Chatarra

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—¿Seguro que es por aquí? —preguntó Otako mirando con desconfianza el oscuro túnel que se abria por delante. —Esas goteras en el techo… ¿Seguro que no estamos por meternos en una especie de desagüe..?
El soldado se encogió de brazos y apagó el pad que había estado consultando. —Es lo que dice las instrucciones de tu IA… ¿Enserio todavia tienes el control de esa cosa?
El joven apretó los puños y giró la cabeza para que el otro no pudiera ver su furia. —¡Por supuesto que si! —exclamó entrando al túnel sin esperar a su escolta. 
Sin nada mas que discutir, el pirata suspiró y tras quitar el seguro de su rifle se encaminó tras los pasos del joven.
Caminaron en silencio por lo que se parecia mas a una especie de alcantarillado abandonado que a un túnel de acceso en una nave espacial. Otako se había puesto un impermeable negro para proteger los diversos artilugios electrónicos que tenia adheridos al cinturón y a otras partes de su arrugada ropa. Al menos el agua no las dañaria tan facilmente.

El joven de anteojos caminaba al frente llevando una pequeña linterna de mano para alumbrar el camino mientras que su escolta había encendido la linterna adosada a la punta de su rifle de asalto y cada tanto la usaba para iluminar partes del techo y paredes del túnel, donde las gotas de agua brillaban y resplandecían con reflejos de cristal cada vez que las linternas las iluminaban desde abajo.
—Perdimos casi medio centenar de hombres en estos túneles. —dijo el hombre mirando nervioso las oscuras aberturas que se abrían a cada lado del camino. —No soy supersticioso pero…
—Si dices “pero”, estás invalidando la veracidad de tu propia afirmación. —respondió el joven deteniéndose de pronto. —Es una puta nave factoría, no hay nada que temer. —dijo moviendo la linterna de un lado a otro. —Me sorprende que no tengan ratas viviendo en estos túneles de mierda.
El Pirata se detuvo a su lado mirándolo de forma poco amistosa. —He perdido compañeros en estos pasillos. —dijo señalando la oscuridad que se abría por delante de ellos con la boca del rifle. —No estoy siendo paranoico, cuatro ojos; algo estuvo matando a nuestra gente ahí dentro… y si lo que dicen los muchachos es cierto, esos drones no son la única cosa mortal que anda suelta…
Otako se dio vuelta furioso. —¡Dilo! —gritó. —¡Atrevete a decir que fué Red la que los mató!
El hombre escupió al suelo y bajó el arma. —¿Para que vayas llorando a contárselo a Greg? No soy tan estúpido, Otako. —respondió de mala manera. —Pero tu y yo vimos como tu programa mató a uno de nuestros muchachos. Si pudo hacerlo con ese bruto ¿No podría haberlo hecho con los demás?
—Red… Red me defendió. —respondió apartando la mirada de los ojos acusatorios del Pirata. —Greg lo hubiera aprobado.
El hombre suspiró. —Greg ha cambiado Otako. —dijo poniendo su mano libre sobre el hombre del joven.—Nuestro Jefe es severo si… severo pero justo. Desde que se metió con esta nave se ha vuelto más… inhumano.
—Los Colonos no debieron resistirse… Greg les dió la oportunidad y ellos la desperdiciaron… ahora si los mata a todos no es culpa de nuestro Jefe.
El Soldado se acarició el menton y miró hacia delante. —No lo se… aun asi estoy preocupado… algo en las tripas me grita que salga pitando de esta nave.
—Si no nos apresuramos, pronto Greg va a dejar tus tripas expuestas al aire húmedo de este basurero. —dijo Otako poniéndose en marcha.
El Pirata volvió a suspirar y continuó la marcha tras el joven de anteojos.
Recorrieron unos doscientos metros mas de oscuro túnel y salieron a una de los espacios que separaban los módulos de cada cubierta. Vieron una enorme columna de metal con una escalera instalada a su alrededor se perdía en las tinieblas tanto arriba de sus cabezas como por debajo de sus pies. 
—Tenemos que subir por ahi. —dijo el soldado señalando la escalera de hierro que serpenteaba por toda la cara externa de la enorme columna. —Veintidos cubiertas son las que hay que subir, según las instrucciones.
Otako suspiró abatido. —¿No hay un elevador de carga? ¿Todos en esta mierda de nave tenían que subir por escaleras?
El hombre lo miró con una sonrisa en el rostro. —¿Ya estas cansado?
Otako apretó los puños y sin responder comenzó a subir los escalones de metal ante la divertida mirada del soldado.
Ascendieron lentamente, deteniéndose cada pocos pisos para examinar los alrededores. Ambos estaban nerviosos por estar tan expuestos en aquella escalera interminable, pero sin otra ruta disponible, no tenían otra opción.
—Si al menos Greg hubiera enviado a un par de hombres más con nosotros… me sentiria mas seguro. —dijo el soldado mientras señalaba los oscuros túneles que se abrían alrededor de la alta torre.
Otako no respondió, desde que habían empezado a subir no había vuelto a abrir la boca, completamente absorto en sus pensamientos.
Mala cosa, todo lo que estaba pasando era ya de por si terrible y las perspectivas que se vislumbraban en el horizonte no parecían ser mejores.
Desde que Red había matado a ese piloto de la NUNS las cosas habían comenzado a descontrolarse. Que la IA hubiese tomado aquella decisión no sorprendió al joven, lo que lo sorprendió es que ella no le hubiese informado de semejante situación.
Todo habia comenzado más o menos en el momento en que Red había infiltrado la Rainbow y si sus cálculos eran correctos, la razón habia sido el contacto con esa IA que Tass había programado.
Green… asi la habia llamado Red, esa IA parecía haber ejercido cierta influencia en el comportamiento de su programa. ¿Como era posible? Red estaba programada para utilizar algoritmos de aprendizaje que facilitaran su tarea de infiltración y desencriptación de información… pero esa habilidad de aprendizaje no podia de ninguna manera alterar sus funciones de personalidad… ¿Que rayos habia estado haciendo Tass dentro de la red Colonial?
Tenia que investigar esos archivos que tanto le había costado sacarle a la rebelde IA, pero debía hacerlo en un entorno estéril, lejos de la presencia de Red, lo que implicaba…
—Tengo que salir de esta nave. —murmuró.
—¿Sucede algo? —preguntó preocupado su compañero.
Otako sacudió la cabeza. —Creo que eso que decías antes… sobre salir de esta nave… no es una mala idea después de todo. —reconoció.
El hombre lo miró confundido. —¿Enserio crees que Greg va a abandonar la Rainbow? —preguntó —Creí que finalmente iba a empezar a hacer algo con estos Colonos…
—No se que va a hacer exactamente nuestro jefe. —reconoció el joven. —Pero definitivamente no van a ser buenas noticias para ellos.
Continuaron ascendiendo en silencio mientras las luces de las cubiertas inferiores se perdían en la oscuridad del abismo que quedaba bajo ellos.
Al cabo de veinte minutos de marcha arribaron a la cubierta que buscaban y tras comprobar que todo estaba tranquilo, se adentraron en los oscuros pasillos sin detenerse.
—Será mejor que vaya yo delante. —dijo de pronto el guardia adelantando al sorprendido Otako. —Tu vigila que nadie venga por atras.
El joven asintió y dejó que su compañero abriera la marcha mientras iluminaba el pasillo con la poderosa fuente de luz adosada a su rifle de asalto.
Avanzaron más lentamente que antes, sintiendo la presión del aire que aumentaba a medida que se acercaban a las zonas del reactor. Tras caminar unos diez minutos más salieron a otra cubierta y tomaron un pasillo entre dos enormes bloques de lo que parecían ser astilleros o estructuras de atraque. El camino que pasaba en medio de las dos grandes estructuras de metal discurría haciendo ZigZag entre columnas y cañerías que cruzaban el estrecho pasillo como las enredaderas en una extraña selva industrial. 
En cuanto hubieran avanzado un centenar de metros, un ruido los hizo detenerse a mitad del camino.
—¿Que ha sido eso? —preguntó Otako desde detrás del guardia.
El hombre levantó la mano indicando que guardara silencio y levantó su arma apuntando a la oscuridad que se abría por delante, en donde unos crujidos se escuchaban ahora acercándose hacia ellos.
—¿Quien anda ahi? —gritó el pirata asumiendo la posición de disparo.
Como única respuesta una poderosa luz roja se encendió en medio de la oscuridad.
—Ay mierda. —exclamó Otako poniéndose blanco.
—¡Corre!
Echaron a correr mientras el Drone hacía girar su cañon rotatorio apuntando en su dirección.
Si hubieran estado en un tunel recto, ya se habrian podido dar por muertos, pero la naturaleza de aquel camino, lleno de obstáculos y recodos hizo que ponerse a cubierto del drone fuera mucho más sencillo. El cañon no había terminado de ganar velocidad cuando ambos lograron ponerse fuera de su alcance.
El Drone hizo destellar su visor rojo y avanzó buscando a sus presas.
Otako y su compañero se arrojaron tras una tubería y aguardaron en silencio con esperanzas de eludir a aquella máquina mortal.
—Es uno de los Drones de Lee. —dijo el hombre sujetando nervioso la empuñadura de su rifle. —¿Por qué nos está atacando a nosotros?
—¿Y como mierda quieres que yo lo sepa? —protestó el joven temblando. 
El pirata escupió disgustado y asomó la cabeza por sobre la enorme tubería de metal. —Si esa cosa llega hasta aquí, estamos muertos. ¿No puedes hackearla o algo…?
—¡Oh si claro! Pero primero ve y conecta un cable de red en su culo, así podré tener acceso a su CPU —respondió de mala gana.
No quiso confesar que tenia un pequeño generador de pulsos EMP en su cinturón. Aquella cosa podia neutralizar aparatos electrónicos con poca protección, pero debería estar muy cerca de una de esas cosas para utilizarlo… y aun asi era casi seguro que estarian bien protegidas contra ese tipo de armamento. Lee no era la clase de hombre que dejaba nada librado al azar.
—Esas cosas no están conectadas a ninguna red, son autónomas. —agregó de mala manera a su compañero. —No puedo hacer nada desde aqui.
El hombre se dió vuelta y observó con desconfianza a Otako. —Imposible… los hombres dijeron que esos drones atacaron en equipo… tienen que tener alguna forma de coordinación…
—Señal RF de baja latencia entre ellas… pero vuelvo a decirlo; esas cosas están completamente aisladas de la red local de la Rainbow… no puedo hacer nada desde nuestro escondite.
—Mierda. —exclamó el otro sacando su Pad mientras dejaba el rifle apoyado entre sus piernas.
—¿Que vas a hacer?
—Intentaré comunicarme con Lee… tal vez él sepa cómo apagar esas cosas.
Otako guardó silencio y contempló la oscuridad del techo que se perdía varios cientos de metros por encima de sus cabezas. ¿Estaria Tass detrás de esos Drones? Era una remota posibilidad claro, pero para eso tendria que haber capturado uno primero y…
De pronto comprendió lo que realmente estaba pasando y su boca se abrió del asombro.
—No es… posible. —exclamó.
Se escucharon ruidos de metal golpeando contra las columnas. El Drone había desplegado sus patas y caminaba por el estrecho pasaje con las armas listas.
—¡Mierda! —exclamó el soldado soltando el inutil Pad mientras agarraba nuevamente el arma contra su pecho.
Otako se hizo un ovillo y se concentró. —Piensa Otako, piensa… si lo que sospechas es verdad… no, no pudo haberse atrevido a tanto… ¿O si?
El Drone encendió una luz de búsqueda y el haz pasó por sobre sus cabezas, haciendo que las sombras se retorcieran como infernales siluetas negras a su alrededor.
—Los… los hombres que estaban en ese transporte… —comenzó a decir lentamente el joven.
—¿Eh? —preguntó su compañero mirándolo confundido. —¿Te has vuelto loco? ¡Guarda silencio o….!
Pero Otako se arrastró hasta quedar frente al hombre y su rifle. —¿Recuerdas el transporte que traia los cadáveres de nuestros hombres allá frente a la escuela?
El Drone se estaba acercando y una segunda fuente de luz se sumó a la primera; ahora eran dos las maquinas mortales que estaban buscándolos.
—¡Otako…! ¿Que…?
—¡Responde! —exclamó el joven con el rostro perlado de sudor. —Esos hombres… ¿Tenían algo en particular? ¿Eran de algun escuadron conocido?
El guardia apretó los dientes y bajó la cabeza. —No… no lo se. —dijo. —Eran… yo mismo conocia alguno de ellos, eran buenos hombres, todos excelentes combatientes, el propio Greg solía tomar unos tragos con un par de ellos…
—Eso es— exclamó el joven con un extraño brillo en los ojos. —¡Eso es!
Otako dió un salto ante el aterrorizado guardia y salió del escondite. De inmediato las luces de los reflectores de ambos Drones se cruzaron sobre el y las poderosas luces lo cegaron.
—¡Otako! ¡Vuelve aqui o…!
—¡Quedate oculto y no te muevas! —gritó el joven con los ojos cerrados mientras extendió ambos brazos.
Era todo o nada. O se quedaba oculto y los mataban a ambos o salia de allí y se arriesgaba a que su corazonada fuera la acertada. Contuvo la respiración y esperó.
Los cañones comenzaron a girar mientras las líneas rojas de los láser se superponian justo sobre la cabeza del joven. Otako apretó los dientes.
El sonido de los cañones al girar se detuvo. Las luces se apagaron y solo el resplandor rojizo de aquellos sensores de aspecto diabólico quedó iluminando el oscuro pasillo.
Otako abrió los ojos y soltó el aire que había estado reteniendo en sus pulmones. Los drones replegaron las armas y comenzaron a avanzar lentamente en su dirección.
—Será mejor que te quedes escondido hasta que pasen. —susurró mientras se quitaba la capa impermeable y la arrojaba sobre el asustado guardia.
Los Drones pasaron junto a la tubería y registraron con sus lasers el sitio donde el hombre estaba bien oculto por la prenda de Otako, tras lo cual continuaron avanzando y desaparecieron tras uno de los recodos del pasadizo.
Los asustados Piratas esperaron a que los sonidos de las pisadas en el suelo metálico se perdieran en la distancia, tras lo cual suspiraron aliviados.
—Creo… creo que ya puedes salir. —dijo Otako limpiándose el sudor de la frente.
Su compañero salió de debajo del impermeable y se asomó cauteloso sobre la tuberia que lo había cobijado. —¿Seguro que ya se fueron?
Como única respuesta el joven se dejó caer sobre el suelo sin dejar de temblar. El hombre se acercó y puso una mano sobre su hombro. —No se como pero… ¡Mierda! ¡Me salvaste la vida!
Otako se quitó los anteojos e hizo un ademan para limpiarlos. —No.. no seas ridículo. —contestó nervioso. —Yo… yo solo salvé MI vida. —respondió.
—Je… gracias de todas formas… ahora te debo una. —dijo el guardia extendiendo la mano. —¿Como supiste que…?
—¿Que no iban a dispararme? —preguntó el joven incorporandose mientras se sujetaba de la fuerte mano de su compañero. —Supuse… supuse que esas cosas no me considerarian una amenaza. —respondió encogiéndose de hombros. —Al parecer solo atacan a los hombres que pueden luchar o están visiblemente armados.
El hombre asintió. —Entiendo… de todas formas me has salvado la vida, asi que no eres un inútil como dicen los demás.
—¿Gracias? —respondió Otako con una mueca.
El hombre soltó una carcajada y ambos se rieron de aquella extraña situación, tras lo cual volvieron a ponerse en marcha.
—Por cierto… ¿Como es tu nombre? —preguntó Otako mucho mas calmado.
El hombre se puso el rifle al hombro y lo miró sorprendido. —¿Nunca te lo dije? Llamame Mac —dijo extendiendo la mano libre.
—Mac. —repitió Otako apretando con fuerza la mano de su compañero. —Gracias por acompañarme… también te pusiste de mi lado cuando ese bruto trató de volarme la cabeza.
—Eso no fue nada comparado con lo que hiciste ahi atras. —dijo señalando la oscuridad que quedaba a sus espaldas. —Aunque si no hubiera sido por esa IA…
El joven asintió. —Red hace lo que Greg le ordena, pero no se ha vuelto rebelde ni nada de eso, estoy seguro que cuando nos reunamos todo va a aclararse. Incluso lo de estos Drones.
—Eso espero Otako… no me gustaria perder mas colegas en esta nave. —dijo su compañero sacudiendo la cabeza mientras continuaba el camino.
Otako suspiró y volvió la vista hacia atrás. Esos Drones… si su nuevo amigo Mac supiera la verdad, no estaría actuando tan amigablemente con el. Sacudió la cabeza alejando aquel pensamiento y corrió tras su escolta mientras salian por fin de aquel estrecho corredor para internarse en una nueva cubierta.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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