Chatarra

118

El resplandor disminuyó poco a poco, tal vez absorbido por aquel espejismo de luz que envolvía al grupo de guerreros mientras atravesaba el peligroso espacio subdimensional encerrados en una frágil burbuja de energía FOLD.
 
Un puñado de armaduras escoltaba al bólido en su precipitado escape por el espacio FOLD, apenas una fracción de los pocos sobrevivientes de la batalla del Complejo de Manufactura atacado por el Ejército de Supervisión. Sobre la superestructura del núcleo, dos armaduras diferentes al resto eran perfectamente visibles y resaltaban junto a sus compañeros de simple color blanco; un Queadluun Rau rojo como la sangre y su compañero de color violeta permanecían juntos y en silencio ante el espectáculo multicolor que se proyectaba ante ellos.
 
La mayoría de ellos ya conocía la experiencia de viajar por aquel medio, pero hacerlo dentro de una burbuja Warp de esas dimensiones, todos juntos alrededor del esqueleto a medio destruir de aquel malogrado Núcleo, no era lo mismo, parecía más… irreal.
Aquellos pocos guerreros había sobrevivido a la trampa mortal en la que se había convertido aquella Instalación Matriz, otrora una de las posesiones más preciadas de la maquinaria de guerra Zentradi.
Pero ya no más, aquel lugar era ahora un cementerio de naves, guerreros y enemigos por igual, todos muertos, todos condenados a orbitar en silencio aquella pequeña enana roja que apenas podía ostentar el nombre de estrella.
¿Habría quedado alguien vivo? Virya lo dudaba. Todo Zentran que estuviese con vida seguiría luchando hasta el último aliento, sin importar lo mucho que estuviese superado en número o ante la inevitable perspectiva de la derrota.
Lo que realmente ocupaba un lugar cada vez más importante en la mente de la guerrera era la incertidumbre sobre el siguiente paso a seguir. Habian escapado frente a las propias narices de la muerte. ¿Y para que? Si lo que había dicho Exedol era cierto, el futuro de aquella cosa gigante que viajaba junto a ellos por el espacio estaba condenado al fracaso.
 
Fracaso. Esa palabra tenia un significado misterioso para Virya. 
Antes, cuando era una simple guerrera e incluso más tarde, cuando era solo la Capitana del más mortal escuadrón de Meltrans de toda su flota, la palabra fracaso significaba la muerte. Nunca un Zentran había fallado una misión y había sobrevivido para contarlo. Pero desde aquel momento en que Kreegan la había mandado a llamar a su nave para asignarle la misteriosa misión, desde ese momento el fracaso parecía haberse vuelto algo diferente a sus ojos. Algo… rutinario.
¿Cuántas veces había fracasado Virya desde entonces? Los recuerdos se agolpaban en su mente, todas y cada una de las muertes de sus compañeras eran derrotas a los ojos de Virya, derrotas por las que ella no había pagado ni una sola gota de sangre.
 
Y no obstante estar allí, rodeado de los restos de aquel malogrado ejército, siendo apenas una sombra del vasto poderío Zentradi en toda la galaxia, estar allí era una victoria después de todo.
Maya y Exedore compartían también aquella opinión y Virya lo sabía perfectamente bien, mas que nada porque lo sentía sin necesidad de palabras. Simplemente estaba segura de ello.
Su vínculo se había fortalecido aún más tras la batalla, como si la conexión de esos tres ahora fuera algo espontáneo y acaso, natural. Virya sentía la presencia de ellos de forma permanente a su alrededor, incluso en aquellos momentos de relativa calma. ¿O acaso era el medio interdimensional el que facilitaba aquella especie de comunicación?
Como siempre Exedore parecía tener la respuesta.
—La naturaleza de nuestro vínculo “especial” parece estar fuertemente relacionada con las leyes que gobiernan el espacio FOLD. —dijo Exedore con un tono pensativo. —Hasta ahora no conocía registros sobre algo similar en toda la historia Zentradi.
—”¿Hasta ahora?” —Preguntó Maya.
El Archivista asintió. —En cuanto Breka-Nel nos cedió el completo control del Nexo pude acceder, al menos momentáneamente, a la totalidad de sus registros. Creo haber descubierto algo interesante allí y es una pena que el resto se hayan perdido para siempre.
—¿No has logrado hacer una copia? —quiso saber Virya.
—No tuve tiempo. —reconoció el Zentran. —Había cientos de miles de ciclos de datos en aquella memoria, hubiese tardado días en rescatar todos los registros de los bancos de memoria del Comandante Supremo.
—Y aun asi… —Maya miró por sobre su hombro al rostro arrugado de Exedore. —¿Aún así encontró algo?
El Archivista cerró los ojos durante un momento. —Es… es muy probable que el propio Breka-Nel nos haya dejado esos registros para que los analizaramos. —reconoció tras una breve pausa. —Al parecer nuestros creadores poseían el conocimiento sobre una forma de comunicación mediante el espacio FOLD, algo relacionado con un tipo de energía del que no han quedado registros sobre su procedencia o conformación.
Virya dirigió la vista hacia las armaduras blancas que las rodeaban. —¿Una energía desconocida? —preguntó. —¿Se refiere a...?
—Es… es probable. —aseguró Exedore. —Lo que experimentamos durante la batalla bien pudo haber sido una manifestación de aquel misterioso fenómeno que aparece en los registros de Breka-Nel.
Una sacudido interrumpió los pensamientos de los tres guerreros. La superficie de la burbuja WARP tembló momentáneamente y recuperó su aspecto normal en apenas unos segundos.
—Fallas en el tejido dimensional. —explicó el Archivista. —La ruta que Breka-Nel escogió para nuestro escape atraviesa una zona muy peligrosa para el desplazamiento FOLD. 
—Es necesario. —reconoció Virya. —Cada una de esas fallas que atravesemos tienen una pequeña chance de desviar los vectores de salto de quienes nos persiguen..
—Si es que nos persiguen. —dijo Maya. —¿Crees que…?
Virya asintió. —Si… nos perseguirán, no dejarán escapar una presa como esta. —dijo mientras su armadura levantaba el brazo y señalaba la dañada estructura del núcleo.  
—Pero… pero tal vez ya sepan que está demasiado dañado para convertirse en una amenaza. —respondió la joven guerrera. 
Exedore suspiró. —Las Superfortalezas que forman los cuerpos de los Comandantes Supremos se recuperan de los daños sufridos en batalla… ¿Recuerdan la nave de Dortrad-Jen?
Las dos Meltran asintieron en silencio. Claro que la recordaban. Era gigante, de un tamaño que prácticamente eclipsaba a todas las factorías que habían visto en el Nexo de Breka-Nel y aun así las cicatrices de los incontables combates cubrían casi por completo todo el exterior del enorme casco, haciendo que de cerca pareciera un asteroide castigado por un constante bombardeo de meteoritos más que el exterior de una nave espacial.
—Dortrad-Jen podía reconstruir las partes dañadas de su fortaleza, algo así como nuestros cuerpos se recuperan de las heridas cuando nos introducimos en las vainas de recuperación… claro que el proceso de recuperación de esas naves es muchisimo mas lento. —reconoció el Zentran. —Hablamos de ciclos enteros, no de horas como en nuestro caso.
Maya se movió inquieta en el interior de la cabina y Exedore advirtió el gesto nervioso. —¿Qué sucede? —preguntó.
—Los Comandantes Supremos…. nuestros superiores… es decir..
—La cosa de ahí abajo. —dijo Virya con un gesto de la mano.
—Ah. —El Archivista comprendió enseguida. —¿Qué son los Comandantes Supremos? ¿Eso quiere saber, Almirante Maya?
La joven guerrera asintió y Exedore arrugó aún más las facciones de su rostro. Al parecer no se sentía del todo satisfecho al divulgar aquella información.
Tras unos minutos de silencio en los que Maya y Virya pensaron que el Archivista se había dormido, el Zentran volvió a abrir los ojos y su vista se clavó en la aurora multicolor que se expandia frente a la cabina de la armadura.
—La armada Zentradi se compone de varias clases de soldados. —comenzó a explicar lentamente. —El porqué de cómo nuestras fuerzas están organizadas y la razón de ello es algo que nuestros creadores han establecido desde el principio y no ha cambiado en aproximadamente 500.000 ciclos. Por supuesto esta organización ha demostrado ser en extremo eficaz para el desarrollo de nuestra guerra y nuestras victorias a lo largo y ancho de la Galaxia sirven como prueba del éxito que los Zentradi representan como las armas más poderosas que existen.
Nuestros cuerpos…. es decir, los cuerpos de los guerreros. —dijo Exedore mirando su huesuda mano mientras abría y cerraba los finos dedos. —son fabricados en base a un diseño refinado y optimizado para facilitar el combate. Fuerza, resistencia, agilidad, velocidad… cada característica vital para el desarrollo de la guerra ha sido manipulada y mejorada en cada uno de los diferentes guerreros de la flota. 
Los cuerpos originales en los que nuestros creadores modelaron a nuestra fuerza son los de Meltran y Zentran respectivamente, a partir de ello y mediante la manipulación de la misma materia viva cada una de las mejores características de uno u otro cuerpo fueron mejoradas y aumentadas, dando como resultado soldados rapidos y agiles en el caso de las Meltran y soldados fuertes y resistentes en el caso de los Zentran.
—Eso ya lo sabemos. —dijo Virya impaciente.
Exedore ignoró el comentario de la guerrera. —La sola superioridad de nuestra fuerza y agilidad no sirve de nada en el campo de batalla si nuestras armas no responden con el mismo nivel de precisión que nuestros cuerpos vivos. —explicó el Zentran. —Nuestras armaduras, naves y sistemas de soporte de batalla, todos ellos cuentan con poderoso respaldo en forma de computadoras y sistemas que ayudan a realizar cada tarea, cada disparo y cada movimiento con el máximo de precisión y eficiencia posible. No obstante, hay una clara línea divisoria entre lo que está vivo y lo que no lo está. —dijo el Archivista mirando el rostro de Maya a través del cristal de su casco. 
—¿A que se refiere? —preguntó confundida la guerrera.
—Cuando un soldado como usted o como Virya manejan sus armas, una computadora es la que registra esos movimientos y los traduce en órdenes para cada una de las partes de la nave o armadura que estén operando en ese momento. En el caso de los Queadluun, una parte integral de la cabina se encuentra en contacto con la piloto, haciendo que el sistema nervioso de la Meltrán funcione en conjunto con el sistema que controla el movimiento de la armadura, lo que se traduce en un tiempo de respuesta extremadamente rápido y preciso a las órdenes del piloto.
Las dos Meltran asintieron al unísono, así era exactamente.
—Pero aun así, la respuesta de los sistemas a una orden específica no es del todo instantánea. los datos deben ser analizados y traducidos de forma adecuada y luego enviados a los diferentes componentes de la armadura, sean armas, propulsores o articulaciones, todo requiere de un tiempo determinado para ejecutarse. Es decir que no hay una verdadera unión entre Zentradi y Máquina, se requiere de un mediador, un intérprete. Las computadoras son justamente eso.
—Entiendo. —dijo Maya. 
—Nuestros creadores continuaron mejorando nuestra raza, intentando refinar nuestro diseño a fin de lograr una mayor afinidad entre armamento y guerrero de forma de eliminar esta brecha entre la voluntad que decide disparar y el cañón que escupe el proyectil. El siguiente nivel de Zentradi cumple un poco esa función. Los Comandantes y Almirantes que manejan cada una de las escuadras en la flota Zentradi poseen habilidades mucho más allá de las físicas. 
—Kreegan. —dijo Virya sin quitar la vista de la pantalla.
—Así es. —La mención del nombre de aquel Zentran pareció despertar un extraño brillo en los ojos del Archivista. —Comandantes como Kreegan poseen no solo un cuerpo físicamente superior a los guerreros como… usted o Maya. —Exedore pareció un poco indeciso al decir esto último. —sinó mentes y conexiones neuronales especialmente diseñadas para procesar información de una forma diferente, más enfocada hacia la tarea de administrar, gestionar y crear estrategias de ataque a las millones de naves que conforman cada escuadra de una flota combinada.
—¿El cerebro de Kreegan era diferente al nuestro? —quiso saber Maya.
—Ciertamente. Los Comandantes poseen no solo capacidades cognitivas superiores, también son creados con conexiones directas a las computadoras de las naves que gobiernan y la información que reciben puede llegar por una multitud de canales diferentes, no solo por los cinco sentidos a los que los soldados corrientes están limitados.
—O sea. —Maya apenas podía creer lo que oía. —¿O sea que tienen computadoras… en la cabeza? 
—Es más una interfaz de procesamiento. —explicó Exedore. —Si, basicamente es un sistema que sirve como soporte a los sentidos de los Comandantes.
—¿Y tu? —preguntó Virya. —¿Que clase de…. diseño es un Archivista? ¿Toda tu cabeza es una base de datos?
—Somos bases de datos vivas, bancos de memoria creados para almacenar, analizar y dispensar datos según los requerimientos de nuestros superiores. —contestó el Zentran sin dudar. —Nuestros cerebros son más grandes y especializados, pero en realidad no es en ellos donde se guarda la mayor parte de nuestra información y registros.
—¿No? —preguntó Maya confundida. —¿Donde…?
—En nuestras células. —respondió Exedore. —Todo nuestro cuerpo es un depósito de datos que utiliza la enorme capacidad del ADN celular para guardar inmensas cantidades de información.
Las dos Meltran se miraron confundidas a través de las pantallas de comunicación y sus Queadluun imitaron el gesto.
—A diferencia de los Comandantes, nosotros no tenemos conexiones directas con la flota y dependemos de aparatos de comunicación como el que llevo en mi traje o..
—Tus apéndices. —dijo Maya.
—Si. —reconoció el Zentran. —Aunque mis sistemas de soporte remoto dejen de funcionar en medio de la batalla, aún poseo una forma alternativa de conexión física entre mi cuerpo y cualquier sistema de la flota. Gracias a él puedo transmitir y recopilar datos directamente, siempre y cuando esté cerca de una terminal de datos.
Virya soltó momentáneamente los mandos de su armadura y se recostó hacia atrás. —Si Kreegan puede dar órdenes a la flota rápidamente y los que son como tú acumulan y analizan datos… ¿Entonces qué es lo que hace superiores a los Comandantes Supremos? 
—¿Además de tener un cañon de energia que vaporiza planetas enteros? —preguntó Maya ocultando una sonrisa. Virya le dirigió una mirada de reproche pero se dio cuenta que su compañera tenía razón, había sido una pregunta realmente estúpida.
Exedore suspiró desde su rincón en el interior del Queadluun violeta. —Los Comandantes Supremos no son una combinación de las características de todos los Zentradi, como parece sospechar usted, Capitán Virya. —dijo el Archivista arrugando el rostro.
—¿Entonces…?
—Los Comandantes Supremos SON Computadoras. —respondió.
—¿Computadoras? ¿Como…? —exclamó la guerrera aún más confundida que antes.
—Computadoras biológicas. A diferencia de los guerreros Zentradi, a diferencia de los Comandantes o los Archivistas, los Comandantes Supremos son creados en base a una computadora central como núcleo. Todo el material y componentes biológicos que crecen alrededor de la matriz son estructuras que dependen de los procesos de una entidad basada en cálculos computacionales para dirigir las funciones vitales y mantener una coherencia entre todas las partes que componen a la entidad conocida como “Comandante Supremo”
—¡De-deculture! —exclamaron las dos guerreras al unísono.
—Es la unión perfecta entre Zentran y máquina, entre vivo y no-vivo. La mayor eficiencia en el manejo, proceso y transmisión de información de toda la armada Zentradi. Un Comandante Supremo no solo maneja el arma Zentradi; es en sí mismo un arma de destrucción masiva, desde el más simple trozo de metal hasta el cañón principal de proa, todo su cuerpo está hecho para la batalla.
Una nueva sacudida de la burbuja hizo que los tres compañeros salieran del silencio sepulcral en los que aquella revelación los había sumido.
—Las fallas del tejido FOLD se hacen más fuertes. —dijo Exedore abriendo los ojos. —Estamos entrando a una zona inestable.
—Entonces…. ¿Por qué Dortrad-Jen necesitaba a una guerrera para fabricar eso? —preguntó Virya sacudiendo la cabeza. —No tiene sentido.
Exedore miró el rostro de la veterana guerrera que se proyectaba en la pantalla frente a Maya. —Lo tiene y mucho, especialmente por la importancia que la genética Zentradi tiene en la perpetuación de las flotas.
—Otra vez esos genes. —exclamó Virya. —¿Todo siempre se reduce a ellos?
—Son la base de todo lo que está vivo. —respondió el Archivista. —Y son responsables de hacernos ser lo que somos.
—¿Pero por qué? —preguntó Maya. —¿Por qué Dortrad-Jen quería mis genes? ¿No podían simplemente usar una copia… 
—No. —dijo Exedore y lo directo de la respuesta sorprendió a las guerreras. —Los datos se corrompen, la información no es eterna. Las computadoras no pueden copiar y reproducir información continuamente… tarde o temprano..
—Se produce un error. —dijo Virya mientras miraba su mano. —La corrupción. ¿Verdad?
—Si. —reconoció Exedore.
—Nuestros creadores… ellos no eran perfectos. —la voz de Virya sonaba extraña. —Y yo soy la prueba viviente de ello.
Exedore cerró los grandes ojos. —Nuestro ADN es leído, copiado y reproducido millones de veces por día como parte de las funciones biológicas de nuestros organismos. Todos esos procesos eventualmente culminan en un error, sea por falla de lectura u omisión de la misma. Lo que resulta de cada uno de esos errores es algo llamado una mutación.
—¿Mu-mutación? —preguntó Maya teniendo dificultad al pronunciar la nueva palabra.
—Un resultado diferente, un cambio, una desviación de lo que se esperaba al hacer una copia.
—La corrupción. —dijo virya levantando la vista. —No es algo inesperado. ¿Verdad?
—Exedore asintió en silencio.
—Usted lo sabía.
—No. —el Archivista apretó los dientes. —No lo sabía al principio, solo llegué a esa conclusión tras analizar todo… todo lo que nos ha sucedido recientemente. —reconoció apartando la vista de la pantalla y el rostro de la guerrera. —Tantos datos.. tantas observaciones… esto no puede ser una casualidad, la evidencia que tenemos ante nosotros es irrefutable….
Maya se llevó una de sus manos al pecho. —Que… ¿Qué significa eso? —preguntó confundida.
—Significa que algo está por sucederle a todos los Zentradi de la Galaxia. —dijo Virya.
—Que algo ha empezado a suceder. —corrigió el Archivista. —Las barreras que la Protocultura ha impuesto sobre nuestros cuerpos, las ataduras que mantenían nuestros genes cautivos de nuestro propósito…
—Se están deshaciendo. —dijo Virya.
La boca de Maya se abrió de par en par ante aquella revelación, pero pronto se convirtió en un grito de alerta. Una nueva sacudida hizo que las paredes de energía de la burbuja se contrajeron en una especie de espasmo monstruoso.
—¡¿Que está sucediendo?! —gritó la joven tomando los mandos de la armadura, víctima de una terrible sacudida que la hizo momentáneamente saltar de un lado a otro.
La armadura de Virya apenas sufrió las sacudidas ante la firma mano de su piloto. 
—Estamos entrando a… ¡No! —gritó de pronto.
Maya y Exedore miraron hacia el frente en el mismo instante de escuchar el grito de la guerrera. Fue apenas una fracción de segundo, pero lo vieron con absoluta claridad y terror:
Un orbe de luz apareció justo frente a ellos, como una estrella brillante de color azul salida de la nada que de inmediato se tragó la burbuja Warp y a todos los que había en su interior.
La explosión que sucedió unos segundos después sacudió por completo los restos del antiguo cementerio de naves Zentradi en un lejano rincón del brazo de Perseo de la Vía Láctea.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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