jefe… ¡Muevan ese culo!
La fila de hombres se puso en marcha de inmediato y tras darse un par de empujones para entrar por la angosta puerta, desaparecieron por el hueco de las escaleras.
Quien acompañaba al líder de los piratas suspiró resignado. —Buena nos la hizo esa puta… 
—No hay nada que hacer… —reconoció el hombre. —Si el plan hubiese seguido como estaba previsto La Torre ya sería nuestra… y hablando de cosas no previstas.
—Nada todavía —reconoció el otro encogiéndose de hombros.
El jefe hizo una mueca de desprecio. —Dos equipos Zentradi desaparecidos en menos de cuarenta y ocho horas… no puede ser casualidad.
Una pantalla holográfica se desplegó del dispositivo de comunicación de su compañero y una representación esquemática de la zona alrededor de la Colonia Rainbow se desplegó frente a ambos hombres. —Enviamos a tres y cuatro hace algo así como media hora para ver qué diantres estaba pasando, deberíamos tener un reporte en un par de horas más.
El holograma parpadeó y desapareció, dejando pensativo al hombre del cráneo metálico.
—Doblen las patrullas. —ordenó. —Definitivamente hay algo ahí afuera y no le gustamos.
El hombre apagó el holograma y miró a su jefe con extrañeza. —¿Seguro? —La mirada que le devolvió el sujeto con la cabeza metálica no dejaba ninguna duda. —Okey okey… no se hable más… pero me gustaría tener la red EWR de la Rainbow bajo nuestro control lo antes posible.
—En cuanto el Puente de Mando sea nuestro Otako activará todos los radares de vigilancia que necesites… y hablando de Otako, ya es hora de ir a ver que hace.
Los dos hombres dieron la espalda al acceso del ascensor y se dirigieron hacia las escaleras principales que llevaban al parque.
La zona estaba fuertemente vigilada. Grupos de tres o cuatro hombres patrullaban los alrededores de la cubierta principal y también se los veía asomados por las pasarelas y las cubiertas elevadas. No se veía a ningún colono por las cercanías.
—El Remolque llegará según lo previsto. —dijo el compañero del Jefe mientras subían las escaleras. —Establecimos un punto de Defold lo suficientemente alejado del Campo para que esa anomalía de mierda no los haga pedazos.
—Eso también se solucionará cuando tengamos el control de la red de satélites… Amanda tenía a esa cosa vigilada las veinticuatro horas y sabía perfectamente las zonas donde era seguro salir del FOLD.
El hombre se detuvo y miró hacia la imponente estructura de La Torre, que atravesaba todas las cubiertas y desaparecía tras las cañerías y vigas del techo del sector habitable. —¿No habrán minado la Sala de Control… no?
El jefe sacudió la cabeza. —No, Amanda no se atrevería a dañar a su preciosa Colonia Rainbow… especialmente no ahora que estaban a punto de hacer algo grande.
—Ah…. eso. —dijo el otro con una sonrisa. —Ciertamente.
—Y es lo que resulta más raro de todo. —exclamó el hombre rascándose la barbilla. —Francamente esperaba algo más de Unity…
Los dos hombres reanudaron la subida en silencio. Al cabo de unos minutos la cubierta del Parque se abrió ante ellos.
Un centenar de personas se encontraban reunidas en el parque bajo los raquíticos árboles. Eran en su mayoría los civiles que no trabajaban en las fábricas o talleres, aunque se veían pequeños grupos de obreros aun con sus uniformes puestos aqui y alla. A su alrededor y fuertemente armados, unas tres docenas de piratas montaba guardia con sus rifles apuntando a la multitud.
—¿Se han portado bien? —preguntó el jefe observando los gestos hoscos de los hombres con los uniformes de trabajo. Vió a un par que parecían heridos, con unas cuantas vendas manchadas de sangre y alguna que otra improvisada camilla.
—En general si. —respondió el otro. —Solo unos pocos intentaron escapar hacia el laberinto pero después de matar a unos cuantos creo que ya captaron la idea. No ha habido otros gestos de valentía desde entonces.
—Bien… mejor por ellos. —contestó el Jefe. 
Su compañero señaló hacia las cubiertas que se abrían más allá. —Dejamos que llevaran a los heridos más graves a esa clinica del nivel -11 y puse varios hombres a custodiar a los médicos…. fuimos lo más “piadosos” que pudimos con los Colonos  ¿Cree que alguno de los técnicos quiera trabajar para nosotros?
El jefe sacudió la cabeza. —No. —dijo. —Se mantendrán leales a Amanda… al menos mientra siga viva y fuera de nuestro alcance. Unos cuantos de esos ingenieros y operarios nos vendrían de maravilla para estabilizar y reforzar la estructura del Remolque y la carga… los informes que leí no pintan para nada bien…

Continuaron caminando entre los canteros y pronto dejaron atrás a la multitud. Ante ellos se alzaban las enormes pantallas atmosféricas que en esos momentos mostraba solo las estrellas. El edificio de la escuela estaba abierto y hombres armados se podían ver asomados en las ventanas del primer piso.
Un guardia que estaba en la entrada del edificio los saludo al pasar y ambos hombres entraron en silencio a la escuela.
Los piratas habían convertido al edificio en una especie de Cuartel General provisorio. Las dos aulas del primer piso habían sido vaciadas de pupitres y bancos que ahora yacían desparramados y rotos en el patio delantero tras haber sido arrojados por las ventanas. El aula de los chicos más grandes se había transformado en una sala de reuniones y la otra aula más pequeña estaba abarrotada de computadoras y equipos de comunicaciones que los piratas habían llevado hasta alli.
Un hombre joven y flaco de pelo rizado y anteojos, apenas vestido con una camiseta blanca, pantalones cortos azules y descalzo, ocupaba el centro de la habitación rodeado de pantallas holográficas que giraban lentamente alrededor de su pálido rostro, tiñendo su piel de un irreal tono azulado. A un lado un traje espacial amarillo yacía tirado entre varias prendas de ropa y envases vacíos de comida chatarra.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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