Otako se reclinó hacia atrás mientras con un gesto de su mano hacia retroceder el manojo de pantallas que habían estado girando a su alrededor. El gesto llamó la atención de Red, quien asomó su cabeza por el borde de una de las pantallas como si se tratara de un portal a otra dimensión. —¿Sucede algo?
El joven se mordió la lengua, refrenandose justo a tiempo de decir algo de lo que probablemente se arrepentiría si Greg llegaba a enterarse por boca de la IA. —No… nada. —dijo en cambio.
Habian tardado casi una hora en poder crear una canal lo suficientemente limpio de ruido para establecer una conexión fiable entre su estación de trabajo y el Núcleo de Procesamiento donde desde donde Red monitoreaba el ataque.
—Estos filtros no sirven. —dijo la IA sacudiendo la cabeza mientras sus cabellos azules se movían como bajo el agua. —Necesito reglas de excepción más precisas para lidiar con todo este ruido.
Otako apretó los dientes pero no respondió. Red había comenzado a darle órdenes como si aquello fuera lo más natural del mundo. ¿Cuando había comenzado a perder el control?
—Es ruido blanco Red. —dijo al cabo de unos momentos. —No se puede crear una regla de exclusión de datos al azar.
La cabeza del holograma desapareció de la pantalla y se materializó con su cuerpo completo a escasos centímetros del rostro del joven, quien casi dió un salto hacia atrás del susto.
—Tass está usando el sistema para transmitir datos, estoy seguro de ello.
—¿Como lo sabes? —preguntó el joven acomodándose los lentes que se habian caido por el brusco movimiento.
—Lo se, eso es todo. —respondió Red. —Los grupos de atacantes se mueven en respuesta a ciertos flujos de datos que para mi son ruido, pero ellos podían decodificarlos de alguna manera. Eso significa que existe un filtro capaz de eliminar los datos al azar de las comunicaciones.
Aquel dato tomó por sorpresa a Otako, quien abrió los ojos grandes como platos. —¿Por que no lo dijiste antes?
—Crei que ya lo sabias, me pareció realmente obvio.
Aquello era prácticamente un insulto. El joven apretó los puños con fuerza y su rostro se volvió rojo de la ira. —¿Como te….?
——Necesitamos decodificar eso o buscar un canal de comunicaciones alternativo. —continuó hablando la IA ignorando por completo al furioso joven.
Aquello fue demasiado para Otako. Se puso de pie de un salto y salió corriendo de la habitación hacia el pasillo.
Estaba furioso. No solo con Red, sinó con si mismo ¿Acaso no podía haber previsto que los acontecimientos tomaran aquel giro? Maldito Greg, si no fuera por el…
Otako aun tenía en su poder el Protocolo de Seguridad que le devolvería el control total de Red, pero si lo usaba y desafiaba a su jefe… Greg lo mataría sin dudarlo.
El joven se quitó los anteojos mientras se pasaba la mano por el rostro. Lee, el era la respuesta. ¿Pero podría confiar en el? Desde que Amanda y Tass habían comenzado aquel contraataque no había vuelto a escuchar noticias del Comandante. ¿Y si se había echado atrás? ¿Debía Otako seguir con el Plan?
El Plan, eso era. Tenía que retrasar a Red lo mas que pudiera y hacer que el caos se expandiera entre sus hombres. Aquello minaría la confianza en la autoridad de Greg y podría garantizar que la rebelión de Lee tuviera éxito.
Caminó por el oscuro pasillo con las manos en el bolsillo mientras pensaba en todo aquello y sin darse cuenta entró al salón de clases.
Los piratas habían arrojado todos los pupitres y bancos por la ventana y solo habian dejado un par de mesas y sillas sin destruir. Otako caminó entre los restos destrozados y contempló el pizarrón que había quedado sin limpiar desde el último día de clases.
Un diagrama llamó su atención. Alguien había dibujado con tiza un pequeño cúmulo estelar y los nombres de la estrellas principales aparecian escritos con el color que correspondía a la escala de luminosidad de su estrella.
—Así que el Cúmulo de Brisingr. —exclamó Otako leyendo en voz alta aquel nombre que no le decia mucho. ¿Habia el estudiado aquello en la escuela? Ya casi no recordaba nada de su vida pasada antes que Greg se lo llevara de aquella Colonia… Ni siquiera recordaba haber ido a la escuela y estar frente a un pizarrón como aquel ¿No había cursado toda la secundaria desde su terminal informática encerrado en su habitación?
Aquel cúmulo de estrellas lleno de civilizaciones de la Protocultura quedaba justo del otro lado de la Galaxia, lo que lo convertía en un buen lugar para ocultarse de su actual Jefe si se llegaba a enterar de lo que estaban tramando tras sus espaldas.
Un pensamiento se formó en la cabeza del joven. ¿Y si delataba al Comandante Lee? Tal vez aun estaba a tiempo…
No. Otako sacudió la cabeza apartando aquella idea. Ya era tarde para eso. Si quería recuperar a Red entonces Greg debía morir.
Ya no habia vuelta atras.
Extendió el brazo y pasó la mano por los dibujos de tiza. El gráfico quedo parcialmente borroneado y los diferentes colores se mezclaron a medida que el joven pasaba su mano una y otra vez. Estaba borrando las estrellas con un simple gesto ¿No era eso lo que en el fondo quería hacer Greg? Aunque Trinity estaba muy lejos de poder destruir una estrella, aquellos enormes cañones podían fácilmente desintegrar una pequeña ciudad desde órbita disparando simultáneamente.
Mientras estaba perdido en aquellos pensamientos, no notó al guardia que entró al aula hasta que lo llamó en voz alta.
—¡Eh Otako! ¡Sal a ver esto!
El joven se sobresaltó y tras mirar desconcertado al hombre durante unos segundos asintió y se asomó a la ventana.
Algo estaba pasando ahí fuera. Un grupo de casi medio centenar de piratas se hallaba reunido en la entrada de la escuela vociferando y gritando entre ellos. Algo estaba mal.
—Será mejor que vayas a ver que pasa. —dijo el guardia gravemente. —Eres el único que tiene algo de autoridad de los que estamos aqui.
Aquello era una mentira por supuesto. Otako gozaba del privilegio de estar siempre cerca de Greg y Lee durante las reuniones de estrategia y demas, pero jamas habia tenido algun tipo de liderazgo en los hombres, ellos simplemente lo trataban como una mascota de su jefe.
—Iré. —dijo apretando los puños.
En realidad no tenía otra opción y de todas formas aquello le daría una excusa para mantenerse alejado de Red y su impertinencia.