Hazel
¡Vamos Hazel! ¡Puedes lograrlo!
Intento animarme en mi cabeza mientras veo las largas escaleras frente a mí. Siempre he sentido temor por los insectos, en especial los insectos entre las escaleras, incluso si he visto a Martha, la señora de la limpieza limpiar las escaleras seguido, sigo creyendo que insectos como cucarachas, grillos, gusanos o arañas aparecerán entre los escalones.
Desde que era una niña, siempre he tenido miedo de los insectos y ahora que soy una mujer adulta sigo asustada de ellos.
Comienzo a rociar de spray los primeros tres escalones y continúo haciéndolo hasta que consigo llegar arriba.
Me las ingenio para entrar a mi departamento después de rociar de spray la puerta principal y por si acaso dejo las botellas de Raid afuera como siempre. Incluso si mi casa está limpia, la vuelvo a limpiar en caso de que encuentre una telaraña alrededor y después de limpiar, comienzo a prepararme la cena.
Una llamada por parte de mi padre aparece en mi celular y dejo de cocinar para mirarlo por unos largos segundos antes de responder.
─Hola ─digo con una voz seria.
─Hola Hazel ─me saluda con el mismo tono serio que yo─. He escuchado que hoy fue tu primer día en mi restaurante.
─Lo fue ─respondo con cero interés en mantener una conversación con él. Un largo silencio se forma entre los dos.
Siempre ha sido de esta manera, nunca sabemos de qué hablar, él nunca sabe qué decir y yo no me esfuerzo por contarle algo. Quien pensaría que Marshall Laurier, es un chef muy reconocido que puede hablar perfectamente de platillos como un experto, pero no puede mantener una conversación con su única hija como lo haría cualquier otro padre.
─¿Te gustó el lugar?
─Fue mi primer día, no tengo una opinión al respecto todavía ─digo y suelto un suspiro─ ¿Por qué estás llamando?
La última vez que tuvimos una conversación de verdad fue cuando mamá falleció y tenía dieciocho años y fue solo para decirme que me enviaría a Francia para estudiar en la escuela culinaria más prestigiosa del país, fue la burbuja que hizo explotar todo lo que alguna vez tuvimos, no porque yo no haya querido convertirme en chef como él, sino porque él se empeñó en hacerme una chef a su semejanza, no tuve la oportunidad como otros estudiantes de demostrar su potencial en los exámenes de admisión porque todos sabían quien era mi papá y no necesitaba un examen para probar que tenía potencial.
Eso me hizo sentirme molesta los primeros dos años de mi carrera, sentí que no era lo suficientemente buena como todos y que no merecía un lugar en esa escuela, por supuesto, intenté probar que tenía potencial y que no era buena solo por quien era mi padre.
─dios, Hazel, solo quería saber como te fue, saber cómo ha ido todo ─dice con voz seria─. El restaurant es muy importante para mí.
Eso es todo. Escucharlo decir eso me molesta.
¿Qué hay de mí? ¿Acaso no soy importante para ti? Deseo preguntarle, pero cambio de tema de inmediato.
─Bueno, estuvo bien. Nadie sabe que soy tu hija así que no te preocupes, ¿cómo está Deborah? ─Pregunto por su nueva esposa, Deborah, una mujer mucho más joven que él ─probablemente ocho o diez años menor que él─, ella parece agradable pero no intento estar en contacto con ella o con nadie que tenga relación con mi padre.
─Está bien, ella se ha estado preguntando si algún día vendrás a cenar con nosotros.
─No tengo tiempo.
Suspire.
─¿Siempre estaremos así? ─Pregunta algo cansado y oprimo una mueca.
─Me tengo que ir.
─Está bien.
─Buenas noches.
─Buenas noches.
Repite y después de colgar la llamada dejo mi celular sobre la mesa. Mis ojos se humedecen un poco y de pronto tengo ganas de llorar. Su pregunta se queda en mi cabeza, una parte de mi detesta ser dura con él mientras que la otra simplemente lo odia, no es fácil, aun hay cosas que no he podido perdonarle, cosas que aún me duelen.
Preparo la cena y mientras lo hago, me sirvo una copa de vino y pongo algo de música para bailar alrededor a modo de distracción, mamá fue la persona que me enseñó que la música era la mejor manera de distraerte cuando te sientes triste, creía que siempre existe una canción que describe exactamente como nos sentimos y escucharla es una manera de curar esa parte de nosotros que aún está herida.
Cuando termino de cocinar, como en el sofá mientras veo televisión, a lo mejor me hace ver como una persona holgazana comer en el sofá, pero vivo sola, nadie me está viendo y encuentro deprimente tener que comer en la mesa sola, en completo silencio. No es para mi.
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De algún modo, termino tomando una siesta en el sofá mientras veo televisión y cuando despierto, me doy cuenta de que ya es media noche, observo el plato sucio frente a mí. Limpiar siempre ha sido mi debilidad, me he vuelto una persona obsesiva con la limpieza en algún punto, no siempre fue de ese modo, sin embargo, limpiar se volvió mi escape para muchas cosas y por supuesto, los insectos, pero eso es algo diferente, siempre he estado asustada de los insectos desde que tenía más o menos quince, nunca fue un gran problema, mamá me ayudaba con ello, pero desde que murió, mi miedo a los infectos comenzó a crecer de nuevo y está vez de una mala manera.