Ralph respiró profundamente.
—Dime tu plan. —dijo exhalando lentamente. —Te ayudaré por más imposible que sea.
Midori lo miró con dulzura. Su holograma se había sentado sobre una de las protuberancias del destrozado núcleo mientras agitaba las piernas en la oscuridad que la rodeaba. Casi parecía estar suspendida en el aire.
—Tenemos que salir al espacio. —dijo mirando al gigante a los ojos. —No podemos evitar el FOLD, pero podemos usarlo a nuestro favor.
El gigante señaló las ruinas con su mano. —No podrás volver a salir con eso. —dijo.
—No, tendremos que improvisar nuevamente. —respondió la joven.
Ralph guardó silencio y miró a su alrededor. Improvisar… ¿Acaso no habían estado haciendo eso durante la última semana? ¿A qué costo?
A la tenue luz de las lámparas de emergencia lo que se revelaba a su rostro era doloroso de ver. Todas las plantas se habían marchitado producto del intenso calor y luego del penetrante frío que la ausencia del reactor había producido en el ambiente. El estanque había desaparecido por completo, solo una capa de lodo de color rojizo producto de los miles y miles de pétalos rojos caídos desde lo alto quedaba en el fondo del mismo. Parecía sangre coagulada.
—Me pregunto si la música de Matt podrá arreglar este desastre. —dijo sacudiendo la cabeza.
Midori sonrió misteriosamente. —Estoy segura que podría hacerlo si se lo propusiera. —respondió ante la sorpresa del gigante.
—¿Sabes lo de Matt? —preguntó.
La joven asintió. —Durante nuestra breve estadía en el interior del núcleo compartimos algo más que nuestros recuerdos. —afirmó. —Eso no quiere decir que lo conozca tanto como tu.—aclaró rápidamente ante la mirada divertida de su pareja.
Ralph soltó una sonora carcajada. —¿Y qué te pareció el chico? —preguntó curioso.
Midori se cruzó de brazos mientras miraba la oscuridad a sus pies. —Realmente no debería ser capaz de juzgar a nadie. —reconoció sacudiendo la cabeza. —Pero si tuviera que comparar a Matt con Cinthya o con Virya… diría que el muchacho tiene su cabeza llena de dudas.
—¿Dudas? —preguntó intrigado Ralph.
—Si… algo así como una sensación de inseguridad constante. Creo que internamente Matt siente temor de que sus propios sentimientos puedan lastimar a los que están a su alrededor, algo que no noté con los otros dos con los que compartí memorias.
El gigante se acarició la barbilla pensativo. —Es curioso que tengas esa sensación. —dijo tras examinar atentamente el rostro de la joven. —Pero de algo estoy seguro; haz cambiado en este corto tiempo que estuvimos separados.
Midori asintió. —Creo que he ganado algo con la experiencia… como si el conocer a esos tres me haya… completado.
—Eso es completamente normal. —aseguró Ralph sonriendo.
—¿Normal?
—Así es como crecemos. —respondió el gigante. —conociéndonos unos a otros, viviendo experiencias, abriendo nuestros corazones a la gente que amamos, no somos solo un cuerpo y una mente encerrados en un solo envase; somos la suma de todas nuestras relaciones e interacciones con los demás.
Midori levantó la cabeza hacia el techo y quedó unos momentos en silencio—¿Sabes? —dijo al cabo de un rato. —De alguna forma creo nuestro encuentro allí dentro fue algo más que fortuito.
—No empieces a hablarme sobre el destino… te lo advierto. —amenazó el gigante con una sonrisa, pero aquel gesto sólo duró un segundo, tras lo cual el gigante volvió a ponerse serio. —Háblame de esa improvisación de la que hablabas. —dijo.
Midori no respondió, pero movió sus manos haciendo un gesto hacia la amorfa masa de las ruinas del núcleo. Una abertura comenzó a abrirse de entre los restos retorcidos y una figura conocida emergió lentamente como excretada del mismo.
Ralph reconoció de inmediato aquello. —¿Todavía tienes esa cosa? —preguntó observando el maltrecho drone.
—La computadora central está destruida. —dijo haciendo que un par de tentáculos giraran la nave para ponerla en posición vertical. —Solo dispongo de los bancos de memorias y los microcontroladores de cada sistema individualmente… pero no hay forma de controlar la aeronave de forma centralizada.
—Osea que tu sola no puedes volarlo. —razonó el gigante.
—Exacto.
Tras mirar la descascarada pintura amarilla y las abolladuras en el fuselaje, Ralph suspiró profundamente. —Así que quieres que yo lo vuele por ti.
—Así es.
El gigante se recostó contra la roca.—Ciertamente estas cosas se pueden volar manualmente desde una estación de control… pero solo Hal tenía una de esas instalada en nuestro transporte.
Midori guardaba silencio mientras sacudía lentamente sus piernas en el aire.
Ralph sacudió la cabeza y se llevó una mano a la frente. —Pero aquí estamos hablando de improvisar ¿Verdad? Un joystick y una consola de mi tamaño están definitivamente muy lejos de las posibilidades así que…. ¿Que idea extraña tienes en la cabeza ahora?
La joven levantó la vista y clavó los ojos en el rostro del gigante. —Aprendí muchas cosas en el núcleo.
—Me imagino.
—Cuando reconstruí los cuerpos de Matt y Cinthya adquirí muchos conocimientos sobre anatomía y biología humana… pero no fué hasta que intenté “unir” la mente de Virya con mi antiguo cuerpo cuando realmente comprendí en profundidad como es que la Protocultura había estado manipulando la vida misma en función a sus deseos y objetivos.
Ante el profundo silencio de su compañero, la joven continuó hablando.
—Es posible que la Protocultura haya logrado dominar los misterios de los cuerpos y todas sus funciones biológicas, así como la combinación armónica entre biológico y mecánico… no obstante jamás lograron controlar la esencia de la vida, o tal vez le tuvieran miedo.
—¿Miedo?
La joven sacudió la cabeza. —No lo se… es algo que sentí al explorar lo que quedaba de la base de datos de la computadora biológica… había una especie de cautela, de temor reverencial hacia las cosas que la misma Protocultura no dominaba.
—El Shock Cultural.
—Es posible. —reconoció Midori. —Tal vez la música era una de esas cosas que ellos no comprendían del todo bien y acaso temían…. en todo caso las cosas que lograron modificar con su bioingeniería eran prácticamente ilimitadas.
—Y tú… tú has aprendido de ello.
—Si… es por eso que he decidido convertirnos en un Hombre-Pájaro.
El gigante miró confundido al holograma. —Hombre… ¿Que?
—Un Hombre-Pájaro… lo siento, es un nombre que apareció en uno de mis archivos de memoria… probablemente algo de que Cinthya o Matt aprendieron en la escuela o algún otro sitio, me pareció un nombre indicado para la idea que tengo en la cabeza.
—De acuerdo… soy todo oídos.
—Hay… hay una forma en la que podemos combinarnos. —dijo Midori con una mirada extraña. —Fusionar el Ghost a tu cuerpo y usarlo como un intermediado entre mi mente y los controles de vuelo.
Ralph sabía que Midori estaba hablando completamente en serio. —Continua. —dijo simplemente.
—Tu sistema nervioso central puede enlazar las diferentes superficies de control… utilizando tus impulsos neuronales como vehículo para mis operaciones y procesamiento de datos es posible… no, con seguridad podremos volar en el espacio.
—Cuando dije lo de “¡Gattai!” lo decía en broma. —respondió el gigante haciendo una mueca. —¿Enserio crees que funcionará?
—Es la única opción que nos queda.
Ralph suspiró y haciendo un esfuerzo se dió la vuelta mostrando la espalda al núcleo. —De acuerdo… hazlo.
—Solo una cosa más… —dijo Midori bajando la vista. —Esto… esto es muy probable que duela. —afirmó.
—No pain, no gain. (1) —recitó el gigante. —Vamos… antes que cambie de idea, además los gigantes como yo nos reímos del dolor… ¿No haz visto lo resistente que soy?
Midori sonrió y comenzó a flotar sobre las ruinas del núcleo. —Intentaré hacerlo lo más rápido e indoloro posible… el reactor está en estado crítico y no soportará más tiempo.