Chatarra

152

El haz de la linterna hizo retroceder momentáneamente la oscuridad en los alrededores de la siguiente cubierta que el hombre había alcanzado. Aquí la cantidad de escombros era algo mayor por lo que debía prestar atención.
Hacia rato que había dejado de percibir los sonidos del grupo que se había alejado en la cima de aquel enorme pozo ¿Cuanto tiempo había pasado ya? Mac consultó su Pad y comprobó resignado que la granada EMP de Otako también había freído los componentes internos de su aparato. De todas formas estimó que casi una hora había transcurrido desde que se separara de Greg y su extraño sequito de guardianes.
No era ni por casualidad la primera vez que el pensamiento de abandonar esa maldita misión pasaba por su cabeza, pero era justamente la visión de la cabeza cercenada de Lee la que le recordaba que era mejor no tomar a la ligera las órdenes de su jefe.
¿Como mierda había podido organizar un motín? Llevaban años planificando esa operación, al menos por lo que el propio Mac podía conocer. ¿Acaso Lee había perdido el seso a última hora?
Al final había perdido algo más que eso, pero no dejaba de resultar extraño; Lee era un tipo imprevisible y especialmente violento en la forma de ejecutar las órdenes de Greg ¿Pero amotinarse? ¿Y hacerlo a costa de las vidas de sus propios camaradas? 

Caminó hasta el borde de la cubierta y apoyando una de sus manos sobre la barra de metal de la barandilla miró hacia abajo. Un soplo de aire caliente lo hizo retroceder casi de inmediato. La temperatura había estado aumentando progresivamente desde que se adentraron con Otako por esos túneles del interior de la nave, pero ahora el aire caliente que ascendía por el gigantesco pozo de ventilación parecía salido del interior de un rugiente horno.
—O del mismísimo infierno. —exclamó Mac sacudiendo la cabeza. La perspectiva de seguir descendiendo por aquel lugar abierto no lo entusiasmaba en lo más mínimo, especialmente por el miedo que aquellos terribles Drones de Combate despertaba en la mente del soldado.
Esas cosas podían trepar por paredes verticales como si fueran enormes arañas de metal y ademas de eso su puntería era casi infalible. De solo recordar el calamitoso estado de los cuerpos que los hombres habían llevado frente a la escuela… le daban ganas de vomitar.
Se alejó de la barandilla y comenzó a caminar por entre los escombros revisando el suelo frente a el. Había toda clase de restos de chatarra que habían caído por todas las cubiertas luego que la gravedad artificial hubiera sido restaurada.
Las botas del soldado aplastaban los cristales rotos y cada tanto un tornillo o una pieza de metal salía disparado y caía por el abismo haciendo un lúgubre eco al golpear contra las paredes de metal. 
Tras dar la vuelta completa al perímetro del pozo, Mac llegó a la escalerilla que bajaba al siguiente nivel. Se colgó el rifle en la espalda y lentamente descendió escalón tras escalón mientras no quitaba la vista de la oscuridad que se abría a su alrededor.

La cubierta siguiente había colapsado casi por completo cuando una enorme viga de metal colisionó contra la estructura de soporte, doblando las endebles pasarelas como si se trataran de simples pajitas de refresco. El pirata usó su linterna para iluminar el desastre y continuó descendiendo al siguiente nivel.
La plataforma inferior estaba intacta aunque llena de los restos retorcidos que había caído producto de la destrucción del piso superior. Tras abandonar la escalera, Mac tomó su rifle y avanzó lentamente por el medio de toda la destrucción mientras escudriñaba los alrededores en busca de algo.
Sus pisadas resonaban contra el frío metal de la pasarela, pero en un punto el sonido de sus pasos se vió reemplazado por un chapoteo. Mac bajó el haz de la linterna y a la luz blanca de la misma vió un enorme charco de sangre.
Instintivamente levantó la cabeza y al dirigir la luz hacia arriba distinguió un cuerpo humano que colgaba precariamente de los restos retorcidos del piso superior.
—Conque ahí estás. —dijo mirando el cadáver. —¿Como diablos voy a llegar allá arriba?
Sin esperar una respuesta que nunca iba a llegar, el pirata caminó hasta una de las paredes desde donde los soportes doblados estaban aun fijos a la pared del pozo.
Tomó una de las barras de metal y la sacudió con fuerza. Hubo un crujido y los restos de la plataforma donde el cadáver estaba enganchado cayó con estrépito sobre la cubierta donde un sorprendido Mac tuvo que saltar a un lado para evitar morir aplastado.

Cuando el polvo de oxido comenzó a disiparse el pirata se acercó con el arma preparada y examinó el cuerpo aplastado a la luz de la poderosa linterna.
—Ah... con que eres tu. —dijo suspirando mientras bajaba el arma.
El cuerpo decapitado de quien fuera el Segundo al mando de las tropas piratas estaba aplastado y casi irreconocible, pero ahora que estaba cerca Mac podia apreciar que era mucho más grande que el escuálido cuerpo de Otako, debería haberlo sospechado desde un principio.
El olor a sangre era insoportable y el pirata apartó la mirada asqueado. Tendria que seguir buscando.

Tras alejarse varios metros se sentó en el suelo y dejó que sus piernas colgaran inertes hacia el abismo. No tenía ninguna prisa por seguir buscando y ni aunque el propio Greg apareciera ante él, no pensaba dar un paso más en la oscuridad. Dejando su arma a un lado abrió uno de sus bolsillos y extrajo un arrugado paquete de cigarrillos. Quedaban solo dos y uno de ellos estaba aplastado por completo. El pirata gruñó una maldición y tomando el único cigarrillo sano entre sus temblorosos dedos lo encendió con un pequeño encendedor.
Tras lanzar la primera bocanada de humo se sintió mucho mejor. No es que ver un cadáver lo asustara, desde que servia a Greg ya habia visto mas que suficientes, pero incluso aquel cuerpo mutilado era suficiente para alterar sus nervios.
El viento ascendente se llevó lejos la nube de humo mientras la pequeña colilla roja del cigarro era lo único que se veía en la oscura plataforma. Mac fumó con calma sin preocuparse por el futuro inmediato.
Al cabo de veinte minutos de contemplar la oscuridad se incorporó y arrojó la colilla al vacío, tras lo cual localizó la escalera más cercana y comenzó, una vez más, a descender a la siguiente plataforma.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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