Chatarra

119

Cinthya parecía flotar en una especie de neblina azulada, como si el mundo se hubiera transformado en un colchón de nubes. Oía golpes y gritos a su alrededor, estampidos y explosiones, pero todo atenuado, como si cada sonido llegase a sus oídos a través de un túnel enorme que distorsionaba las voces y las hiciera parecer más lejanas de lo que realmente estaban.
En el momento de despertar un par de gritos de terror se escuchó claramente y aún resonaban en los oídos de la joven en cuanto abrió los ojos.
A decir verdad, no había mucha diferencia con tener los ojos cerrados. Había oscuridad por todos lados ¿O era simplemente que no había un techo sobre su cabeza?  
La joven sentía el cuerpo dolorido, como si hubiese estado durmiendo en una posición extraña e incómoda. Sin atreverse a nada más giró la cabeza e intentó que sus pupilas se adaptasen un poco a la oscuridad que la rodeaba. Había un poco de claridad, pero no venía desde arriba, parecía venir desde abajo.
Intentó darse la vuelta, pero algo la mantenia firme en el sitio. Sin fuerzas suficientes para levantar aquel peso que parecía sujetarla por el pecho, la joven optó por deslizarse hacia abajo.
En cuanto su cabeza pasó por debajo de lo que la mantenia sujeta pudo ver con claridad el pequeño resplandor rosado que iluminaba aquella extraña escena.
—¡Matt!
Por debajo del pecho de la Armadura, el resplandor que emanaba del colgante del joven era perfectamente visible. Aquella luz púrpura iluminaba el rostro del muchacho y la claramente visible mueca de dolor en la que su rostro parecía haberse congelado. Un pequeño hilo de sangre manaba por entre la comisura de los labios.
—¡Matt! —volvió a exclamar la joven sosteniendo la cabeza del herido. Sus manos acariciaron la suave y pálida piel del chico y un pequeño gemido se escuchó claramente de su boca.
—Aguanta por favor…. solo… aguanta! —dijo la joven sin saber qué hacer. Giró la cabeza a ambos lados pero la oscuridad los rodeaba. ¿Cómo pedir ayuda? ¿Donde estaban? Sin saber que hacer se deslizó a un lado de la armadura y sus pies tocaron una rejilla metálica que crujió un poco ante su peso.
Aún tenía la mochila colgada del cuello así que se la descolgó y extrajo el Pad de uno de los bolsillos delanteros mientras miraba nerviosa alrededor. 
—Enciende… enciende…
La pantalla del aparato se iluminó y un mensaje se desplegó por toda la superficie vidriada. 
—¿Como que “Servicio No Disponible” casi gritó la joven sosteniendo el aparato con ambas manos. —¿Que clase de broma pesada es esta?
Sus manos trazaron violentos giros sobre el cristal mientras buscaba una forma de activar la conectividad del aparato. Nada, ninguna red disponible.
Cinthya se dió por vencida y usando su dedo trazó un círculo sobre la pantalla. Una pequeña esfera holográfica se proyectó desde la interfaz y quedó sobresaliendo algo más de la mitad del cristal. La joven atrapó la figura con la mano e hizo el ademán de tirar hacia fuera.
La esfera se agrandó y se proyectó completamente fuera del aparato, en cuanto estuvo a unos quince centímetros de altura se hizo más grande y se iluminó por completo.
Ahora que tenía una fuente de luz la joven pudo ver bien el lugar donde habían aterrizado.
Se encontraban en una pequeña plataforma de metal que se extendía sobre un tramo de tuberías a unos pocos metros de una de las paredes de metal de aquel espacio abierto. El impacto debia haber sido bastante fuerte ya que la plataforma estaba hundida y los caños que estaban bajo ellos aparecían aplastados y deformados. Bajo todo aquello, el oscuro abismo se abría a ambos lados de ella y la profundidad era tal que no permitía ver el fondo.
Cinthya retrocedió asustada y sus pies tropezaron con restos metálicos y cristales destrozados que habían caído junto a ellos durante el escape.
—Esto no puede estar pasando. —dijo la joven y el eco de su voz resonó en las paredes de metal.
Depositó el Pad en un sitio seguro y se acercó a Matt, quien seguía inmóvil dentro de la pesada armadura.
—Matt… ¡Matt!
El joven volvió a gemir débilmente. Cinthya apartó su rostro de encima del casco y recorrió con la vista la blanca armadura en busca de sangre o algún otro tipo de herida que pudiese descubrir a simple vista. A pesar de la incómoda postura en la que las piernas del joven habían quedado, nada grave parecía suceder con el cuerpo del joven. La armadura había protegido a ambos durante la caída y todavía parecía estar de una sola pieza. Un símbolo pintado en uno de los laterales llamó la atención de la joven. Era una flecha amarilla con una palabra en inglés impresa en negro. Cinthya conocía aquel símbolo, la nave de Jim tenía uno similar pintado a un costado de la cabina.
“RESCUE” se leía claramente a la luz del Pad, la joven colocó sus dedos sobre el punto que señalaba la flecha y un pequeño panel se deslizó mostrando una palanca.
Sin pensarlo dos veces tiró de la misma y los brazos y pecho de la armadura se abrieron en medio de un soplido de aire comprimido. El repentino movimiento hizo que la plataforma se sacudiese, pero tras unos segundos de terror que parecieron eternos, todo pareció volver a la inmovilidad.
Lentamente, cuidando en donde ponía cada pie, la joven se sentó sobre uno de los brazos y con todo el cuidado posible levantó el cuerpo del desvanecido Matt y lo abrazó junto a su pecho.
—Matt… ¿Puedes oírme? —susurró la joven acariciando el rojizo cabello del muchacho. —Por favor despierta…
El rostro del joven no cambió en absoluto pero Cinthya notó con estupor como el brillo de la pequeña piedra que adornaba el colgante en el cuello del chico se apagaba lentamente.
Matt abrió los ojos y se quedó mirando en silencio el preocupado rostro de la joven. Tras una breve pausa su boca pareció hacer el intento de abrirse para hablar, pero Cinthya colocó su dedo índice sobre los labios del chico.
—No te esfuerces Matt…. ¿Puedes oírme?
El joven asintió lentamente con la cabeza mientras la inspectora suspiraba aliviada. —Gracias al cielo… por un momento pensé que…
Matt se llevó una de sus manos al pecho y tras dejarla unos momentos quieta comenzó a respirar en forma más pausada. —Donde…. ¿Dónde estamos? —preguntó sin dejar de mirar la oscuridad que se extendía por sobre su cabeza.
Cinthya tomó un pequeño pañuelo de uno de sus bolsillos y con delicadeza limpió las pequeñas manchas de sangre que habían quedado alrededor de la boca del joven. Con alivio comprobó que la hemorragia parecía haberse detenido y la respiración del chico se normalizaba.  
—No lo se. —dijo mientras guardaba el pañuelo y volvia a acariciar la mejilla de Matt. —Creo que estamos en una especie de pozo o algo asi… hay caños y conductos todo alrededor pero no veo puertas ni pasarelas que lleven hacia algún lado...
El contacto de la mano de la joven hizo que Matt se sonrojara, pero estaba demasiado aturdido como para hacer otra cosa. Simplemente dejó que Cinthya permaneciera a su lado mientras el dolor que sentía en su cuerpo comenzaba a mitigar.
—Hay… hay muchos espacios intermedios entre cubierta y cubierta cuando se colocan módulos de diferentes tamaños uno junto al otro. —explicó el joven tratando de incorporarse lentamente. —Debemos estar en uno de esos lugares.
—Ten cuidado… despacio. —trató de calmarlo la joven mientras sostenía sus hombros. —¿Te duele mucho?
Matt sacudió la cabeza. —Ya estoy bien… creo, el golpe me aturdió un poco, eso es todo.
Todavía sintiéndose un poco intranquila Cinthya soltó los hombros de Matt y dejó que el joven saliera del respaldo de la armadura y se sentara junto a ella.
Los dos jóvenes quedaron en silencio uno al lado del otro mientras la esfera holográfica proyectaba una luz fantasmal sobre ellos.
—Crees que… —preguntó Cinthya tragando saliva. ¿Crees que los perdimos?
Matt levantó la cabeza en la dirección en la que habían caído ¿Minutos? ¿horas? atrás…  —Creo que si. —contestó inseguro. —Al menos no creo que esas cosas puedan seguir por el mismo camino que nosotros.
—¿Que eran….?
—Algún tipo de Drone asesino… dispararon a matar sin ningún tipo de aviso. —dijo el joven sufriendo un escalofrío. 
Cinthya abrazó la mochila y balanceó las piernas sobre el abismo. —Gracias por salvarme Matt. 
El chico la miró y sacudió la cabeza. —No… es decir… casi nos matamos, si no hubiera sido por esta plataforma…
La joven inspectora colocó una de sus manos sobre la pierna de Matt. —No has hecho más que salvarme la vida desde que llegamos al hangar principal. —confesó mientras su rostro se ruborizaba. —No he hecho más que ser una damisela en peligro todo este tiempo.
Matt asintió en silencio. En verdad no habían dejado de estar al borde de la muerte desde que se pusiera esa armadura. ¿Que estaba sucediendo ahí fuera? Era una verdadera invasión lo que estaba desarrollándose en ese momento.
Cinthya pareció adivinar lo que pensaba el muchacho. —Sabes… ¿Sabes quienes son esos tipos? —preguntó casi en un susurro.
—No. —reconoció el chico. —Parecian un ejercito y… esos Zentradi que dispararon contra Ralph…
—¿Tiene Unity muchos enemigos? —quiso saber la joven mientras volvía a abrazar la mochila. —El otro dia en la cafetería el barman me dijo que la Colonia estaba a punto de independizarse de la NUNS… ¿Crees que esté relacionado con eso?
Tras unos segundos de silencio el chico volvió a sacudir la cabeza. —Los orígenes de esta Colonia están teñidos de violencia… hablo de cuando esta nave formaba parte de la Flota 37.
La joven asintió. —Si… lei un informe antes de llegar… eran una especie de agrupación con ideas segregacionistas… ¿No?
—Ellos… ellos odiaban a los Zentradi. —respondió el chico apretando el puño. —Querían crear una comunidad ciento por ciento humana y despreciaban a todo aquel que tuviera sangre Alienígena, sin importar lo buena que pudiera ser esa persona.
—Eso… lamentablemente eso es muy común en el ser humano. —dijo Cinthya apesadumbrada. —La humanidad había progresado mucho en los últimos años previos a la llegada de los Zentradi… la tolerancia, el respeto y la paz habían prosperado tras el fin de la guerra fría, pero el conflicto que estalló tras la caída de la nave alienígena a La Tierra creó rencores perdurables en todos los sobrevivientes.
Matt levantó la vista y miró a la Inspectora a los ojos. —¿Crees que eso es porque así nos diseñó la Protocultura? —pregunto.
—No lo se Matt. —reconoció la joven. —Yo creo que nadie nace inherentemente malo… somos el producto de la sociedad que nos forma, pero no llegamos a este mundo a desatar la violencia… creo que es justamente lo contrario.
—Pero los Zentradis si nacen para la violencia. —dijo Matt con tristeza en la voz. —Y nosotros, como ellos también somos producto de los mismos diseñadores.
Cinthya miró al joven a los ojos. —¿Y que si así fuera?
Matt abrió los ojos por la sorpresa. —¿Como?
—Es decir… —la muchacha se llevó una mano a la barbilla. —Tal vez ellos no eran infalibles, tal vez se equivocaban tanto o incluso más que el ser humano… Los Zentradi pudieron recuperar la Cultura y creo que nosotros podemos vivir en paz, sin importar los planes que otros tuvieran para nuestras respectivas razas. ¿No te parece?
—Yo… yo creo que tienes razón Cin. —reconoció el muchacho bajando la vista. —Creo que hay una verdadera oportunidad de vivir en paz si solo… ¿Que fue eso?
Los dos jóvenes guardaron silencio y aguzaron los oídos. Un sonido profundo parecía venir desde algún lado.
—Suena como…
—Un temblor. —dijo Cinthya poniéndose rápidamente de pie. —¡Sujetate de algo! 
La pequeña plataforma se sacudió y un gran estruendo se escuchó en todo el espacio vacío. Los ecos retumbaban en las paredes mientras Cinthya y Matt se sujetaban mutuamente aterrorizados por el ruido. Fueron apenas unos veinte o treinta segundos, pero para ellos dos pareció una eternidad.
—¿Que…. qué fue eso? —preguntó asustado el joven en cuanto los ecos murieron a su alrededor.
—No lo se. —dijo Cinthya. —Sonó como si algo se derrumbara en algún lugar cercano.
Matt soltó la mano de la Inspectora y señaló la armadura. —Tenemos que salir de aquí, este lugar es muy peligroso.
—Pero… ¿A donde? Espero que no sigas con tu idea de llegar a ese Astillero…
—No. —Matt sacudió la cabeza. —Tienes razón, es una locura intentar usar a Harmony ahora, además estamos en peligro aquí solos, necesitamos pedir ayuda… necesitamos encontrar a Amanda.
Diciendo esto último Matt se incorporó y saltó dentro de la armadura. —Espero que no esté dañada. —dijo.
El traje había quedado acostado de espaldas con las piernas levantadas, Matt tuvo que adaptar su postura para introducir sus extremidades de forma que el mecanismo de seguridad se activase y las piezas se cerrasen alrededor de sus brazos y piernas. Por último el casco se desplegó sobre la cabeza del muchacho y la visión nocturna le permitió ver perfectamente alrededor.
—Allá. —dijo mientras se incorporaba lentamente y señalaba hacia la oscuridad. —Allí hay una pasarela con una escotilla.
Cinthya no tenía forma de ver a través de la oscuridad hacia la que señalaba Matt pero asintió mientras recogía su Pad y apagaba la esfera holográfica. Las tinieblas enseguida la rodearon pero se las arregló para acercarse a la pared y tomarse de un caño que sobresalía algunos centímetros del metal.
La plataforma tembló violentamente en cuanto la pesada armadura se puso de pie y los caños bajo ella se hundieron todavía más.
—¿Matt…? —dijo Cinthya sujetándose más fuerte aún de su improvisado agarre. 
El joven desplegó las alas del traje y tomó delicadamente a la Inspectora en sus brazos. —Sujetate. —dijo.
Cinthya se dejó alzar y una vez que estuvo fuertemente sujeta contuvo el aliento. —Lista. —dijo cerrando los ojos.
Con un pequeño movimiento de las piernas Matt despegó de un salto y el propulsor rugió en medio de un resplandor mientras la deformada plataforma se hundió en medio del estruendo causado por las cañerías y soportes al caer al abismo.
El vuelo fue relativamente corto. En cuanto Cinthya sintió que se detenían abrió los ojos y vio que estaban en una pasarela de metal que seguía el contorno de la pared de metal que tenían justo enfrente.
—Ya… ya puedes bajarme Matt.
—Oh… perdona Cin. —dijo avergonzado el joven mientras depositaba con cuidado a la Inspectora en el suelo. Luego de incorporarse la armadura plegó las alas tras el propulsor y activó la luz del casco para iluminar la puerta que estaba a pocos pasos de ellos.
—¿A dónde vamos por esa puerta? —preguntó Cinthya mirando la abertura desde detrás de Matt.
Como respuesta el chico giró la cabeza y una esfera holográfica se proyectó frente a ellos. Dentro de la misma una serie de capas con diagramas comenzó a ordenarse. —Estoy usando un mapa viejo que estaba en la memoria de mi Pad, ya que no podemos usar el on-line. —aseguró. —Si vamos por aquí podremos acceder a las escaleras que suben junto al ascensor y van hasta las oficinas de Amanda.
—¿No podemos tomar el ascensor? —preguntó Cinthya observando desanimada todas las cubiertas que había entre ellos y los últimos pisos de La Torre
—Probablemente lo estén vigilando. —afirmó el chico. —Si subimos con cuidado por ahí sabremos si el camino es seguro o no, en cambio en el elevador…
—Entiendo. —aseguró la Inspectora. —Tienes razón.
Matt usó la fuerza aumentada de su traje para abrir fácilmente la compuerta de acero y ambos penetraron los oscuros pasillos del interior. 
 
El chico abría la marcha iluminando el camino con el haz de luz que salía desde su casco. Casi pegado a sus talones venía una temerosa Cinthya, avanzando despacio y siempre alerta al menor ruido que delatara la presencia de alguno de esos invasores o sus drones asesinos.
Caminaron durante varios minutos, deteniéndose ante cada cruce o puerta que atravesaba su camino para escudriñar las sombras en busca de señales de sus perseguidores. Afortunadamente parecía que estaban solos en aquella cubierta y nada se escuchaba tras ellos. 
Tras unos diez minutos de dar vueltas y subir unas cuantas escaleras Matt se detuvo y levantó la mano en señal de detenerse. —Estamos cerca. —dijo señalando la puerta que se abria diez metros más adelante.
Caminaron los últimos metros en silencio y con cuidado abrieron lentamente la puerta.
—Pero… ¿Qué demonios…? —exclamó el muchacho.
Ante ellos apareció lo que parecía ser las ruinas de las escaleras. Toda la estructura de metal que subía en espiral alrededor de un enorme soporte central de metal se había venido abajo y restos de vigas y soportes aparecían colgados por doquier, doblados y retorcidos en los puntos en los que los tornillos habían soportado el colapso de la estructura.
—Esto… ¿Esto fué el ruido que escuchamos antes? —comentó Cinthya viendo el caos que se abría adelante.
Matt contempló en silencio las ruinas y sacudió la cabeza. De pronto abrió los ojos y señaló algo. —¡Mira!
El haz de luz del casco apuntó hacia un bulto que colgaba de un amasijo de metal y lo iluminó de lleno.
Cinthya dió un grito.
El cadáver aún goteaba un poco de sangre de las múltiples heridas. Estaba partido al medio y colgaba precariamente de un par de vigas que atravesaban el torso en dos puntos diferentes a unos seis metros desde donde Cinthya y Matt observaban aterrorizados la escena. Los ojos vidriosos y sin vida del extraño brillaron cuando la luz pasó brevemente sobre ellos. 
—¡No mires! —gritó Matt apartando la luz, pero ya era tarde.
—¡Dios mio Matt! —gritó la joven retrocediendo hacia el pasillo. —¿Que… quien era..?
Matt cerró la puerta y se acuclilló frente a la joven, quien estaba sentada en el suelo tomándose la cabeza con las manos.
—Cin… tranquilizate por favor… —exclamó el muchacho tratando de calmar a la joven. —Creo… creo que era uno de los invasores. Tenía una armadura de combate o algo asi…
Cinthya se enjuago las lágrimas del rostro y llevándose la mano al pecho trató de hacer lo posible por calmarse. Tras una serie de varias inspiraciones profundas logró tranquilizarse lo suficiente. Matt extendió la mano de la armadura y ayudó a la joven a incorporarse.
—Es… horrible. —dijo dándole la espalda a la puerta. —¿Qué podemos hacer ahora?
El joven volvió a desplegar el mapa. —No sabemos desde que piso ocurrió el colapso. —dijo sacudiendo la cabeza. —Si es en los niveles por debajo de las oficinas Administrativas podemos simplemente subir por las cubiertas laterales y acceder mas arriba por una puerta similar a esa. —dijo señalando la puerta cerrada. —Pero tendremos que caminar un largo rato… a menos que…
Matt apagó el mapa y miró a la preocupada joven. —Podemos usar un atajo. —dijo.
La muchacha asintió y juntos comenzaron a desandar el camino. Al llegar a una de las encrucijadas que previamente habían pasado por alto el joven dobló a la izquierda y avanzaron por un túnel más estrecho pero que subía de forma perceptible. Una ráfaga de aire golpeó el rostro de Cinthya en cuanto vieron la salida del túnel frente a ellos.
—Ese es uno de los pozos de respiración principales. —dijo Matt señalando la abertura. —Hay tres en la Rainbow, uno es ocupado por el elevador central que se usa para llevar piezas y maquinaria a todas las cubiertas y luego están las aberturas secundarias. Esta de aquí es la de proa y hay otra más en la popa.
Los dos jóvenes salieron a una amplia cubierta que se abría sobre el enorme abismo circular. Era enorme, de casi un centenar de metros de diámetro, mucho más grande que el pequeño pozo por donde había caído antes, pero al contrario que aquel, este contaba con algunas luces de posición, distribuidas en forma aleatoria en cada uno de los niveles donde alguna pasarela, grua o maquinaria se asomaba o colgaba del abismo.
—Podemos subir por aquí hasta uno de los pasillos superiores. —dijo el joven señalando las tenues luces que apenas se veían un centenar de metros más arriba. —Será mucho mas rápido.
El viento ascendía desde las profundidades y sacudía el cabello de la joven. Cinthya se acercó al borde y miró hacia abajo. —¿Podrás volar con este viento? Es bastante fuerte.
Matt apoyó una de sus rodillas en el suelo y desplegó las alas del Ex-Gear. —Si, estas cosas se pueden usar en atmósferas de planetas, un poco de viento no debería ser problema para…—las palabras se ahogaron en su garganta de improviso.
Algo cambió a su alrededor. El joven sintió que el mundo se volvía extraño, ajeno… como si de pronto hubiese perdido la noción de su propio cuerpo. 
—¿Que…? ¿Qué está pasando?— exclamó el joven alarmado. —Me siento.. ¿Cin, que está…? ¿Cinthya? 
Matt levantó la cabeza. Cinthya ya no estaba allí.
—¿Cinthya? ¡¿CINTHYA?! 
Un grito desesperado le respondió. A unos diez metros arriba de la cubierta la joven flotaba en dirección al oscuro techo en penumbras mientras gritaba y extendía los brazos en todas direcciones
—¡Matt! —gritó Cinthya. —¡Maaaatt!
Una nueva ráfaga de viento sopló en ese momento y Cinthya desapareció violentamente entre las sombras mientras gritaba su nombre.
El joven lo comprendió de pronto aterrorizado. La gravedad artificial había desaparecido de la nave. Una nube de partículas y restos de metal subió como un remolino impulsados por el viento desde el fondo del pozo
—¡Cinthyaaaaa! —gritó mientras accionaba el propulsor del traje y salia disparado hacia las alturas.
La oscuridad se tragó a ambos.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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